FAHRENHEIT 9/11
Sobre esto último, mi percepciòn formal es que se trata de alguna manera de emplear en el cine una de las especies periodísticas más completas del género caracterizada por el factor investigativo. Todo reportaje periodístico se basa fundamentalmente en la investigaciòn y Farhenheit, asi como otros films parecidos son frutos de acuciosa labor invetigativa. Moore nos presenta un acontecimiento exahastivamente documentado. El periodista, en general, debe premunirse de todos los datos posibles que le permitan mostrar su trabajo con base objetiva, nada de presunciones, aunque estas pueden ser vàlidas cuando se trata de emplear el periodismo llamado interpretativo.
La habilidad de un periodista investigador radica en mostrar, de todo lo que ha cosechado, solo lo que sirva para corroborar sus asertos, pero además, no todo lo que ha tenido en manos sino lo más significativo. En este caso, Moore, presenta a Bush, que es el protagonista principal del film, provocando en el espectador todos los estados de animo posibles, ternura, admiraciòn, humor, compasiòn, pero también, asco y desprecio.
Un reportaje cinematogràfico puede competir con un reportaje escrito con cierta ventaja en vista de que su base expresiva es la imagen. Y ya lo dijeron los chinos, miles de años atrás, que una imagen vale más que cien palabras.
Desde el punto de vista periodístico, Farenheit, como “Allende” que tambièn se está dando en Lima, son excelentes muestras del valor que tienen un medio de comunicaciòn como es el cine, aspecto sobre cuyas enseñanzas, las Escuelas de Periodismo deben empezar a consolidarlas.
En lo que coresponde al presidente Bush, no obstante, Moore, ser norteamericano, lo presente desnuda su alma y sus mezquindades en toda su dimensiòn. Bush no tiene escapatoria, aparece arrinconado por la vindicta pública como un ser despeciable, como que desprecia la vida de seres absolutamente inocentes. Es un empleador de la muerte a la que envia a miles de kilòmetros de distancia de su país para segar vidas como se ve en el film y como ha sido siempre la cultura de la muerte.
En lo que se refiere al film como alegato contra la muerte, pocas palabras precisan para señalar que este es su fin principal. La muerte, final inexcusable de la vida, debe producirse como que se producirá por cualquier intermedio, menos por la mano del hombre mismo. Entre los mandamientos de la Ley de Dios hay uno que reza: No mataras. Posiblemente estuvo inspirado por el Dios de los cristianos después de haber creado El mismo un ejemplo crucial: el asesinato de Abel por su hermano Caín.
La muerte por mano ajena y peor aun cuando no es en defensa propia –un recurso jurìdico que podría ser explicado y hasta justificado- es detestable. Máxime cuando la muerte es masiva como sucede en una guerra. En el film se ve cómo las bombas soltadas sobre Bagdad y otras ciudades de Irak en la guerra de estos dias, causa la muerte de algunos soldados, pero más aun de niños, mujeres y viejos que nada tienen què hacer con los apetitos asesinos de los soldados de Mr. Bush. Tal vez, la guerra puede ser aceptada como un ùltimo recurso para zanjar algunos problemas entre los hombres, pero eso debe ser cuando todo, absolutamente todo medio pacíficio, se ha agotado. Boher nos presenta el caso de una mujer patriota que alaba las determinaciones de Bush y muestra su amor a los Estados Unidos su patria- enarbolando la bandera de las estrellas todos los días de su vida. Se precia de tener a sus hijos en el frente de guerra listos a defenderla con su vida. Hasta que un dia, un comando le avisa que disculpe, pero su hijo ha muerto en el frente de batalla. Entonces, toda la visiòn de la patria, pero sobre todo de la vida.- que tenía la dama, da un giro de 180 grados. Las mujer no puede creer que su hijo haya muerto. Entonces, viaja hasta la Casa Blanca a reclamar, lo único que ella quiere es que le devuelvan vivo a su hijo.
Peronalmente, yo tengo una imagen de la guerra que me marcó para siempreo, que nunca más podrè olvidar. Fue cuando una mañana, asistí al “trainning camp” de los guerrilleros palestinos que hacìan ejericio para pasarse al otro lado del rìo Jordan a hacerle la guerra a Israel.
Era un ejercicio con tiro real. Delante iba un pelotòn de voluntarios y detràs un capitan que les disparaba luego de una señal tras lo cual todos debìan tirarse a tierra hasta que la ráfaga cesara. Todo iba bien hasta un momento en que vimos que mientras todos los diez o quince que conformaban el pelotòn siguieron adelante, uno de ellos se sentó y luego cayó de espaldas agonizante. Cuando me acerqué junto con el capitán, quien disparaba, vimos que el guerrillero estaba mortalmente herido. Una esquirla de granada le habìa destrozado el bajo vientre. Tenía los intestinos sangrando, afuera, todo era un remolino de sangre. El guerrillero de unos 15 años tenía los ojos vueltos como pidiendole misericordia a Alá, su dios. Pero Alá, como el Dios de los cristianos y otros dioses, estaba preocupado en otros asuntos , no podía tender al muchacho.
El capitán me dijo que había que seguir, que informarìa a las patrullas sobre el caso, el muchacho ya habría ingresado al paraiso de Alá por haber muerto combatiendo a sus enemigos.
No pude evitar mi dseconsuelo; dejé caer mis làgrimas mientras gurdaba en mis bolsillos sus galones de soldado de la liberaciòn palestina.
En ese momento, juré escribir contra la guerra, que es la muerte, hasta el fin de mi vida.
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