EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Saturday, January 23, 2010

HAITI: DONDE EL VUDU ES UNA RELIGION

Publico la segunda de las crónicas escritas por mí hace varios años luego de visitar Haití. Las crónicas aparecieron en el diario El Comercio y posteriormente en mi libro “Testigo de su tiempo”, II Tomo. (Fondo de Cultura Económica, Carretera Picacho Ajusco 27, 14200, MEXICO D. F.)


HAITI:
DONDE EL VUDU ES UNA RELIGION


No fue fácil dar con Max Beauvoir. AUnque casi todo el mundo lo conoce en HaitÍ vive muy lejos de la ciudad, en la prolongación de la interminable Av. J.J. Dessalines, en una quinta medio misteriosa a la que se ingresa luego de transponer una reja de fierro. Lo que se diría una sala de recibo es una semicueva de piedras, una hornacina donde han colocado un machete. En sus tarjetas de visita Beauvoir le llama a su cuartel de operaciones: “Le Peristyle de Mariani”.
Me recibió una hermosa muchacha llamada Estelle, que es su hija. Ella me dijo muy adecuadamene que su padre estaba demasiado ocupado en esos dias y que le parecia imposible me concediera una entrevista.”Su tiempo está medido –me dijo- creo que no podrá recibirlo. Hice mil alegatos ante lo cual casi convencida me dijo “Sin embargo, regrese mañana a esta misma hora para que le diga que he hecho por usted”.
Cuando regresé, Estelle me anunció que al dia siguiente Max tendría mucho trabajo. La televisión alemana lo entrevistará hasta el medio día y en la tarde, daría una entrevista a la enviada especial de Le Figaró de Paris.
“Procuraré convencer a la periodista francesa para que le acepte entrar con ella a entrevistar a mi papá”. A las 4 de la tarde, la periodista francesa y yo nos encontramos en la sala de recibo de piedras y hornacinas con el machete. Comentamos lo raro del lugar, especulamos sobre la hechicería en Haití y una hora más tarde estábamos con Max Beauvoir.

Un hombre de corte moderno, robusto de unos 50 años de edad o más, pero sobre todo inteligente y realmene, una biblia del vudú. Nos informó que él habia heredado los conocimientos del vudú pero que los había perfeccionado sobre la base de la práctica y el estudio científico en Haití, Ghana, Africa.
Sus respuestas coincidian con las explicaciones que los estudiosos de la etnología le dan al vudú en su relación con la vida social haitiana. En efecto, dijo que el vudú es una religión popular nacida del sincretismo enre los diversos cultores del Africa tribal y de ciertas creencias y prácticas católicas aprendidas por los negros bajo el colonialismo francés. “Pero este fenómeno es ancestral y por lo tanto, no solo respetable como expresión cultural que se pierde en la noche de los tiempos, sino como recurso para sobrevivir su vida de abandono y de miseria ecónomica y social”, explicó.

-Los negros africanos vinieron a Haití hace 420 años, ¿puede sobrevivir ese tipo de simplicidad de religión primitiva?, pregunté yo.
Beauvoir exlicó que la vida de los negros en Haiti no ha sufrido grandes variantes en el terreno cultural. Puso algunos ejemplos sobre la presiòn que ejercen los cambios en sociedades como la europea. Explicó que en la Edad Media, la brujería era común en Francia, Italia, Inglaterra o Alemania, pero que ha desaparecido prácticamente ante el empuje de la industrializaciòn, electrificación, etc.

El etnólogo negro Ballard Philome recuerda a estudiosos como Duvalier (no el tirano) o Michelet, autor de una obra muy importante llamada “Hechicería” quien sostiene que esa práctica justamente, va de la mano con la pobreza, la ignorancia, la miseria de un grupo social ¿Por qué no justiticar en Haití la magia en las curaciones como una consecuencia del estado de subdesarrollo en que se encuentra el país?, reflexionó con su autopregunta el etnólogo.

Porque Haiti –lo sabe todo el mundo- es aun uno de los países más pobres de América. De cada 100 personas, 85 no saben leer ni escribir y solo hay 6 médicos para 10 mil personas. Recurrír a un médico es un superlujo. Una mañana me desperté con cólico biliar. Solicité un médico. Fue a examinarme y me recetó una inyección de antalgina. Solo por eso me cobró 30 dólares, que para un haitiano era una cantidad impagable, todo un mundo de dinero.,
El padre Aristide me diría después ¿Ve, usted?. Por eso, el pueblo se ve obligado a recurrir a los yerberos, a los hechiceros –“gougans”- le llaman ellos- para curar sus males. De lo contrario, Haiti habria sido diezmado por las enfermedades.

En su despacho, saturado de libros de ciencia antropológica, sociológica y hasta de filosofia, de cuadros con signos cabalisticos y surealistas, Beauvoir , con voz pausada y sin aspavientos de ultratumba nos explicó que el vudú es una religiòn. Le pedimos explicaciones.
El recurrió a definiciones conocidas como que toda religiòn precisa de tener un dogma, un culto, un código de moral y sacerdotes. “El vudú cumple con todos estos requisitos”, nos dijo Beauvoir y explicó largamente los detalles. Habló de sacerdotes a quienes se les llama “Houssis o Hourgans o Expediteurs”.
Nosotros los llamamos brujos, chamanes o simples curanderos.
-¿Son ellos los que curan o matan a las personas?

Corto aquí esta segunda crónica por ser muy larga e inserto lo siguiente revelado por Beauvoir:
Los “Expedicionarios” recurren a los venemos tradicionales y buscan formas más sutiles de llegar a los que han sido señalados para dar muerte. Me contaron sobre uno de ellos que intentaba matar a otro. Le obsequió un lápiz de labio a la esposa de la futura victima y esperó. La mujer se pintó los labios y cuando el marido la besó, el hombre cayó fulminado por el veneno. La mujer murió también entre estertores por haber ingerido parte del veneno.

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