SAN JUAN, 13 DE ENERO DE 1881
La tragedia el 79
42 SAN JUAN (13 de enero, como hoy)
Los chilenos, estuvieron bien informados sobre las características del terreno y de las defensas y, que el ejército contrario, en forma increíble, quedó dividido en dos escalones sin conexión entre ellos y con extensas líneas defensivas llenas de vacíos por donde era posible la infiltración de sus batallones, además, contando con el apoyo de su artillería naval, atacaron al amanecer del día 13 de enero de 1881 la primera línea de San Juan y, después de rotunda victoria, el día 15 siguieron la batalla dominando la segunda línea de resistencia en Miraflores. Batallas en las que por encima de la calidad del soldado y comando chileno, que no fue gran cosa, primaron los desaciertos, improvisaciones o impericia del Dictador Piérola quien, con su ignorancia en asuntos militares, envuelto en sus delirios de grandeza, dominado por su profunda desconfianza en los demás y que nadie hiciera cosa alguna que le permitiera sobresalir, deseó hacer y dirigirlo todo, por pequeño o secundario que fuera, pero que sólo él interviniera, dirigió las batallas, resultando un completo desastre en dos capítulos y un gran culpable: Piérola. Manuel González Prada escribió sobre la batalla de Miraflores en la obra ya citada "Guerra con Chile": (132)
"En esos momentos avanzaron hasta donde nosotros estábamos (Hacienda de la Calera de la Merced), tres batallones de reserva, que aún no habían roto los fuegos, y entre estos el que comandaba el señor Pomar. Nunca he visto mayor entusiasmo. Todos pedían entrar en el fuego. D. Nicolás de Piérola se negó a que entrasen en combate y les ordenó a que regresaran a sus anteriores posiciones. Esta orden fue recibida en medio de protestas. ..".
En la batalla de San Juan, se inculpó al coronel Suárez de no haber cumplido con su misión e incluso haberse retirado hasta Chorrillos, en lugar de hacerlo hasta el Morro Solar como le ordenó Iglesias, en donde reiteradamente se negó a entrar en combate pese a las órdenes que recibió de Piérola. Lo más que hizo fue permitir a su subalterno, coronel Recavarren para que entrara en acción en el Morro Solar en apoyo a las tropas de la Legión Peruana, siendo diezmados por el enemigo.
En los Documentos Inéditos de la obra ya citada, el No. 11, referente a la batalla de Lima, por su contenido merece ser trascrito íntegramente: (133)
"La batalla de San Juan se inició a las 4 a.m. del 13 de enero de 1881. Piérola en persona comunicó a las tropas la salida del enemigo de Lurín, hizo levantar a Iglesias que mandaba el ala derecha, y éste mandó que la Legión Peruana ocupase la media falda del Morro Solar, para que se viese libre de los fuegos de la escuadra. Con este mismo objeto hizo retroceder, de la línea de batalla las divisiones de Dávila y de Suárez; pero estos no se contentaron con cubrirse con el Morro Solar de la flota chilena sino que abandonaron sus puestos, dejaron un inmenso frente vacío, y en buen orden se retiraron hasta Miraflores, sin tomar parte en la lucha (Suárez lo hizo al local de la escuela de clases de Chorrillos. Este paréntesis es nuestro). Iglesias debía haber reparado la falta, haciendo bajar de la cumbre del morro a los batallones Ayacucho y Cajamarca, que allí había; pero se limitó a hacer alarde de su valor personal, exponiendo su reputación de militar y hasta su buen sentido. En tan mala disposición sucedió que el Batallón Legión Peruana se tuvo que batir contra toda la división Lynch que componía el ala izquierda del enemigo, fuerte de 4.000 hombres; el resultado ya puede suponerse.
En mi concepto la batalla de San Juan fue una fuga general por parte de nuestro ejército. Habiendo comenzado el combate a las 4 a.m., tres horas después , se veían jefes y oficiales huidos a mas de tres leguas del lugar de la acción. El mismo Piérola, a las 9 a.m., se vino de Chorrillos por la playa, con no pequeño peligro y subió por la escalinata de Barranco. A las 11 llegó a Vásquez, almorzó y se echó a dormir a las 12 m. Como a las dos de la tarde y media, pasó por mi reducto que estaba en Camacho. Había perdido el ánimo para los que le creían valiente; yo creo que no había nada".
La batalla de San Juan tuvo en Iglesias a su defensor, secundado por Cáceres y Recavarren que se batieron con entereza y valor pese a la superioridad aplastante del enemigo.
Aparte de lo ocurrido 13 en San Juan, sobre la batalla de Miraflores del día 15, se presenta en Anexo No. 39, los "Recuerdos del 15 de enero de 1881 (En un Reducto)", documento explicativo de lo acontecido.
En la obra de Caivano (137), hay una anotación sobre la parcialidad del Vaticano en esta infausta guerra a favor de Chile:
"En el periódico "El Mercurio" de Valparaíso del 18 de marzo de 1881, encontramos: "ROMA Y CHORRILLOS" — Por carta recibida de Roma con fecha 26 de enero, se sabe que en el mismo día 13 de aquel mes, en que tuvo lugar la batalla de Chorrillos (de San Juan: en Chorrillos no hubo batalla sino saqueo e incendio, mucho después de concluida la batalla en el Morro) los chilenos residentes en Roma habían conseguido una audiencia del Sumo Pontífice León XIII, en el Vaticano. . . Las señoras chilenas pidieron a su S.S que bendijese al ejército de Chile, y él lo hizo inmediatamente con mucha unción. Es un hecho muy singular, que el Papa estuviera bendiciendo en Roma aquel mismo ejército que en aquel día y en aquella hora combatía a las bases del Morro Solar.
Y nosotros decimos: el Papa bendecía al ejército chileno, desde su silla infalible del Vaticano, en el día y momento mismo en que aquel consumaba, con el estrago e incendio de Chorrillos, uno de los hechos mas inicuos y atroces que tenga que registrar la historia".
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