HAITI Y DIOS
HAITI:
DONDE DIOS ERA UN CONSUELO
Según referencias, el 90 por ciento del pueblo es católico, justamente, llegué el día en que se celebraba una fiesta religiosa muy grande: El Día de Dios.
Presencié por lo menos diez procesiones en toda la ciudad. Había que ver cuánta religiosidad, la gente acompañaba muy contrita a la Sagrada Hostia, que paseaba como no lo hace en otros países del mundo. En todos los hogares habían colocadas imagenes o se arrojaban pétalos de flores para homenajear el paso de Dios.
Haití es católico aunque eso nada tiene que ver con sus mágicas costumbres ancestrales, el vudú, una de sus más arraigadas manifestaciones culturales, tanto como el espeluznante misterio del zombismo, son prácticas nacionales. Algo de bueno debe darles el vudú, por ejemplo, dicen que quienes lo practican nunca roban ni cometen otras faltas o delitos porque saben que hay espíritus que los están espiando a control remoto, quienes podrían imponerles severos castigos.
LOS ZOMBIS
Esas prácticas fetichistas son muy comunes en Haití. Para tener una fuente digna de máxima credibilidad recurrí al más alto cultor del vudú y del zombismo: Max Beauvoir.
El me contó que dos días antes de la entrevista habían asesinado a 14 haitianos practicantes del vudú. Estaba muy preocupado por esa escalada de terror y afirmó que en tales circuntancias a estos no les quedaba sino armarse para repeler la agresión.
Una periodista del diario “Le Figaro” que estaba conmigo le preguntó a quiénes culpaba de esas muertes. Beauvoir contó que una turba había atacado su casa recientemente y señalo al padre salesiano Jean Bertrand Aristide como a la cabezxa de ese ataque.
Dos dias después el padre Aristide -que tiempo más tarde se convertiría en el Presidente de la República hasta cuando escribo estas páginas- me afirmó que tales acusaciones eran falsas. Rechazó de manera terminante las afirmaciones de Beauvoir. Inclusive reconoció al vudú como uno de los aspectos más valiosos de la cultura haitiana.
Los recients casos de asesinatos, los consideró como problemas de orden político. Dijo qe el pueblo había reconocido en los asesinatos, no a practicantes sinceros del vudú, sino a “macutos” o sea, a ex policías de Duvalier disfrazados de vuduistas. “Por eso los mataron” dijo. Aceptó al vudú de lo que tiene de positivo. “Estoy en contra –opinó- de sus aspectos negativos”, por ejemplo, todo tipo de maleficios y muertos gratuitos por envidia o venganza.
Ningún periodista que llega a Haití deja de interesarse por el vudú, ese compendio de magia y hechicerías que ha hecho de ese país un modo de vida y un atractivo turistico y científico de primera categoría. El máximo producto de estas prácticas vienen a ser los zombies, esas personas que caminan, comen, hablan, duerme, actúan pero que están como muertos. Es decir, ya no rsponden a sus propios deseos, sino a órdene de sus amos, como robots que se mueven a control remoto.
En Haití hay miles de especializados en vudú, pero el más representativo, la figura máxima del vudú hatitano, el “Papa del Vudu” es Max Beauvoir. A él había que entrevistar. Eso hice. tocine
HAITI
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