No es la primera vez que grupos de las denominadas “Barras Bravas” cometen hechos lindantes con el crimen. La historia local registra muchos actos no solo delictuosos sino peligrosos para la vida de cualquier mortal.
Cada vez que terminan de jugar sus partidos en especial, los conocidos equipos de la “U” y Alianza Lima, las barras de uno y otro equipo irrumpen en las calles aledañas, comparándose a hordas de salvajes que solo buscaran el crimen.
No se ha tardado mucho para que un grupo de barristas de la “U” cometa uno de esos hechos espeluznantes, un crimen de lo más despreciable registrado en la historia de Lima.
María Paola Vargas Ortiz era una muchachita de 24 años, muy hermosa. Siempre estuvo sonriente y según sus padres, era muy trabajadora. A esa edad y ya se desempeñaba como una contadora de suma habilidad.
Una tarde maldita, María Paola tomó una custer para movilizarse hacia su domicilio en los alrededores del paradero final de Ventanilla. Nunca se imaginó que instantes después subiría también una horda de barristas del equipo de la “U” vociferando y lanzando lemas de muerte.
María Paola pretendió descender del vehciulo. según ha declarado uno de los testigos de cargo, pero dos o tres barristas no la dejaron o en todo caso, uno de ellos apodado “Bolón” empujó despiadadamente fuera del vehículo a la muchachita de la eterna sonrisa.
Su muerte fue instantánea, según algunos testigos huraños mientras sobre sus padres caía un inmenso manto negro que nunca se disipará. Los padres de María Paola piden justicia y la justicia debe caerles a los responsbles, aunque la paz para los padres de María Paola no llegará jamás.
Casi nunca como ese crimen la comunidad local y aun en el Perú entero, ha sido tan repudiddo. Hay que darse cuenta que todos los días se cometen crimenes en Lima pero luego de asaltos para robar, crimenes cometidos por asesinos de oficio. Pero un crimen gratuito como el de María Paola no se ha presentado jamás.
La comunidad en su totalidad y las mismas autoridades pertinentes están de acuerdo en que una vez conocidos los criminales y juzgados, se les aplique las penas más duras hasta hoy conocidas para que sirvan como advertencia.
Pero, además, se está solicitando que de una vez por todas se legisle sobre las “Barras Bravas”. El deporte y sus aledaños son lo más sano que se se puede dar en una sociedad como la nuestra. Nunca puede estar lindando con el crimen como este caso sucedido a los barristas de la “U”. Eso espera el Perú, que este cimen que ha sido el más miserable de los cometidos en relación con el deporte, sea condenado y juzgado por la ley de la manera más dura y eficaz posible.
La imagen de María Paola Vargas de apenas 24 años de edad nunca será olvidado luego del crimen que se ha cometido con ella, pero además, ha surgido como del cielo, un beneficio que la va a señalar como buena y hermosa hasta el fin de los siglos.
María Paola ha dado cuatro de sus órganos vitales para cuatro personas que lo necesitaban y así seguir con vida. Sus padres, haciendo caso a este grandioso gesto de generosidad han dicho que este hecho calma de algún modo su dolor, saber que su hija sigue viviendo en cuatro personas a quienes la víctima no conoció jamás.
La sociedad no puede dejar de agradecer y bendecir a María Paola, justamente, cuando el Estado va a empezar una campaña para lograr que los peruanos donemos nuestros órganos, una vez muertos, para dar vida a los que lo necesitan.
Una muerte muy triste la de María Paola pero su resurección es divina.
Si fuera dable, deberíamos gritar a los cuatro vientos. ¡Viva, María Paola!.
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