GUERNIKA: 70 AÑOS

Si alguien pretendiera tener una idea histórica, clara y lúcida, aunque sintetizada, de cómo Guernika, una de las ciudades más viejas del país vasco fue bombardeada inmisericordemente por los nazifascistas durante la Guerra Civil Española, hace 70 años, debería leer el artículo del mismo título aparecido ayer en el diario La PRIMERA, firmado por el periodista César Hildebrandt.

El artículo contiene todos los datos precisos para comprender el pintor genial Pablo Picasso fue capaz de representar un momento dramático de la vida política europea, cuyo protagonista principal era España. Pero, por supuesto, la supervivencia de todos los pueblos de la región enfrentados entre dos situaciones políticas conocidas entonces como “Guerra Civil española” y fascismo.
Pero, a Hildebrandt no sólo se le ocurre traer al recuerdo las bestialidades bélicas desencadenas por el nazi fascismo recordando a Guernika, sino retrotrayendo las razones por las cuales ese movimiento arrasó a unas de las más viejas ciudades vascas.
Además, al periodista Hildebrandt se le ocurre recurrir al hecho de que tales bestialidades las sigue cometiendo el hombre, los grupos humanos, las autoridades de los pueblos más poderosos de la tierra, sin recibir los castigos necesarios. O sea, que no es preciso el nazi fascismo ni sus políticas malditas para que los pueblos de la tierra sean castigados con la destrucción y la muerte.
Critica severamente y con sarcasmo implacable, y en casi todos los casos con razón indiscutible, no solo el comportamiento de los poderosos cusantes directos de estos desastres, sino de los críticos sociales como son considerados los filósofos, escritores, poetas, pintores, periodistas, escultores o cualquier ser pensante.´
“Hoy, hay muchos Guernikas pero no hay un solo Picasso, los pintores de hoy no se ensucian con sangre ajena o próxima: están demasiado dedicados a decorar mansiones petroleras, museos inútiles y salones de directorio”.
Y agrega:“Los pintores de hoy, al igual que la mayoría de los escritores, no conocen la cólera ni frecuentan los juicios éticos sobre el mundo de mierda que unos llenan de colorinches y otras naderias aprobadas por alguna cetácea catalana”. (Una alusion que personalmente no descifró. A propósitio colecciono casi todos los artículos de Hildebrandt para solazarme en su estilo a menudo enriquecido por metáforas que yo supongo no entienden las mayorías de las clases BCy D por culpa del descuido estatal, pero que sea como sea terminan enriqueciéndonos)

En efecto, los artistas protestantes son contados con los dedos de la mano. William Rally pintó un cuadro feroz “”Kill lies all” para fustigar despiadadamente a Richard Nixon por el crimen de lesa humanidad cometido en la aldea de My Lay cuando la ignominiosa Guerrra del Vietnam.
Pero, Hildebrandt (nos) recrimina por qué ya pocos recuerdan (recordamos) que “Pablo Picasso pintó esa pesadilla y por qué esa pesadilla no es parte del pasado sino que es la que sueñan por obligación, los palestinos masacrados a fuego lento (por los israelíes), los iraníes ya a tiro del Dios que Bush dice amar”.
No olvidar que los malos malos de la película de los años 30 y 40 fueron Hitler y Mussolini (y Franco) y el de la actualidad es George W. Bush, “made in USA”.

Pablo Picasso, valenciano republicano, y comunista universal confeso antifranquista, le costó demasiado volcar en una tela de 349.3 metros de ancho por 776,6 de largo todo el dolor del mundo, pero también todo el repudio que le causaba la destrucciòn del hombre por el hombre en condiciones tan desiguales como el de esa guerra.
O como el de nuestras épocas, porque en las mismas condiciones bélicas iguales se están realizando los enfrentamientos, entre israelíes y palestinos, iraquíes y norteamericanos como nos lo recuerda Hildebrandt.
En su sorna contra el comportamiento actual de muchos de nosotros, Hildebrandt confirma: “Los escritores de hoy huyen de la realidad y se van a sacar una visa a la embajada norteamericana, los pintores de la evasión no es que desprecien “lo social” es que ni siguiera leerán el periódico. En medio de este autismo estético, impuesto por una derecha que ha vencido con sus paradigmas ante la complacencia arrastrada de los intelectuales, se yergue invicto y vigente, dramático y actualísimo, el Guernica de Pablo Picasso”.

César Hildebrandt sintetiza en su artículo de una página la historia de “Guernika”.uno de los cuadros pictóricos más famosos y significativos del mundo el cual ha vivido una odisea, desde cuando Picaso lo intuyó hasta cuando fue instalado en un salón del Museo Nacional Central de Arte Reina Sofía, Madrid.
Fue rescatado de los Estados Unidos después de ser exhibido en las salas más importantes del mundo, tantas veces que se ha prohibido se le vuelva tocar a tocar, la manipulación es su enemiga principal. Ahora está colocado detrás de un muro de cristal. Solo tocarlo tanto miles de veces, lo deterioró.

El cuadro “Guernika” es tan desesperante como son todas las guerras. El toro del cuadro mira con asombro humano increible lo que están pasado a su alrededor, al caballo desgarrado lo único que le falta es llorar, y los asombros agónicos y las heridas manarían sangre rojo-muerte si el cuadro no fuera blanco y negro.
“Pablo Picasso –termina Hildebrandt- tardará solo un mes en pintar el Guernika. La justa rabia, la santa rabia que él cree personal y pasajera, anecdótica y republicana confirnada a su solo corazón, será la rabia del mundo que merece ser llamado humano”.