EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Saturday, September 12, 2009

TESTIMONIOS DEL 11 DE SETIEMBRRE

Blanca Rosa Vilchez:
UN DIA EN EL INFIERNO

A las 8 de la mañana del 11 de setiembre de 2001, Blanca Rosa Vilchez caminaba por los alrededores del famoso World Trade Center de Nueva York. Había empezado su tarea, como corresponsal de Univisión en Nueva York, desde muy temprano. A las 8.46 de esa misma mañana, hablaba por teléfono con el secretario de Fernando Ferrer, candidato de fuerza a ocupar la alcaldía de Nueva York. Discutían la hora en que Ferrer debería recibirla para una entrevista exclusiva cuando las elecciones por la alcaldía de Nueva York estaban en su etapa más candente y definitiva.
El puertorriqueño Ferrer era una pieza clave en el ajedrez político nuevayorkino; era el más peligroso rival del poderosísimo Malcolm Blomberg. Por entonces, de ganar esas elecciones, Ferrer se habría convertido en el primer latinoamericano en ocupar tan alto cargo en la administración pública norteamericana.
De pronto, el secretario de Ferrer, al otro lado de la línea, empezó a balbucear. Blanca Rosa captó que algo raro estaba ocurriendo. "Espera, espera.., -escuchó un balbuceó-. No sé qué pasa... ¿Estoy soñando o me estoy volviendo loco...?. Dios mío, ¿qué ocurre?, exclamó atónito. Creo que me estoy volviendo loco...", arrastró sus frases como si se desmayara y colgó apruptamente el teléfono.
Blanca Rosa, maldiciendo la decortesía de su interlocutor, insistió pero todo fue inútil. En realidad, ignoraba qué estaba ocurriendo al otro lado de la línea.
El secretario de Ferrer había observado desde la ventana de su oficina muy cerca a las Torres Gemelas, que un avión había chocado contra una de ellas y eso ni él ni nadie lo podían creer.
La noticia verificada de inmediato cambió los planes de trabajo de Blanca Rosa. Consultó de inmediato con su sede en Miami, sobre qué hacer si se tratara de un acto de terrorismo, como se empezó a especular. Pero, en Miami, no tenían ni la menor idea de lo qué ocurría en Manhattan.
De pronto, toda forma de comunicación en el Worl Trade Center colapsó. Allí donde funcionaba los más sofisticados instrumentos de trasmisión local, nacionales e internacionales, no se se escuchaba nada.
Blanca Rosa se sintió como en una isla, entonces, tomó su propia iniciativa: abandonar la entrevista a Ferrer y cubrir lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
A partir de ese momento la hábil periodista peruana se convertía en un testigo de cargo del acto más espectacular en la historia mundial del terrorismo contemporáneo.
Ella empezó a vivir allí una especie de un día en el infierno.

Las imágenes, que presenció, primero llena de asombro, y después aún con lágrimas en los ojos, y lo que captó nítidamente su camarógrafo, superan todo tipo de película de terror. Ni los mejores directores ni los más maduros protagonistas ni la mejor técnica de trucos inventados hasta hoy por los genios de Hollywood, podrían equipararse jamás con lo sucedido ese fatídico día del setiembre negro norteamericano.

fRENTE a un grupo de sus compañeros de promoción sanmarquina de periodismo, y luego en uno de los escenarios del Centro Cultural "Ricardo Palma" de Miraflores, Blanca Rosa intentó describir con palabras las imágenes que registraron los instantes presenciados por todos los testigos de la catástrofe, pero, a pesar del profesionalismo de la periodista para narrar y describir ágilmente hechos de cualesquiera índoles, no pudo explicar mejor lo que vivió, no sólo el primer día en ese infierno, sino los días subsiguientes en los cuales apenas durmió unas horas.
"Miren, como se me escarapela el cuerpo" les decía a sus compañeros, cuando veía la pantalla chica y trataba de explicarles la forma y el fondo de la tragedia; se ve cómo el pánico arrasaba con las gentes en las calles aledañas y cómo muchos empleados o directivos que quedaron arriba acogotados por la muerte, se arrojaban desde el piso 70 de una de las Torres rumbo al vacío. A estos seres infortunados se les ve en los vídeos braceando y pataleando en el aire como si buscaran de donde asirse, aunque fuera un débil punto de apoyo; todos bajan como tratando de encontrar ya el piso con los pies, acelerando geométricamente la velocidad de su caída cuando lo único que se sabía era que antes de tocar el suelo ya estaban muertos.
Los videos mostrados por Blanca Rosa son escalofriantes y plantean diferentes lecturas cada cual según el cristal con la que se miren. Todo lo ocurrido desata una serie de interrogantes de naturaleza política, existencial, religiosa, etc. donde acaso, lo más terrible es comprender la fragilidad de la vida del hombre, su impotencia antes el empeño de la muerte.
En el "Ricardo Palma" una dama increpó la conducta de los que se arrojaron al vacío, porque consideraba al suicidio como un acto censurado por muchas confesiones religiosas. Blanca Rosa colaboró a descifrar el hecho así: "Respeto las ideas, pero, estamos convencidos de que quienes se arrojaron al vacío, prefirieron suicidarse antes que morir carbonizados. En los videos vimos cómo el fuego los acorralaba cada vez más, entonces, comprendimos que no les quedaba ninguna escapatoria. Sólo una alternativa para morir: o el fuego o el vacío". Realmente, una opción trágica y ni siquiera hamletiana.
También se discutió si lo más correcto era que el Estado norteamericano o Nueva York indemnizara a los familiares de las víctimas. Una dama preguntó: ¿Creen en los Estados Unidos que el dinero puede ser un consuelo, creen que si yo pierdo a mi marido me voy a conformar con recibir mil o un millón de dólares?.
Se discutió el hecho de la invulnerabilidad de aquel país. Lo de las Torres ha demostrado que ningún país de la tierra por muy poderoso que sea es invulnerable a actos de naturaleza terrorista. Y, más bien, se opinó que Estados Unidos, acaso está pagando todo los errores políticos que comete. No se fue muy lejos en la historia, se pensó en lo que hace ahora en Afganistán. Es cierto, que los terroristas no deben tener el perdón de Dios, pero los terroristas, actuán generalmente porque quieren cobrarse una deuda, lo hacen por venganza.
En Nueva York, en torno a esta tragedia, se discuten alternativas innumerables, algunas esenciales y otras anecdóticas. Por ejemplo, ¿qué construir sobre el lugar que ocuparon las torres: Un mausoleo, otras torres, un oratorio?. O no construir nada; eso se discute.
Otro tema: ¿Sólo los bomberos deben ser declarados héroes de esa trágica jornada?. ¿Y los empleados, los profesionales, hasta los porteros que también se inmolaron en sus puestos de trabajo, no merecen que se les honre con el heroismo?. En las Torres murieron más de 300 bomberos, pero también miles de gente civil. Los civiles reclaman reconocimiento a sus deudos.

Blanca Rosa trajo su propio video donde se la ve desesperada multiplicándose tratando de cubrir los ángulos más relievantes del trágico acontecimiento, y un video de la NBC filmada por dos jóvenes franceses de 24 y 26 años respectivamente, que ese día deberían registrar cómo actúan los bomberos en Nueva York. Uno de ellos filmaría desde afuera, y otro, desde adentro. El video conseguido por ambos periodistas -cuando ni soñaron lo que iba a suceder- es espectacular. Ambos no se movieron de sus puestos de combate y obtuvieron escenas que nadie más que ellos pudieron captar. Al atardecer, cada cual pensaba dónde podría estar su hermano. Cada cual averiguaba por su cuenta sin obtener respuestas precisas. Cuando se encuentran al atardecer, se abrazan y lloran durante un tiempo que la cámara ha eternizado.
Los videos, las largas explicaciones de Blanca Rosa, no alcanzaron a hacernos comprender, sin embargo, cómo pudo suceder esto, pero sobre todo, por qué tuvo que suceder.
He aquí el quid del asunto. Las Torres Gemelas pueden equipararse quizas a la Torre de Babel, es decir, a simbolizar el ansia de eternidad y de poder egoista del hombre hasta pretender rivalizar con el poder divino. En las Biblia se explica cómo se pensó construir una torre tan alta como el cielo, pero Dios, quiso castigar esa idea de soberbia y lo hizo cambiándoles su lengua. Cuando los progatonistas intentaron seguir construyendo la obra, ya no se pudieron entender. La obra quedó trunca.
Recuerdo haber visto los restos simbólicos de una Torre de Babel, un cono de barro realmente ridículo, en una provincia de Bagdad, cerca a donde según la Biblia, estuvo situado el paraíso.
Tal vez, Estados Unidos deba reflexionar aún más frente a ese hecho inédito. Es cierto que es el país más poderoso del mundo. Pero, ¿no será que ya no designios divinos sino humanos, le han querido decir que debe reflexionar sobre la soberbia y el uso, acaso, excesivo del poder?. Lo de las Torres, demostró eso sí de manera indudable que es un Estado donde existe un remaracable sentido de unidad o cohesión nacional. Inmediatamente después de la tragedia, todos los norteamericanos querían ayudar a los damnificados; muchos viajaron expresamente a cooperar con quienes luchaban para amenguar la catástrofe.
La respuesta a aquella pregunta sobre el poder la deben saber los terroristas excecrables, los americanos buenos, pero, también Blanca Rosa, en su calidad de excelente comunicadora social. Su respuesta la ampliará cuando regrese nuevamente a Lima. Entonces, conoceremos un punto de vista más cercano sobre los misterios de la conducta humana, de los norteamericanos y de sus designios.
Blanca Rosa Vilchez, periodista sanmarquina, baraja apreciaciones y conceptos políticos maduros y tiene gran sentido de los valores que distinguen al hombre de la bestia, es decir, del hombre irracional. Esperamos escuchar sus reflexiones cuando serene un poco más sus recuerdos y el asco o miedo al terror deje de escarapelarle el alma y la piel.

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