Presentación en el “Porras Barrenechea”.
UN RARO PAGO DE LETRAS
Pago de Letras – nombre del libro de Victor Hurtado Oviedo- guarda una relaciòn capaz de confundir a cualquiera; se cree que “pago” viene de pagar y “letras” de documentos bancarios. Lo lògico sería que “Pago de Letras” se refiriera a la cancelaciòn de deudas contraídas por Hurtado antes de salir del país. Pero, no es así. Parece que el autor del libro, usa “Pago” en referencia al peruanismo “lugar o territorio donde uno ha nacido o vive ahí”, etc., y “letras”, se refiere a literatura. Un intringulis, -disemia o doble sentido quevediano- empleado por el autor para desorientarnos deleitosamente, como es su costumbre.El caso es que dicho libro fue presentado por segunda vez en sociedad en el Instituto “Porras Barrenechea” con gran éxito de taquilla intelectual dada la calidad de los asistentes, la mayorìa amigos de Hurtado. Estos se regocijaron de que el hijo pródigo regresara a su pago después de más de 10 años de ausencia, y lo hiciera con su “pan (Pago de Letras) bajo el brazo”.
Muchos fueron los llamados pero pocos los que se dieron el lujo de escuchar los argumentos del poeta Marco Martos para darle la bienvenida a Victor y a su libro. Marco habló poco aunque lo suficiente para tasar su conocida calidad literaria y su sentido del humor y de la vida, un pedazo de prosa poética recitada y de improviso. Nadie le puede haber hecho un elogio más cabal y fraterno a Víctor, que Marco, quien en la contraportada del libro inserta una parte de su árbol genealógico: Hurtado- Cervantes; Hurtado- Borges; Hurtado-Ribeyro-Valdelomar- Monterroso- Cortázar- El Corregidor Mejía; Hurtado-Martha Hildebrandt- José Feliciano, Onetti y hasta Cansino, el de “la secreta sabiduría”
El otro presentador de la obra, César Lévano, por su parte leyó un poco advertidamente y otro poco “ad libitum”, como siempre, palabras cargadas de gran sentido humano más que de sabiduría. Contó anécdotas precisas de la vida en comùn y cotidiana y, por supuesto, referencias directas a las excelencias del libro y a la personalidad de Victor.
Escuchaban muy atentos sus amigos de palabras cruzadas en las redacciones, de periodismo épico: miraban y escuchaban con ojos y oidos del mundo todo lo que ocurría en el recinto; ahí anclados: Toño Cisneros con su perenne chompa roja de desfiles, Juan Gargurevich, Mito Tumi, Abelardo Oquendo, Agustin Haya y Humberto Damonte que hacía de líbero en la reunión, además de “pagador de ideas propìas y derechos ajenos”.
Por ahí andaba también Juan Acevedo, con su cuy inmortal en uno de sus bolsillos. Alguna vez, Victor lo criticó por caricaturizar a los políticos perdonándoles cosas. “Ni sus madres soportarían el reconocerlos de lo bellos que están con esas uñas educadas para el fisco”, de uñas largas, quería decir, en el fondo.
Victor leyó un artículo que, claro, no podrán ya aparecer en Marka ni en el Diario de Marka ni en Caballo Rojo que él ayudaba a editar con sus maniáticos ensayos en vez de informaciones periodísticas, pero sí han de aparecer al siguiente día, en primera página, en el corazón de todos los que estuvieron en la velada.
Todo rescatable por la humildad con que lo dijo Victor, todo preciso y grato, como lo relacionado con don Raul Porras Barrenechea y sus excelencias notariales. (Digo don Raul y no el doctor Porras, porque doctor ahora es cualquiera, pero don, -como era antes-, muy raro).“Imaginemos un triàngulo en forma de piràmide (y los periodistas recodamos lo de la piràmide invertida). Esta, del lenguaje, tiene tres pisos”, dijo repentinamente el ensayista Hurtado.. “El inferior es el lenguaje normal, coloquial con el que compramos pan. El segundo es el retórico, el que pretende agradar al lector con figuras literarias; y el tercer piso, el ápice del triàngulo y del lenguaje, es la poesía. La poesía es indefinible y mejor dejarlo así. La poesía no se fabrica, ocurre. Nace como una casualidad y en cualquier parte”, planteó, más o menos, el hijo pródigo. Fue una disquisiciòn soberana, un argumento sólido; fue como una tesis suficiente para tentar el bachillerato de escritor, bachillerato que él rechaza. (adrede he hecho anadiplosis para”epater a le bourgois”),
Tal vez el lenguaje del futuro tenga que lindar con lo poético, ahora que los futuristas pronostican un “Farenheit14” de los libros y los periódicos. Algunos están diciendo por ahí que solo lo bien escrito o deleitoso va a perdurar. O sea, lo póetico, lo que han escrito o escriben aún algunas gentes como Victor Hurtado Oviedo, pues.“Yo no soy escritor, -se amargó finalmente el expositor-, “pero me gustaria romper una breve lanza por un oficio que siento más afin: la lectura. La profesiòn del lector puede ser tan laboriosa como la del escritor aunque siempre será más secreta”, dijo.
Por razones explicables, Jorge Puccinelli no asitiò a la ceremonia y, Victor, como todos nosotros, lo extrañamos. Solo estaba el maestro Porras, al óleo, enmarcado, eterno. Don Raul, desde su retrato, a los cincuenta años de su vida, nos miraba a todos y en especial a sus discípulos con cierto mohín de orgullo aprobatorio, indisimulable regocijo.
Al final, Victor empezó a autógrafiar sus libros, oportunidad para comprobar que mientras muchos de nosotros hemos cambiado irremediablemente, él sigue siendo fiel a su ritmo cardíaco. Como en los tiempos del cólera y de Marka él sigue siendo zurdo porque los autógrafos no los firmaba con la mano derecha, sino con la izquierda.
1 Comments:
Qué ironía más exacta la de "los pobres no son el problema sino la soluciòn". Será muy difícil que alguna vez, ese significado se revierta. Por ahi essuché decir a un científico que el egoismo o la mezquindad humana es genética. Si fuera asi, habrá que esperar que los científicos nos cambien los genes para que nos modifiquen ser solo altruistas, aunque asi este mundo no sería mundo . saludos. MJO
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