El hombre, variaciones
TERRORISMO, NUNCA MÁS
El terrorismo debe ser proscrito de sobre la faz de la tierra. Porque sea de izquierda o de derecha, nunca tendrá justificación. Sin embargo, todos los días el terror se apodera de los hombres en cualquier lugar del mundo. En el Perú, hay indicios de que esta plaga mortífera pretende asomar nuevamente sus mil cabezas con el fin artero de desestabilizar aún más a muestro pobre país.
Hace exactamente 25 años, estuve en Bilbao donde presencié algunos episodios relacionados con actos de terrorismo que pretendo recordarlos aquí:
Conversaba en el tren que nos traía de Irún, en la frontera del país vasco, con el Ing. Florencio Hierro, sobre el secuestro de José María Bryan, ingeniero de la Central Nuclear de Lemóniz, por la organización de la ETA-militar, acto que a ambos nos parecía repudiable. A la cabeza de Bryan, los terroristas le habían puesto un precio: un disparo mortal.
“ETA no puede cometer un crimen tan alevoso como ese”, decía Hierro, vasco de nacimiento y conocedor de los problemas creados por la construcción de centrales nucleares en la región. Pero, ETA no puede poner en la picota la vida de un hombre que no tiene nada que ver con la política de las construcciones nucleares que corresponden solo al Estado español”.
Sin embargo, ese mismo día de la conversación a las 9 de la noche, ETA-militar descerrajó el tiro mortal anunciado, en la nuca de Bryan.
Ninguno de los asesinatos reivindicados por la organización terrorista vasca fue más repudiada como ese. “Pura canalla” fue la indignada nota de uno de los más prestigiosos diarios madrileños cuando se supo el final de Bryan. “Ni las movilizaciones populares ni las llamadas de hombres de tan probado vasquismo, como el escultor Chillida, ni los intentos de mediación han bastado. Nada probablemente bastará para detener a estos ruines etarras que arrojan barro y sangre a diario sobre la historia vasca, sobre el pueblo vasco, sobre la causa vasca. Y llaman a revancha vengativa de los otros asesinos de la otra antiEspaña. Ahora vendrán las explicaciones y los comunicados. No hay explicación posible a tanto horror. ETA ha terminado siendo pura canalla” comentó Hierro.
Increíble, pero ese mismo día había estado en el país vasco el rey Juan Carlos y la reina Sofía en visita que fue calificada de dramática porque ponía de relieve el coraje del rey al tomar el toro por las astas. En el Parlamento vasco, la casa de Juntas del histórico Guernica, el rey fue interrumpido por 30 miembros del Herri Batasuna, frente político de ETA, quienes fueron desalojados por la misma policía vasca. Pero, el rey no perdió la serenidad y espero que la interrupción terminara para poner fin a su mensaje
Posiblemente el rey, sabedor del caso de Bryan, ignoraba que cuando estaría llegando a su palacio, el joven profesional yacía en medio de unos matorrales, sellada su boca con esparadrapo, las manos atadas atrás y el tiro mortal que le había destrozado el maxilar superior.
“Esta furia debe ser erradicada porque es más execrable que cualquier otro tipo de muerte”, declaraba, por ejemplo, el presidente del país vasco.
La muerte de Bryan hizo llorar a España y el pueblo vasco decretó un día de huelga general en protesta por el asesinato. Ese mismo pueblo decretó otro día de huelga cuando un etarra murió intempestivamente, después de nueve días de interrogatorio en la Intendencia de Puerta del Sol.
“Las actividades de ETA-militar basadas en actos de terrorismo constituyen uno de problemas políticos más dramáticos de España”, escribí en esos días cuando todavía ni se soñaba que el terrorismo internacional iba a superar las atrocidades del terrorismo interno, como lo ocurrido al comienzo del año 2003 en Madrid.
Estuve, pues, en el país vasco hace 25 años- para enterarme de algunas de las actividades de los etarras. Fui a Hendaya en la frontera hispano-francesa, pensando que podía llegar al entierro de José Marías Sagardía, muerto al explosionar una bomba que sus enemigos habían colocado en su automóviel. Sagardía, del comando del ETA, estaba desde 1975, refugiado en Biarritz en lo que se tiene como el país vasco-francés.
La muerte de Sagardía era la quinta que se cometía con miembros de la ETA. La primera fue la muerte de José María Beñarán, en diciembre de 1978. A éste, también le pusieron una bomba de goma que lo hizo volar en pedazos. ¿Quién los mata en país extraño?. Se afirmaba que eran miembros de la vieja organización terrorista denominada OAS. Según Hierro, por cada etarra que hacían desaparecer recibía un millón de pesetas de entonces. Sagardía murió a los pocos días de explotar una bomba colocada en un bar de Hendaya, que causó la muerte de dos franceses más y muchos heridos.
El país vasco y Ubil, lugar de nacimiento de Sagardía, pusieron la bandera a media asta y a su entierro asistieron unos 30 mil vascos. Allí se clamó porque cesaran ya los actos de terrorismo. Pero, el clamor fue vano, todos los días se cometían actos de terrorismo. Estos se desencadenaban como si estuvieran programados electrónicamente.
Fui a Vitoria, donde funciona el gobierno del país vasco. Quería entrevistar a Carlos Garaokoetxea, presidente, pero no estaba. Se había ido a Estela al entierro de don Manuel Irujo, histórico dirigente del Partido Nacionalista Vasco que propugnaba la conquista de la autonomía, sin apelar a la violencia. Los periódicos locales trataban a Irujo de “mítica figura del nacionalismo vasco”. Entonces fui a Estela.
Esta es una ciudad pequeña pero pujante, como son todas las ciudades del Euskadi, una de las regiones industrializadas más poderosas de España. Irujo, en 1936, en plena Guerra Civil Española, fue llamado por LargoCaballero para formar parte de su gabinete en representación el PNV. En 1937, Manuel Azaña, lo nombró ministro de Justicia hasta que se exilió en Londres donde firmó el Consejo Nacional Vasco.
En Estela se dieron cita miles de vasos para despedir a Irujo. Una banda folclórica de “txistularis”, gaitas y tambores regionales tocaban una canción local y creo que el Himno Nacional del país vasco, el “Agur Haunak”, mientras la gente se arremolinaba en las estrechas calles de la ciudad a ver el paso de los restos de Irujo. Entre estas personalidades iba Garaokoetxea a quien, dadas estas circunstancias, no me fue posible entrevistar.
Triste episodio
El episodio de la muerte del Ing. Bryan sacudió –como dije-, tremendamente a España dada su brutalidad e ineficacia. La muerte de ese profesional nada tenía que hacer con la política nuclear que mantenía el Estado español. Las dos centrales de Lémoniz y Viscaya se construían aún cuando había protestas populares de envergadura.
Como editorializó El País, el intento de la ETA-militar de imponer por la fuerza la demolición de Lémoniz nada tenía que ver con los movimientos ecologistas y antinucleares que buscaban un modelo diferente de sociedad y cuyos puntos de vista, aunque discutibles o exagerados, eran respetables y merecedores de atención. Pero, ETA, - como decía un funcionario español -, sólo sabe discutir los problemas a punto de metralla. O de disparos mortales como el que liquidó al desdichado Bryan.
Terrorismo, nunca más
Los estados, como el nuestro, tienen que desarrollar campañas permanentes y tender cercos eficaces para acabar con el terrorismo. Claro que el problema es sumamente complejo porque no solo es policial o militar, abarca otros campos: educativos, sociales, económicos, etc. Pero, hay que arar mar y tierra para evitar más S-11, M-11 y todo lo que pueda suceder en cualquier rincón del mundo, como en la selva peruana donde embocadas terroristas asesinan a soldados enhiestos y hombres de buena voluntad.
1 Comments:
mucho juntar letras sobre la central de lemoiz y babosear en torno a la visita del rey para luego no decir que el pueblo de lemoiz y bizkaia entera estaba en contra de esa central nuclear, gracias por descubrirse como el lacayo y siervo del poder fascista y monarquico que usted es.
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