“EL SHOW DE FUJIMORI”
La variación de los titulares es poco notable. Emplean nombres o adjetivos merecedores y otros que no lo merecen porque todavía los delitos del reo no están debidamente comprobados, el fiscal, los jueces están tratando de hacerlo.
Pero la radio, la televisión y el periodismo escrito compiten a ver quien acierta más con sus disparos, quien da más satisfacción vulgar lema básico del periodismo “chicha”. A Alberto Fujimori se le titula como dictador, asesino, depredador, corrupto, miserable, ladrón, criminal, violador de los DD. HH:, autócrata, nipón, entre otros calificativos.
En mi vida profesional, pocas veces he visto tanta competencia y tanta ira contra un político de ese nivel. Es cierto que Fujimori merece castigo a los delitos que ha cometido, -solo uno comprobado aún-, pero los medios se ensañan en su caso.
Y digo, se ensañan no porque le tenga conmiseración. Yo siento el mismo asco que todos los que sabemos los delitos que se supone cometió, pero que se espera que la JUSTICIA los confirme. Y pongo justicia con mayúsculas porque debía ser con minúsculas. Todos sabemos que el Poder Judicial es uno de los Poderes del Estado que más renguea en este Estado de Derecho aunque no se quedan atrás el Ejecutivo ni el Legislativo. Eso lo saben tanto los de arriba como los de abajo.
Los jueces, salvo excepciones, son coimeros profesionales. Los reporteros de los medios les arman corralitos y los sorprenden con las manos en la masa embarrándose en billetes de mil soles, aunque hay otros que rifan millones hasta en cuentas cifradas, Claro que no todos son coimeros, según la prensa.
Los que juzgan a Fujimori se amargaron el primer día del juicio porque éste se hizo una defensa exaltada, y ¿qué quería el juez que hablara en voz baja como si se estuviera confesando?. Hay que darse cuenta de que para Fujimori, todo lo que se le acusa es irrazonable, para él, es inocente de todo lo que se le juzga. Y esto podría pasar con cualquiera de nosotros que comete un delito o un crimen. Si somos inocentes rasgaríamos el cielo con nuestra protesta de inocencia, de lo contrario haríamos un papel de cínicos, no tendríamos la razón.
Hoy, la gente se pregunta por qué al segundo día no se exaltó ni gritó ni obligó a que le subiera la presión. Fácil colegir, porque se encontró culpable de los que lo acusaba el juez y entonces, soportó la sentencia y acató los 7 años con los que lo ha castigado la Justicia.
Yo solo he conversado dos palabras con Fujimori en mi vida, cuando todavía no se había ni siquiera indicios factibles de haber estado metido en tanta corrupción. Una vez que se descubrió el video Kouri-Montesinos, entonces, mi criterio sobe la conducta de Fujimori se fue por los suelos, sentí tanto asco que hasta lo escribí en artículo .
Pero nunca dejé de recordar el momento supremo en el que estuve presente cuando se firmó la paz con el Ecuador, ni luego de liberar a los rehenes en la Embajada de Japón, una acción de estrategia militar que fue alabada por el mundo entero; ni cuando, de una manera u otra, terminó con el terrorismo.
A propósito, conozco a cientos de personas cuyos parientes murieron a manos de los terroristas que no están presentes en las salas del juicio. Por ejemplo, tengo un amigo de Colegio, cuyo hijo se recibió como alférez de marina. Celebramos su fiesta de graduación, al siguiente mes lo enviaron a Aucayayu a luchar contra los subversivos y dos días después lo mataron a balazos, le llenaron la cabeza de balas.
Y nunca jamás se pudo ubicar a los terroristas porque justamente, esa es la táctica de matar procurando nunca ser ubicables.
Conocí a tres estudiantes de San Marcos. Cuando en la casa de uno de ellos se preparaban para un examen, les cayó la policía Entre ellos, con toda seguridad, estaba un terrorista que acababa de matar a un oficial. En la cárcel los tres alegaron inocencia. Los jueces sin rostros los condenaron a 30 años de cárcel. Cuatro años después, gracias al padre Lanssisers, uno de los tres –era mujer- declaró que ella era la asesina. Entonces, ella siguió pagando su condena mientras los otros dos fueron liberados.
De estas historias hay miles tan semejantes como las de La Cantuta y otros matanzas solo que del otro lado. Sin embargo, hasta este momento hay más de 3 mil terroristas liberados por los jueces con rostro, que se pasean por todo el país y de vez en cuando asesinan a los policías inanes en los territorios de Aucayacu.
La guerra del terrorismo es una guerra demasiado cruenta porque no se sabe quien dispara el tiro mortal. Entonces, la policía o el ejército disparaba y ahora es juzgado por haber faltado a los derechos humanos o cometido crímenes de lesa humanidad.
Yo estoy en contra del ex presidente Alberto Fujimori por todos los delitos que la JUSTICIA los llegue a comprobar y además, por traición a la Patria; y espero que esa justicia con mayúsculas, lo condene, pero evitando cooperar al “Show de Fujimori” que me parece un poco denigrante para una sociedad civil como la nuestra haciéndole el juego a los delitos por él cometidos.
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