EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

My Photo
Name:
Location: Lima, Lima, Peru

Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Wednesday, April 29, 2009

CARTA A LA SEÑORA BACHELET

ESTÁ CIRCULANDO PÚBLICAMENTE la siguiente carta enviada a Michelle Bachelet por el escritor y periodista chileno ROBERTO AMPUERO, autor de "Nuestros Años Verde Olivo", que vivió en Cuba durante el Gobierno de Pinochet. Está escrita a raíz de la reciente visita oficial que hiciera la Presidenta chilena a La Habana, donde Castro la fustigó por la mediterraneidad de Bolivia.
Yo lei ese libro y lo recomiendo por muy interesante ... ya que cuenta la verdad de Cuba, por un hombre de izquierda.


Excelentísima Presidenta:

En la carta pública que le dirigí a Ud. por este medio antes que iniciara su periplo a La Habana, le advertí
que cuando un demócrata abraza a un tirano, el demócrata siempre termina con el poncho manchado.
Es lamentable para la imagen de nuestro país que Ud., máximo representante de la nación, en Cuba haya
terminado efectivamente con su traje manchado y sufrido una afrenta de parte de Fidel Castro que
pasará a encabezar la sección "bochornos presidenciales" del libro de Guinness.

El papelazo que el oficialmente "máximo líder de la revolución" la hizo pasar con el tema de la salida al mar
para Bolivia me embarga de profunda frustración, pero no me sorprende. Se lo digo porque yo
conocí el sistema y la forma en que Fidel Castro maneja la isla. Viví allá y conocí el socialismo real desde la
perspectiva de la nomenclatura y como joven sin techo ni libreta de racionamiento. Su visita me sugiere a mí
que Ud. nunca entendió lo que era el socialismo real, menos el cubano. De haberlo hecho, Ud. debió haber sabido
dos cosas esenciales antes de aterrizar en la isla. Una , que el régimen cubano odia a Chile por su historia y porque
es modelo esperanzador que proyecta en el mundo por su recuperación de la democracia y logros
económicos. Otra, que Fidel Castro sólo respeta a quien no se pliega a sus dictados, a quien osa oponerse a él;
que el resto no cuenta para él, pues son sólo o sus compañeros de ruta o bien despreciables
subordinados. Es la lógica propia de todo dictador.

Por esto sentí vergüenza ajena cuando este jueves la vi salir trotando, emocionada, olvidando el homenaje a Salvador
Allende y a la colonia chilena allí reunida, porque Fidel Castro -que en estos meses no debe tener mucha agenda, que
digamos- la había mandado a buscar para que se apersonara en una de sus residencias. Nunca imaginé que
iba a ver a un Mandatario chileno corriendo enfervorizado y agitado por ver a un dictador. Le confieso que hubiese esperado,
por respeto al cargo que usted ejerce, una actitud de estadista, más decorosa,quizá s pausada y acorde con su investidura.
No era además que Ud.estuviese atrasada, porque el encuentro estaba pactado para el día siguiente. Y fue así como Ud. dejó
la ceremonia como si se hubiese producido una tragedia en Chile o hubiesen detectado una bomba en el
sitio, sin explicar siquiera a los compatriotas por qué salía con tanta premura. También sorprende que Ud. se haya subido
a la caravana del Presidente anfitrión, zafándose de su propia seguridad, y haya permanecido por hora y media, ingenuamente
e inundada de admiración,en un lugar secreto con el hombre que después le clavó el puñal por la espalda con la declaración sobre Bolivia.

Usted debiera saber, Presidenta, que cada uno de sus gestos, así como su trotecito y semblante emocionado por la perspectiva de ver al líder
quedaron registrados para los funcionarios cubanos y fueron útiles a la hora de calibrar su estado de ánimo. Como Fidel Castro ya tenía
conocimiento de su obsesivo interés por verlo a la hora que él dispusiera y se enteró después de su ansiedad gracias a su, a mi
juicio, poca presidencial retirada del homenaje a Allende, se la echó en el bolsillo de la forma en que todos vimos con azoro. Ud. olvidó
que él lleva 50 años en el poder, y para eso hay que ser además astuto. Lo inquietante es que las reflexiones de ayer de Castro
demuestran que a Ud. ya la ve como un cadáver político.. La sacrifica sin asco y revela al mundo la sensible conversación que Uds. habían
sostenido, y que Ud. había callado ante los chilenos. Él no cree en la Concertación, Presidenta; su alternativa para Cuba y el mundo es otra.
Ahora Ud. lo sabe. De pasadita, seguramente tras impartirle una cátedra de 90 minutos sobre la industria vitivinícola y el cobre
chilenos, se sentó en nuestra historia, ridiculizó a nuestros héroes y sembró la cizaña en Chile nuevamente. ¿Le sorprende? A mí no. Yo viví
en ese sistema, lo conozco y lo temo.

Ahora me queda claro, gracias a las reflexiones del comandante, que Ud. ni mencionó el tema de los derechos humanos en la isla, pero sí
tuvo Ud. que escuchar su perorata antichilena y pro boliviana. Permítame señalarle el otro asunto que sé por mi experiencia en la
isla: para los Castro, Chile es un país insoportable porque transitó de una dictadura a una democracia con estabilidad y prosperidad, y es
hoy el gran símbolo -no Cuba- de la esperanza de libertad y prosperidad de millones en el mundo del Sur. En 1973, Chile y Cuba
tenían exportaciones similares, Cuba estaba en el auge de la exportación de guerrillas y Chile enfrentó una crisis que lo condujo a
una dictadura. Hoy las diferencias son evidentes. Cuba hoy ya no es ejemplo ni símbolo de nada positivo. Chile sí lo es. Y eso es una
espina diaria para los Castro. Ellos, que sí necesitan inversiones de Chile, no le perdonan a la izquierda, Ud. incluida, que haya
co-administrado por casi 20 años un modelo neoliberal que nació de Augusto Pinochet, el peor enemigo de Castro en el continente, odio por
cierto mutuo entre dos dictadores de signo diferente. Que Fidel Castro no sólo le diera una mano en La Habana, sino también esa sorpresa, era
imaginable. Entre lo que representa Ud., una izquierda de corte neoliberal en los hechos, aunque de corte revolucionario en la
retórica, y el Evo Morales de una Bolivia indígena y pobre, subvencionada por Hugo Chávez, para Castro no hay dónde perderse.

Y el jueves por la noche, Presidenta, cuando Ud. aún ignoraba la sorpresa que Fidel Castro le preparaba, se dejó fotografiar en la
Feria del Libro habanera con un Raúl Castro que sostiene mi novela,"Nuestros años verde olivo", en sus manos. Esto fue posible porque un
stand chileno se atrevió a llevar copias de ese libro censurado en Cuba. En otra "jugadita" castrista, la Presidenta chilena contribuye a
crear la imagen de que mi novela -así como las de centenares de autores cubanos y de la cultura mundial hoy censuradas en esa isla-
puede circular libremente en Cuba. Usted, que conoció Alemania Oriental y otros países comunistas, sabe bien que allí no circulan
libros críticos al régimen.

Pero lo que son las cosas, Presidenta: ahora también Ud. enfrenta una situación difícil con la sorpresa que le deparó Fidel Castro y, al
igual que yo, saboreará lo que es una dictadura. Nada de lo que Ud. diga con respecto a la forma en que le mancharon el traje, ni siquiera
su rostro decepcionado ni el debate que estalló en Chile, aparecerán en medio cubano alguno. Pero tal vez un día, cuando haya democracia en
Cuba, yo podré ir a la Feria del Libro de La Habana a presentar esa novela hoy censurada en la isla y revelar cómo Fidel Castro violó el
acuerdo de que la conversación con Ud. sería privada, y la zambulló de lleno en el peor bochorno presidencial de estos últimos veinte años.

Es increíble, señora Presidenta, que Fidel Castro le haya enrostrado a Ud. una supuesta injusticia ocurrida hace 130 años, y Ud. no fuese
capaz de enrostrarle una injusticia que ocurre ante sus ojos.

Roberto Ampuero

0 Comments:

Post a Comment

<< Home