La televisiòn: El drama y la comedia
El Perú es un país de rudos contrastes. Aunque no solo el Perú, todos los países eufemísticamente llamados “en vías de desarrollo”, muestran a cada rato el drama y la comedia cotidianos y brutales, por lo general, a través de los programas de televisión.
Los descerebrados
En un programa te presentan un pequeño mundo con veintitantos niños descerebrados o con enfermedades irreversibles, pero, además muy pobres. Viven de la caridad y son atendidos por uno o dos aspirantes a santos que los atienden día y noche hasta que vencidos por la necesidad, expiran. En estos días, una niña sufría de deficiencia renal y debía hacerse una diálesis tres veces por semana. Pero el hospicio del Padre Martinho no tenía 120 soles para pagar cada diálesis. Entonces, la niña, simplemente, se muriò como se mueren todos los demás, por encima del SIS, de los sueldos de los congresistas, del INABIF y de todas la siglas aparentemente destinadas a cuidar la salud. En el Perú hay mucha pobreza a la que le fascina cebarse en los niños. Y, ¿por qué en los niños?. Vaya uno a saber. A estos los coge y los masacra. En el pobre hospicio del pobre padre Martinho (teléfonos 564-6109 y 9711-8061) los pobres niños descerebrados o con síndrome de Down viven porque dicen Dios es peruano. Uno ve el programa y llama por telefono y al otro lado de la línea, una voz bendice la solidaridad. Mañana, habrá para comprar más pan aunque no alcanzará para pagar una sesiòn de diálesis. Los niños con enfermedades renales se moriràn irremediablemente pasado mañana y entonces, uno reniega y no cree que Dios sea peruano.
H Odiosas
Recuerdas y comparas. Temprano viste el programa presentado por unas hermosas muchachas que todos los días se revuelven en futilezas. Discuten con sus invitados de espaldas al país o mejor dicho, hablan sobre sus cosas, aquellas que le son propias desde que nacieron y lo serán hasta que mueran: solo frivolidades. Están en su salsa; y hablando de salsas, de pronto interviene un cocinero de los que ahora son parte ineludible del sketch. Con sus trajes blancos impecables manejan cuchillos, sartenes, aceites y carnes rojas o pescados blancos. Te explican cómo debes cortar el atún y cómo debes cortar el ajì y como escurrir el limòn, cuidado, no vaya a caer una gota más porque malogras el plato. Hay que meterlo al horno solo 10 minutos y luego servirlo y beber vino, pero ese no, tiene que ser el vino tal o cual o, finalmente, champán, esto sería ideal, mejor si lo sientas con champán. En ese mismo momento, las madres de familia en las barriadas que rodean a la gran ciudad capital no tendrán nada para filetear ni para meter en el horno ni para sentar con champán. Sencillamente, hoy no almorzarán ni ellas ni sus hijos porque el marido que no tiene trabajo, tampoco hoy pudo reunir para un kilo de fideos. Uno se pregunta, a qué clase social estuvo dirigido ese programa económico. Ah, claro, la respuesta es: a la Clase A(dinerada)
Entonces, a las grandes mayorías no les queda sino exclamar: ¡Provecho!. Porque el Perú es una tierra de contrastes.
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