EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Location: Lima, Lima, Peru

Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Saturday, February 05, 2005

Rio: El Carnaval mais famoso do mundo

Varias veces estuve en Rio de Janeiro durante los días del Carnaval “mais famoso do mundo”. Desde cuando no se había construido el llamado “Sambódromo” donde ahora se realizan los desfiles más espectaculares de carnestolendas. Lo siguiente es parte de una crónica que escribí tratanto de mostrar el drama y la comedia, la luz y la sombra, la alegria y el dolor, la belleza y la fealdad, es decir, los dos lados de la moneda de la vida del hombre y del mundo (MJO).

La morena de Tijuca
El día principal de la fiesta de carnaval, salí al centro de la ciudad.
Enfoqué mi atención en lo siguiente: una muchacha, bailarina desinhibda, parte de la Escuela de Samba “Imperio da Tijuca”, que debía tener unos 20 años y era alta, tal vez un metro 80, hermosa y escultural. Todo lo que llevaba encima era un sombrero estilizado de plumas verde-claro, se cubría los senos solamente con dos pétalos de rosa y llevaba una especie de tanga con incrustaciones doradas y unos cordones leves que le circundaban las caderas. Tenía las piernas poderosas y llevaba zapatos blancos de taco alto. Venía danzando al són de los diablos del samba, iba de izquierda a derecha, se perdía en el tumulto, volvía a sobresalir.
Ella se abría paso por entre sus 20 compañeras de baile que vestían igual. Yo la veía con los ojos deslumbrados y mórbidos. Veía cómo el sudor le resbalaba por la piel como si estuviera saliendo del mar. En cada gota de sudor se quebraba la luz del sol, mientras movía sus poderosas caderas como la iniciación de un terremoto. La muchacha era un espectáculo. Yo apunté la cámara, primero a diez metros, luego a cinco, cuando de pronto me vi sólo a un metro de su cuerpo. Disparé antes de que la imagen se descompusiera cuando en eso vi que se le acercó un bailarín lujurioso. Venía con un pandeiro en la mano y con el achaque de que el són de la música le entrara por la piel, primero comenzó a abrazarla por el vientre y a deslizar su mano sobre sus caderas, como tasándolas con frenesí, luego se arrodilló frente a ella y antes de que yo pudiera reaccionar de alguna manera, le pegó la cara allí donde la negra se repartía entre el cielo y la tierra y le puso la oreja como para escuchar su corazón o sus orgasmos.
Luego, el nudo erótico, la frenética escena sensual callejera, se deshizo como el hielo en un vaso de whiskey.
De esta misma forma, este mismo cuadro se repetiría un millón de veces con todas las mulatas de las escuelas de samba que desfilarban en la calle desde que amanecía hasta el anochecer.

El drama de Cubatao
En esos días de jolgorio, Carlos Drummond de Andrade, a quien nunca olvidaré por su bonhomía, su altísima calidad poética y humana y su silenciosa amistad provinciana, se quejò de que el carnaval entumeciera los sentidos, insensibilizara al hombre.
Drummond de Andrade se refería a la catástrofe de Cubatao. Decía: “El Brasil reía y lloraba al mismo tiempo como es su costumbre y el dolor venía envuelto en ritmo de samba. No sabría decir si el pueblo sambaba para olvidar el sufrimiento o si éste, expresado de diversas maneras por motivos igualmente diversos, el comienzo por el aumento incesante del precio de las cosas esenciales de la vida, era un castigo de Dios a una gente así danzarina e irresponsable”.
En Cubatao, a 50 kilómetros de Sao Paulo, se levantaba una serie de favelas o pueblos jóvenes miserables. Por debajo de la Villa Socó pasaba una tubería para transportar gasolina. El lugar, fue, en esos años un laboratorio para estudiar la polución. Se declaró que Cubatao era la región más polucionada del mundo. Un millón de kilos de sustancias venenosas caían diariamente en esa región de 150 kilómetros cuadrados. Allí, varios niños habían nacido sin cerebro y de cada mil que nacían, 66 morían sin saber por qué, antes de cumplir un año de edad. Un especialista de la ONU, luego de visitar Cubatao, dijo: “Nunca imaginé que hubiera en la tierra, un lugar como éste”. Pues, bien, la noche del horror, la gasolina se derramó a raudales y provocó un incendio dantesco. Murieron más de 100 personas, hubo otro tanto de heridos y 600 familias quedaron en el desamparo. El fuego había sido tan alto que los odontólogos se asustaron al ver que el esmalte de los dientes se había derretido como cera. 600 ó 700 ºC achicharraron a los hombres y los redujeron a un bolo de carne negra de 30 centímetros de tamaño.

Pero, el Carnaval de Río no tenía por qué detenerse. En las noches, en los días de fiesta, se realizaron unos 500 bailes programados.. Muchos eran los organizadores de las bacanales del siglo XX. Entre estos bailes, había “bailes gay” o sea de homosexuales. El “Slander’s Gay” de Nueva York había fletado un avión especial que llevó a unos 400 homosexuales a Río. Hubo numerosos bailes gay organizados por Ruth Mezek quien declaró que “es imposible ahora dejar de levantar una bandera gay”. A su vez, un tal Araujo, homosexual convicto y confeso, dijo: “En el Brasil sólo tiene éxito quien interviene en el fútbol o en el carnaval”.
Esos bailes conformaban y aún conforman el tercer aspecto de las fiestas de Carnaval en Río y constituyen verdaderas bacanales. Los detalles de estas orgías a las que asistí en dos oportunidades, no podrían ser publicados así nomás, salvo por empresas periodísticas que lucran de la pornografía. Van, toman fotos y al siguiente día venden las revistas como cancha. Las escenas que se ven en esos bailes sólo son comparables a las que sugieren las de la Roma decadente, aunque hay quienes convienen que todo eso está bien, que es una liberación, etc.
Una señora escribió a un diario diciendo: “ou, meu Deus, ficamos muito perto ao fim do mundo”; era la equivocada idea de la viejecita.

Más de un millón quinientas mil toneladas de basura fueron recogidas en los cuatro días de carnaval. Hubo mil barrenderos y 100 camiones diarios para recoger la basura. A uno de los barrenderos le pregunté por qué hubo tan poca basura ese año. Me contestó: “No tenemos dinheiro. La basura también representa la crisis, nao e?”.
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