ABRAHAM: SIERVO YCIERVO
La testa de Abraham debe ser reconocida como una de las más importantes de la historia, pese a no haber sido oficialmente reconocida así.
Aunque la Biblia no es explícita porque los profetas fueron verdaderos estrategas de la diplomacia o eximios lingüistas del arameo, se sabe que Abram (así se debería escribir en castellano para no estar escribiendo Abraham con h intermedio porque como la letra h es muda no sirve para nada, al llegar a Egipto lo hizo acompañado de su fiel mujer Sarai.
(Es importante volver a señalar aquí la desconsideración de los traductores, al trasladar los nombres de otras lenguas a la nuestra, ya que no los mantienen como figuran en sus orígenes. En vez de escribir Sarai, como lo dice la Biblia, lo han corrompido y nos lo hacen escribir: Sara, quitándole la débil vocal i que al final le da cierta dulzura eufónica; Sara, en cambio, parece un imperativo japonés)
Pero, volviendo a Abram, él llega a Egipto y para ser apreciado por el Faraón, piensa que un mensaje de propaganda subliminal para establecer buenas relaciones amicales, podría ser Sarai.
Sarai era hermosa y pura y casta, pero estéril, de tal manera que por más relaciones sexuales que tuviera con quien lo desease, no podría concebir. Se sabe, aparte, que cuando tuvo 90 años de edad, un angel se le apareció y le dijo, concebirás un hijo, y ella concibió el hijo; y el ángel le dijo, le llamarás Isaac, y ella lo llamó Isaac.
Abram, este santo varón judío, según testimonio literal de las Sagradas Escrituras (Génesis 12, versículos 12 al 20) debió ver en su interior, que al Faraón se le podría hacer agua la boca ante ese "bocato di Cardenale", -aunque la frase no existía por entonces- y el Faraón mordería el anzuelo en cuya punta iba Sarai como carnada.
Esta interpretación es muy espinosa para los exégetas, pero los liberales dicen que de esta manera, Abram se convirtió, por determinación personal más que por revelación divina, de siervo del Dios de Israel en ciervo del Faraón de Egipto.
Sarai fue, pues, tomada por los cortesanos y llevada ante el Faraón, quien por respeto a ella (Génesis 12.16) trató e hizo que trataran bien a Abram, el cual adquirió ovejas, y bueyes, y asnos, y esclavos, y esclavas, y asnas, y camellos.
Los posibles trajines u orgías desaforadas del Faraón con Sarai al pie de las Pirámides, no debieron ser bien vistos por el omnipotente Dios de Israel y entonces le mandó esas plagas que se han hecho famosas y son conocidas, a través de la historia, como las Siete Plagas de Egipto.
Algunos tratadistas difieren de la forma cómo se intenta manipular este delicado asunto y hasta se han computado opiniones que arrojan que, la mitad condena a Abram por consentidor y la otra mitad lo absuelve por estratega.
También se discute por qué Dios no evitó que Abram se convirtiera en uno de los cornudos voluntarios más notables de la historia. Hay quienes afirman que las decisiones de Dios son impenetrables, y otros dicen que fue para probar la fe de su profeta mayor, de que cumplir parte de las estrategias para salvar a su pueblo, importaba más que el sexo bello de su mujer que, para los lingùistas no viene a ser lo mismo que "una mujer del bello sexo".
El Faraón llamó al venerable caldeo de Ur y le increpó su conducta, por qué le mintió diciéndole que Sarai era su hermana y no su mujer. El Faraón fue suave en sus recriminaciones, ya ves, por tu culpa me ha castigado Dios –Ra-, el de los egipcios y no, -Yehova-, el de los judíos. En la puerta de su palacio le dijo, ahí tienes a tu mujer, tómala y enhorabuena. En otros términos, les dijo que se fueran.
Y Abram y Sarai, se fueron.
Se fueron con todo lo que tenían: esclavos, esclavas, asnos, asnas, camellos, camellas, y la cabeza (de él)adornada, y lade ella grácil y perfumada, a cumplir con los designios de Dios.
La bíblica pareja fue escoltada hasta la frontera con Israel, (según Génesis 12 versículo 20, traducido de la Vulgata Latina, octava edición) y el mundo siguió andando como si aquí no hubiera pasado nada.
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