VIEJA CHARLA SOBRE LOS RIÑONES:
LOS FILTROS DELA VIDA
«Entonces, se llega a una comunidad tan vieja como la vida: 2 millones y medio de habitantes están dedicados a su mera labor con el fin de mantener vivo el organismo al que sirven. Su régimen no es socialista ni demócrata ni comunista porque no tienen líderes o, en todo caso, tienen un lider que hasta la fecha no ha sido identificado. No trabajan por turnos ni por el sistema de cooperación popular porque no hay burocracia. Tal vez podría decirse que su trabajo lo realizan desde un punto de vista cristiano o sea, el de haz el bien y no mires a quien o más popularmente hablando uno trabaja para todos y todos trabajan para uno. Fascinante tarea simultánea la que realizan estos dos y medio millones de habitantes de una comunidad situada en la inhóspita región lumbar, preocupada por mantener un auténtico equilibrio bioquímico, filtrando ininterrumpidamente una serie de compuestos como el sodio, el potasio, el cloro, los fosfatos, los bicarbonatos, cargados, unos con iones positivos y otros, con iones negativos, procurando que las concentraciones estén siempre entre 7.35 y 7.45, porque de lo contrario, es decir que, con una variación de una 100 millonésima parte de esa unidad, se produciría una «acidosis» o una «alcalosis» que sería mortal para el organismo al cual prestan sus servicios. Allí está, esa comunidad de 2 millones y medio de habitantes encargados de tan extraordinaria tarea. Si el organismo al cual sirven tiene, por ejemplo, agua de más, de inmediato arrojan lo que sobra: y si le falta, entonces, la comunidad se encarga de proveerla, de tal manera que el equilibrio se establece con una perfección que sigue causando la admiración de los científicos preocupados en desentrañar sus invalorables servicios. De pronto, se llega a la vieja comunidad, tan vieja como la vida, con microscopios electrónicas, cuadros estadísticos, vejigas de plástico, etc... y uno se queda lelo, frío, estupefacto, al ver la sincronización con que esos habitantes de la comunidad realizan su trabajo. Y sin embargo, nosotros en Vietnam, por ejemplo, nos devoramos; en «Little Rock», nos segregamos, en...»
El profesor pasa «slides» para ilustrar su conferencia. Cien médicos peruanos, en el Hospital del Niño, interesados en nefrología, siguen apasionadamente el puntero del profesor que va señalando un río, luego una laguna, luego un monte, montes, llanuras, desiertos, vados, ríos, deltas. Es el filtro de la vida. Se está dictando una cátedra sobre los riñones.
Gustavo Gordillo Paniagua nació en Chiapas y tal vez nunca hubiera podido contribuir a la ciencia nefrológica si es que casi niño, no hubiera ingresado a la Escuela Médico-Militar de Ciudad México. Sus abuelos habían sido hacendados, pero después de la Reforma Agraria se fueron quedando pobres.
Nació en 1923 y se graduó como médico cuando apenas tenía los 23 años. Una beca para realizar estudios especiales en el Children Hospital de Boston, adscrito a Harvard University, lo hizo afirmar su pasta de investigador.
Actualmente y acaso, siempre fue así, habla muy lentamente. La modestia la lleva hasta en los bigotes achaflanados que es, como decir, muy mexicanos.
Gordillo eraentonces, Jefe del Departamento de Nefrología del Hospital Infantil de México, pionero del estudio de las enfermedades renales del niño.
Allí habló sobre los 2 y medio millones de unidades anatómicas y funcionales de los riñones que se encargan de regular la composición bioquímica del organismo, sin cuyo requisito no podría ser factible la vida.
Allí, dijo que él estaba dedicado a hacer esos viajes turísticos a través de aquella comunidad tan vieja como la vida formada por los glomérulos donde se filtra la sangre, a través de unos microscópicos vasos capilares y, sin embargo, capaces de realizar ultrafiltraciones de elementos químicos, de sólo los que el organismo necesita para supervivir.
El Dr. Gordillo era incansable en su conversación sobre los riñones. Hablaba como si quisiera convencerlo a uno de que esos órganos son más importantes que el cerebro o el corazón. Y, a lo mejor lo son en alguna forma cuando en esos años, el tema médico que estaba más en el tapete era el de la nefrología. Las noticias más sensacionales habían sido hablado de las aventuras de «el riñón artificial» y los transplantes de riñones en el campo pediátrico. A propósito, el científico mexicano primero fue nefrólogo de adultos, pero comprendió que los niños andaban desamparados, que la preocupación por ellos estaba en pañales como no podía ser de otra forma. Entonces hizo internado en niños. Los niños fueron su pasión.
Una noche, en Tlaxcala, mientras dormía, el Dr. Gordillo se dio cuenta de que su esposa, en sueños estaba llorando con desesperación. Ligeramente alarmado, la despertó. La señora (Cleofás Ana María de Jesús Touché de Anda de Gordillo) le relató que había tenido una horrible pesadilla: «He soñado –le contó- que tres hombres habían venido a tocar la puerta diciendo que un niño estaba gravemente enfermo y que te necesitaban. Tú fuiste por un obscuro camino rodeado de altos árboles, pasaste la estación del ferrocarril, luego doblando a la derecha, junto con los tres hombres, te internaste en una callejuela al final de la cual estaba la casa. Entraste. Te hicieron subir por una escalera y cuando terminaste de subir te cortaron la cabeza. Yo he visto la sangre».
El médico acarició a su Touché y ya iban a volver por el sueño, cuando escucharon toques en la puerta (Primera sorpresa). ¿Quien será? ¿Voy o no voy? No vayas. Voy. El doctor fue a ver quien tocaba la puerta: Tres hombres, así como los del sueño, con sus sombrerazos hasta las orejas. «Doctorcito, le necesitamos. Allá en el rancho, la mera muerte quiere llevarse a mi chilpayate». (Segunda sorpresa). ¿Voy o no voy? No vayas, Gustavo, mira que la pesadilla, mira que el sueño, como vas a ir. Voy. El doctor Gordillo se siente más comprometido con la vida del niño enfermo que con su propia vida.
Van por la avenida del sueño, obscura, misteriosa. Pasan la estación del ferrocarril y luego doblando a la derecha ingresan a la callejuela. Dan con la casa, los mexicanos abren la puerta, y ¡ahí... la escalera! (Tercera sorpresa). Había que subir. Un sudor frío comienza a correr por la espina dorsal del doctor Gordillo, ya es mucha coincidencia. Ahora, podría estar la muerte. Pero, tiene que subir. Los mexicanos deben estar sufriendo mucho porque apenas hablan. Entonces, el doctor Gordillo, el militar Gordillo no es ahí sino un mero hombre frente al destino. El lo enfrenta porque sabe que al final debe haber una vida que salvar. Pero, ¿si en vez del enfermo está el cuchillo del sueño? El sube y en cada escalón recuerda a sus hijos, a Gustavo, a Touché, a Verónica, a Rodolfo, a Gabrielito. Falta un escalón, de pronto el médico instintivamente se coloca el maletín sobre la cabeza. Los mexicanos se extrañan de ese movimiento, porque no saben nada de la pesadilla.
El alma ha regresado al cuerpo. Allí, sobre un petate, el chilpayate se muere. Mejor dicho, se hubiera muerto si es que Gustavo Gordillo Paniaga y el doctor Gordillo no hubieran llegado. (cuarta y última sorpresa: Felizmente, la pesadilla falló de plano al final).
—El hombre debería preocuparse por conocer mejor el planeta de su organismo. De este sabemos muy poco, -dijo en cierto momento de la charla-.
"Antes que de las armas atómicas, debería preocuparse por investigarse primero a sí mismo. No conoce nada de su propio organismo o conoce muy pco. Y eso, sencillamente, porque lo que se gasta en las Bombas H se debería gastar para investigar el cáncer".
Sobre los casos más dramáticos que le había tocado enfrentar dijo que “ todos son dramáticos, porque en todos está en juego la vida".
—Yo tengo mis dudas sobre la importancia del riñon, ¿cómo es posible que se pueda vivir con un solo riñón a veces?, pregunté yo
—Y a veces, hasta con sólo una quinta parte. El riñón es el órgano más sacrificado. Los nefrones que quedan se hacen cargo de la labor de los que faltan. Eso es extraordinario.
—Veo que Ud. fuma sabiendo que el tabaco da cáncer...
—Curioso, en Estados Unidos, las cajetillas de cigarrillos tienen una inscripción: Caution... etc. Pero ahí mismo, al otro lado, los fabricantes han puesto otra inscripción: Si a Ud. le da cáncer, nosotros lo indemnizamos.
El investigador y su esposa fueron al Cusco para admirar las ruinas de Machu Picchu y así completar la serie de monumentos que conocían como: La Muralla China, las Pirámides de Egipto, la Acrópolis en Grecia, el Circo en Roma; han estado cerca al Ghanges, al Eufrates, conocen la Torre Eiffel como el Bing-Ben, etc..
«Pos, vamos pasando la vida que es tan corta. Si uno está joven, le falta experiencia; si uno está viejo, ya la experiencia no le sirve para nada. Total, el diagnóstico de la Vida siempre es «Reservado».
A propósito, ¿Qué será de la vida del doctor Gordillo?, me preguntó yo, todavía en el camino.
1 Comments:
Me gusto mucho su platica, me trajo gratos recuerdos yo soy hija del Dr. Gustavo Gordillo y le mande a mi papa su email para que lo contacte gracias
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