EL LENGUAJE Y LA CIRUGIA PLASTICA

El CASO “MAJU” ES COSA DEL “PERIODISMO CHICHA”


En días pasados se desató una tempestad en torno a la publicación, en un diario extranjero, sobre la cirugía que un famoso especialista plástico peruano, el doctor, César Morillas, le había practicado a María Julia Mantilla. Esta jovencita trujillana salió elegida ”Miss Mundo” y luego un dario español informó que Morillas había afirmado: ”Yo creé a Miss Mundo”.

La noticia aparecida en el diario español “El Mundo” escrita por el periodista peruano Juan Mucha, desató una controversia demasiado agria.
Hubo indignaciòn luego de que la noticia fuera conocida en todo el mundo centrada en las declaraciones del doctor César Morillas. Este habría dicho que le hizo varios arreglos plásticos a María Julia Mantilla, postulante y luego ganadora en Pekin, del Concurso Miss Mundo.
Según el diario madrileño, el cirujano plástico Morillas, habría declarado exclusivamente a dicho diario, cuyos editores lanzaron la noticia con este gran titular: “Yo creé a Maju”.

Desde todo punto de vista este titular fue infeliz. Primero, porque dichas palabras textuales no las dijo el cirujano Morillas, según lo confirmò en una conferencia de prensa realizada luego del “affaire”, aquí, en Lima.
Segundo, porque el titular no correspondía a la realidad. Era propio del comportamiento de lo que los profesionales conocemos como “periodismo amarillo” y en nuestro país, como “periodismo chicha”.
Desde que fue inventado en Estados Unidos a este tipo de periodismo se le conoce como “sensacionalista”.

En periodismo está permitido el sensacionalismo porque existen acontecimientos que de suyo comportan sensacionalidad, es decir, esa condiciòn que las hace no comunes, extraordinarias, insólitas, inéditas, dignas de ser dadas al público admirativamente.
Pero, eso es una cosa y otra es el aumentar la intensidad de la noticia, exagerar, finalmente, mentir, atentar contra la veracidad de lo que ocasiona la referencia. El tratadista español, Luis Núñez Levedéze, dice al respecto: “Si el periodista considera que la noticia es de un rango excepcional, aplicará también, criterios excepcionales –no habituales para llamar la anteción del lector sobre su valoraciòn del acontecimiento”. Pero nada más, no dice salirse de esos marcos o sea, exagerar o mentir.
Los eruditos españoles respondieron, hace tiempo, a un encuesta y confirmaron que eidioma se esta usando muy mal y por lo tanto, se corrompe o degenera por culpa de los periodistas, es decir, de los malos periodistas.

Esto se da por el lenguaje que se emplea en los titulares o los textos periodísticos. Como todos lo sabemos, el lenguaje es un ser vivo. Las palabras palpitan y son capaces de expresar con exactitud hasta sensaciones anímicas y las expresan sin la necesidad de emplear la preposición “hasta”.
Desgraciadamente el lenguaje que empleamos muchos periodistas no es el apropiado. Por más que una de las caracteríssticas técnicas inexcusables del lenguaje literario es la precisiòn, de todos modos, nosotros no somos precisos.
César Vallejo, uno de los más grandes poetas peruanos de habla castellana y también periodista, fue entrevistado no bien llegó a Madrid, en los años 20, y a una de las preguntas del reportero en el sentido de qué era lo que más le preocupaba respecto al lenguaje, contestó sin titubear: “La precisiòn”.

Siempre que podamos debemos ser precisos. Y el periodista o quienes titularon o editaron la noticia de Maju no fueron. no solo leales sino precisos, emplearon una palabra que no era, de ninguna manera, ni lo que literalmente había dicho Morillas ni lo que representaba. La interpretaciòn conceptual, que también es válida, resultò inmensamente exagerada

Porque la palabra “crear”, según el Diccionario de la RAE, en su primera acepciòn afirma que “crear" es: “Producir algo de la nada”. Y para aclarar el concepto, la RAE pone un ejemplo “Dios creo cielo y tierra”. Luego consigna las otras cuatro acepciones pero ninguna quiere decir o interpretar nada de lo que dijo Morillas.
Morillas según sus declaraciones exahustivas lo único que hizo fue retocar la nariz y los senos de Maju, dos partes de su cuerpo, con lo cual, eso sí, mejoró su belleza natural; pero, no “creó su belleza”, lo que habría resultado falso de toda falsedad porque, finalmente, Morillas no es Dios. Morillas es uno de los cirujanos más brillantes y conocidos del Perú, pero que se sepa nunca presumió de “crear belleza”.
En general, los estetas pueden corregir, mejorar, etc., la belleza física de las mujeres, -ahora hasta de los hombres-, pero no crearla.

Entonces, nos damos con que “en todo sitiò de cuecen habas”, es decir, en todos los países del mundo se practica el “periodismo amarillo”.
Claro que en algunos países más que en otros, como es el nuestro. Aquí, hacemos y deshacemos no solamente “creando“ bellezas sino destruyendo honras, malquistando personas, enervando, humillando, etc.
En días pasados, me referí en un blog a un titular infame aparecido en un periódico ”chicha”, respecto a la noticia de un crimen. El titular se iniciaba con: “Bandidos le meten cuchilladas en la panza”. Y continuaba con el titular de bandera: “Destripan/ a rey de las telas”. Yo prgunté, entonces si al titulero le habría gustado que eso le dijeran a su padre o su madre, si estos hubieran sido las víctimas.
Porque el titular era inmerecedor para un acto violento, repudiable, dramático o más aún, trágico, pero por encima de todo, falso. El hombre fue acuchillado, pero nada más que eso. Nunca destripado, y para ”panza” hay 12 sinònimos alguno de los cuales como barriga, o abdomen, más precisos y decentes.

Los periodistas sabemos “hacer”, fabricar” “levantar” la noticia, inventamos en contra de la ética periodistica. No somos leales. Sacrificamos la veracidad y a menudo la verdad por la noticia o el sensacionalismo. Inventamos, tergiversamos como nos da la gana.
En los Estados Unidos, cuando llegó un barón inglés, creo que un tal Mr. Clifton, los periodistas lo rodearon para entrevistarlo y al final, uno de los ellos le preguntò si tenía intenciones de visitar los “night clubs” esa noche. “¿Hay night clubs en Nueva York?”, preguntó el varón.
Al siguiente día, el diario del reportero tenía este titular: “Lo primero que preguntò ayer el barón Clifton fue: “¿Hay Night Clubs en Nueva York?. Era un titular “chicha”, indudable.

En el caso de Maju Mantilla, el único culpable de este “affaire” miserable -porque de lo que se trató fue de desmerecer su triunfo y de poner en tela de juicio la ética del doctor Morillas-, es el editor de El Mundo. Y nadie más. Porque cualquiera podría considerar que Maju no merecía ser Miss Mundo, por no reunir las condiciones naturales de belleza necesarias para el título; qué ella lo había consguido porque el doctor Morillas la habia “creado bella”. Y eso, como se viò a lo largo del proceso fue absolutamente falaz.
Francisco Vásquez Fernández dice en su libro sobre Etica Periodística que “El lenguaje no es en si mismo veraz, está lleno de trampas, es ambiguo y equívoco. ¡Cuidado con él!”.

Pero así anda ahora el periodismo en el país y el mundo: pura “chicha” nomás.