FUJIMORI Y OTROS DICTADORES
En mi vida periodística conocí a muchos dictadores, aunque no como Fujimori, con vidas o hechos muchísimo más espectaculares, con destinos diferentes. He aquí, breves retratos de solo tres de ellos:
JEAN BEDEL BOKASSA: Por ejemplo, en 1986 asistí al juzgamiento de Jean Bedel Bokassa en Bangui, capital de la República Centroafricana que él gobernó a su gustó por más de diez años.
Bokassa fue tan ambicioso y extravagante que en 1976, ya en el poder, cambió a su país de democrático en imperial. Se coronó como Napoleón luciendo una corona de oro puro en una ceremonia apoteósica que le costó más de 20 millones de dólares. Asistieron entre otros invitados, sus 17 mujeres y sus más de 50 hijos y autoridades del gobierno francés. Bokassa era muy amigo del presidente Giscard d Estaing a quien surtía de uranio solo porque lo aceptara gobernar como emperador.
Estuve cuando lo juzgaron por asesinato y hasta por canibalismo. Uno de sus abogados lo defendió por este delito, con esta intervención final: “Honorables, señores que presiden esta Corte: Les pido clemencia para mi defendido porque el canibalismo no es un crimen sino un problema cultural. En mi juventud, yo también fui caníbal”.
Bokassa asistía con un terno gris que posiblemente fue negro, gastado, con la barba encanecida y la mirada perdida en el infinito. No lo condenaron a muerte, porque el pueblo pedía que lo dejaran libre para que trabajara y viera cuán duro es ganarse la vida trabajando.
A Bokassa lo condenaron a 20 años, pero en el 96 lo mató su propio corazón.
POL POT: Al presidente de lo Khmer Rouge o Secretario General del Partido Comunista de Kampuchea o Cambodia, lo entrevisté 48 horas antes de que abandonara el gobierno, luego de la invasión de Vietnam.
Pol Pot es señalado como uno de los gobernantes comunistas que ha cometido mayores crímenes de lesa humanidad. Cualquiera de sus biografías lo señala como un maoísta ortodoxo que soñaba con exterminar todo signo de burguesía o pequeña burguesía, no importaba el costo.
Estuve en Pnom Penh, capital de Kampuchea, en diciembre de 1978. Estuve ocho días sin poder salir una sola vez a la calle solo, de tal manera que veía las cosas desde lejos, por ejemplo, la ciudad-capital como una ciudad fantasma, todo había sido reducido al silencio y la soledad.
Visité los hermosos restos arqueológicos de Angkor Tom y Angkor Wat, pero también fui a los frentes de batalla porque en esos días, los vietnamitas ya estaban calentando motores en las fronteras.
Hasta que una mañana conversé con el mismo Pol Pot quien me esperaba en Palacio que no era el del príncipe Norodom Sihanouk, uno de cuyos salones estaba “empedrado” con ladrillos de plata.
Siempre me han preguntado si Pol Pot tenía cara de asesino, siempre he contestado que no. En primer lugar, porque es imposible que en una hora uno pueda tazar el alma de un individuo. Pero, por supuesto, le pregunté si era genocida, si tenía alguna culpa en la muerte del millón de kampucheanos asesinados durante su régimen, según se dice.
Pol Pot me dijo que no, que no era genocida y que en eso días, Hammarskold, de la ONU, debería visitar Phnom Penh para constatar por él mismo si los comunistas kapucheanos eran capaces de tanta muerte.
A las 11 de la mañana recibió un mensaje donde le avisaban que la invasión vietnamita era cuestión de horas y que tomara sus medidas. Ordenó que me evacuaran de inmediato a Pekín. En esta ciudad, a las 12 de la noche del 31 de diciembre de ese año, para nacer el 79, Vietnam invadía Kampuchea donde, dígase de paso, se quedó abusivamente diez años.
Cinco años después viajé hasta Kao-I-Dang, en la frontera de Tailandia, a buscar a Pol Pot. Viaje inútil, imposible ubicarlo en el final de los infiernos.
Todo este tiempo, Pol Pot anduvo viendo la forma de reorganizar su ejército de Khmerrouges, pero le fue imposible.
Un día, se informó que había sido detenido en las selvas de Anlong Veng caboyanas. Llevado a Pnom Penh, sus enemigos difundieron por el mundo, su fotografía: un pobre hombre, con ropas raídas hasta la desnudez, descalzo, mendicante.
Otro ejemplo de hombre de poder por los suelos. Pocos días después, un disparo de su propio corazón, lo mató en seco. Tenía solo 7o años.
FERDINAND MARCOS: presidente de Filipinas y sus mil islas, Marcos fue un hombre poderoso que ejerció su gobierno incorrectamente. Había luchado como soldado contra las japoneses y luego, abogado como era, logró ingresar al campo político donde rápidament4e destacó. Llevaba detrás una acusaciòn, la de haber asesinado a su consuegro, pero salió libre y ya en tiempos del presidente Roxas, era senador. Anticomunista jurado, su posición política dio oportunidad para que nacieran y se fortalecieran facciones de guerrilleros comunistas y musulmanes. Su gobierno tuvo que endurecerse y caer en la dictadura. Tenía un enemigo político al que hizo juzgar y condenar a muerte: Benigno Aquino. Este logró huir a los Estadsos Unidos donde, dada su alta calidad intelectual, fue catedrático en Harvard. Casado con Corazón Aquino, decidieron regresar a Filipinas.
En cuando el doctor Aquino descendía del avión que lo traía de Londres, fue asesinado vilmente por orden de Marcos. Este suceso conmovió a los filipinos y al mundo entero. La Aquino no juró vengar su muerte, sino salvar a Filipinas. Esa fue la promesa que le hizo al cadáver de su esposo en dos horas de estar solos.
Estuve cuando las elecciones presidenciales del 86 y para poder estar cerca de Corazón Aquino, me inscribí en su partido. Así, junto a un pequeño grupo de periodistas, pude ver, por ejemplo, el instante en que votó donde luego, dijo: “Yo seré la nueva presidenta”.
Días antes se habían realizado mítines multitudinarios en Manila. Vi a Marcos presentarse bajo una lluvia severa. En mi reporte al Perú escribí que “más que la ruina en que andaban sus riñones, -él sufría de lupus eritomatoso- . su conciencia había hecho un correcto trabajo de zapa, lo había desmoronado por dentro con precisión de relojero suizo”,
Hubo graves líos post eleccionarios, pero finalmente, el célebre dictador Ferdinand Marcos y su esposa Imelda Romualdez, conocida como "La Mariposa de Hierro”, huyeron de Manila.
Como en “El Otoño del Patriarca”, el pueblo invadió salones y dormitorios del palacio. No encontraron dentro las vacas de la novela pero si los roperos de doña Imelda donde contabilizaron 3 mil 500 bombachas o calzones, justo para cambiarse uno por día durante 10 años seguidos.
Así cayó otro dictador. Vivió hasta 1992 cuando muriò como un filipino
cualquiera.
Lo que alguna vez escribió Bertold Brecht ya se está convirtiendo de poema en realidad brutal. Nadie podrá dudar de su extraordinaria fuerza vital: Los poderosos suben como los astros, y como los astros, vuelven a bajar”.
2 Comments:
Estimado maestro es muy grato y una lección virtual leer su prosa en relatos tan bien escritos y descriptivos.
Son inborrables para mi sus slides, las historias de Vietnan,la religión negra de Brasil, Pelé, Walessa, en fin, querido profesor ¿usted en dónde no ha estado y con quién no ha conversado?
Discúlpeme el atrevimiento de escribirle. Un cariño y mi gratitud de siempre. Nos vemos cualquiera de estos días. No olvidaré nunca sus enseñanzas. Lo que si será para mi imposible intentar alcanzarlo.
Que la bendición de Juan Pablo II y la beata Teresa de Cálcuta guien como hasta hoy su camino.
Roberto Candela Alva. base 93 UNMSM.
Sr. Orbegozo:
Vivo en Chile por motivos económicos y cada tanto siento esa nostalgia tremenda por mi querida tierra en Piura.
Navegando en internet llegué a su blog. Usted es lúcido y precavido en sus juicios y tal vez entienda el sentir de un peruano en tierras que a veces se sienten hostiles.
No me quejo en lo económico, pues me ha ido bien, pero sí en la discriminación.
Aquí los chilenos son orgullosos y altaneros y muchos dicen que deben ir de nuevo a marchar por Lima.
Me ha soprendido que hayan trascendidos acerca que Fujimori vendió secretos de Estado a cambio de impunidad y que al final los chilenos fueron tan viles como él y lo entregaron.
Aquí a veces me amenazaban diciendo te vamos a presentar el "corvo" y yo no entendía hasta que vi esta interesante reseña del arma favorita del roto chileno.
Le dejo la dirección de wikipedia y desde estas tierras ajenas como ancho y ajeno es estar lejos del Perú, le envío mis respetuosos saludos.
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