EL MUSEO CASSINELLI NO ES MUSEO
Caso de que su curiosidad lo incite a visitarlo, usted ingresará por una estrecha escalera alfombrada hasta alcanzar un sótano de 5 x 5; donde se dará de cara con el asombro.
Aunque permanezca diez minutos o más recorriendo el Museo, cualquier cantidad de tiempo será suficiente para sentirse irremediablemente envuelto en dos sensaciones contradictorias: por un lado sentirà una gran alegrìa de haber conocido el Museo, pero por otro lado, se preguntará angustioso: "¿Es este, realmente, un Museo?. ¿Puede promocionarse como Museo este amontonamiento de huacos increibles?.
Frente al espectáculo que acaba de presenciar, no le queda sino reir y llorar a la vez, dos raras sensaciones naturales convertidas en una paradoja brutal. Tanto que si usted es demsiado sentimental, entonces, su decepción lo llevará a maldecir o a romper en llanto.
O sea, usted se alegrará sobremanera al comprobar que en Trujlllo está montada una exhibición de piezas aqueológicas consistentes en huacos y otras piezas incas y preincas muy hermosas y únicas en su especie, capaces de encrespar su asombro hasta la altura de un maremoto. Piezas antiguas de cientos o tal vez miles de años de antiguedad pertenecientes a culturas cuyo talento artístico o utilitario lo sorprenderán hasta la incredulidad. ¿Henry Moore, Picaso, Picabia, se copiaron de los dibujos o las formas empleadas por los antiguos ceramistas del Perú?
Todo esto sinembargo, todas estas piezas amontonadas casi una sobre otra, con pequeños letreros indicadores de su procedencia, en una salita por donde no se puede ni caminar libremente, en realidad dan pena.
EL ARTIFICE
Un hombre, de hablar apasionado, -cuya caracterìstica facial más saltante es un recortado bigote cano-, tratará de explicarle con ardor y sapiencia las características de los modelos acunados en los precarios compartimientos de su colección.
Este hombre es José Cassinelli Mazzei, hijo del genovés José Luis Ignacio Chiappe, y nieto de dos abuelos suyos que llegaron al Perú en los días de la infausta Guerra del Pacífico. (Aunque esta es otra historia, bueno es recordar que dos hijos de los Cassinelli que estaban entre los italianos fundadores de las Compañias de Bomberos Lima y Roma, fueron fusilados cuando intentaron apagar el incendio provocado por los chilenos, incendio que como se sabe, dejó a Chorrillos en cenizas).
José, proveniente de esos héroes, trujillano de nacimiento, se ha pasado casi toda su vida coleccionándo amorosamente las piezas de cerámica, sin avaricia ni ánimo de juntarlos para volverse rico y desfondar sus cuentas en los bancos.
No fue así, Cassinelli lo hizo por algo que nos falta a casi todos los que hemos nacido en este privilegiado país llamado Peru. A él le sobra lo que a muchos de nosotros nos falta: identidad nacional, peruanidad, amor a la tierra donde hemos nacido.
-¿Sabes quièn es el hombre más peruano que he conocido en vida?, se pregunta derepente José Cassinelli.
- Mi padre, -se contesta el mismo-. El me dijo, una de las tardes en que juntos visitamos las ruinas de Chanchán y hablamos del pasado cultural del Perú: "Amalo- me aconsejó- ama al Perú porque es uno de los países más grande de América y del mundo.
MUSEO FALLIDO
Pepe Casinnelli, como lo llaman sus amigos, está doblado sobre sus vértebras y sin embargo, amanece y anoche caminando en pos de cómo construir un Museo digno de las piezas que tiene en su poder, arrinconadas, encostaladas, encajonadas, durmiendo -no el sueño de los justos, sino- el de la impotencia de no poder ser exhibidos.
Usted se habrá alegrado de conocer en el Museo hermosos huacos de las culturas prodigiosas de Chavín, Recuay, Virú, Cajamarca –de poco tiempo antes de la llegada de los españoles-, Huari, Salinar y Nazca, además de las cercanas a Trujillo: Mochica y Chimú. Pero, lo que usted vio en el "Museo" fueron sólo unas mil piezas del conjunto. Pepe Cassinelli tiene mucho más de 5 mil ceramios, heramientas, tejidos, etc., arrumadas en cuartos llenos de sombras, humedad y arañas, no obstante sus cuidados por la preservación.
Aquí viene entonces, la paradoja: usted se alegra de haber visto huacos, piezas de alfareria tan asombrosos como únicos en el "Museo Cassinelli", pero usted mismo razonará y se preguntará: "¿es éste realmente, un museo?. ¿No será sólo un remedo de museo?. ¿No será esto una humillación para nuestros antepasasdos, para nosotros y para las futuras generaciones de peruanos?-
Aquì, pues, se completa la paradoja: usted se apena y acaso rechaza el comportamiento de quienes tienen la obligaciòn de velar por los aspectos culturales del país. Usted, que está al tanto de lo que ocurre en el país, maldecirà la hora en que se derrocha el dinero de todos nosotros cuando en Palacio de Gobierno le ponen más fulgor a las salas de estar, enjoyan W. C.,aumenta las cerámicas extranjeras y e instlan modernos jacusis donde refrescar las francachelas. Usted criticará que las autoridades encargadas de velar por los valores culturales, dispendien el dinero de los contribuyentes en estupideces y no construyan un musieto más cuando, cmose sabe, en el Perú solo hay un par de museos de ley.
Pepe Casinelli tiene su proyecto listo. Su nieta, la aquitecta Luisa Fernanda Robas Cassineli, ya tiene el plano dibujado. Sobre más de 5 mil metros cuadrados de su propiedad quiere levantar un complejo turìstico cuye eje lo constituya un Museo digno de las 5 mil piezas de cerámica prehispánica de su propiedad.
LA CASA DEL ARTISTA.
El hombre de esta historia nació para constituirse en un apasionado promotor de la cultura. Una ruinosa casa, en la que vivió con sus padres desde 1938 hasta 1994, la convirtiò en La Casa del Artista, funcional y hermosa para la intelecualidad trujillana. Invirtiò todo lo que tenìa en sus bolsillos para cambiar paredes, puertas y ventanas: la llenó de luces de león y lámparas de cristal y mobiliarios. Todo iba viento en pompa hasta que un día el arzobispo Manuel Prado Pérez Rosas lo enjuiciò porque consideraba que esa casa pertenecía a la Iglesia. Pérez Rosas era un ambicioso. Cuando los ex alumnos del Colegio Seminario de Trujillo - clausurado y arrendado por la iglesia sin título legítimos de propiedad-, Pèrez Rosas se los entregó después de árdua lucha, segùn documento notarial, los leguleyos y sus secuaces lograron que el Colegio regresara a la iglesia.
El arzobispo actual, Hector Miguel Cabrejos Vidarte ha seguido la misma lìnea del avaro Pérez Rosas y La Casa del Artista construida por Cassinelli no le ha sido devuelta aún y más bien, ahora se la quiere entregar a la Universidad Catòlica.
La administración del Instituto Cultural Nacional de La Libertad, -por fin recientemente renovado-, jamás moviò un dedo en defensa de dicha casa ni menos hizo algo por la contrucción del Museo. Los artistas y la opiniòn pública trujillana detestaban este modo de instinto anticultural.
HAY QUE APURARSE
Mientras algunas piezas de este "Museo" se exhiben ahora en Florencia: mientras Francis Devigne en su libro Tesoros Olvidados le dedica numerosas páginas para resaltar la valiosa cerámica de la colecciòn Cassinelli; mientras Christopher Donnan y Donna McLeland lo alaban en su ensayo Mode Fineline Painting, el tiempo sigue su marcha. Mientras la Consejera de Prensa y Cultura de los EE. UU. viaja expresamente a visitar el Museo y se acongoja al ver su precariedad, estudia una proposiciòn de Cassinelli: realizar una colecta pública en su gran país a 50 centavos de dòlar por persona para juntar fondos y construir el edificio. Una iniciativa con características de solidaridad cultural inédita que podría sacar de los rincones del olvido a tanta grandeza ahora oculta.
Casinelli no solo es un coleccionista de huacos, tambièn es un estudioso que ha elaborado sus propias teorías para afirmar, por ejemplo, que mientras el sur peruano estaba constituido por guerreros, los hombres del norte solo amaban la paz, erán demócratas genuinos. Por eso, cuando aquellos los invadieron, estos no tenían con què defenderse.
En fin, queda poco tiempo pero muchas esperanzas para levantar dignamente el Museo Nacional Cassinelli y, luego, convertirlo en un eje cultural de primera calidad para el turismo mundial. Entonces, un largo sueño de 83 años, se habría convertido en deslumbrante realidad.
3 Comments:
Que tal Profesor. Me alegra mucho saber que usted tiene un blog porque sus textos no merecen quedar guardados en esa maravillosa biblioteca suya. Disculpe que le quite tiempo para leer este comentario. Por favor, continúe escribiendo...
Fernando Lozano
www.zonacronica.org
Que tal profesor no se si le gustaria comprar huacos tengo unos 16 aprox. de mochica, chimu, huaco retrato. Precio a tratar, mi mail es marc_tuamante@hotmail.com
FELICITACIONES POR EL REALZE A LA CULTURA PERUANA, TENGO UNA MOMIA DE LA CULTURA WARI, HEREDADA DE MIS ABUELOS QUISIERA QUE UD. PUEDA PRESERVARLO Y DAR HA CONOCER A TODA LOS TURISTAS, MI E MAIL ES wilciste@yahoo.com.
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