CHILE SE SIGUE ARMANDO, Y QUE?

En días recientes, ante la noticia de que “Chile compra 300 tanques “Leopard 2” a Alemania (La República, 28.2.05) y todos los periódicos limeños, el tacneño Inti Huaylamani, me preguntó cuál era mi opiniòn al respecto. Aquí le doy mi respuesta:

Esto del armamentismo de Chile no son conjeturaas, sino hechos: Chile se sigue armando. Declara que es para cambiar su armamento obsoleto igual que hacemos nosotros y cualquier otro país del mundo. Por supuesto que Chile está en todo el derecho de hacerlo. Pero, no tanto ni de manera tan compulsiva.
Esto, porque para nosotros, Chile tiene un pasado histórico que no le ayuda a ampararse en estos subterfugios.

Y, porque además, nunca dio muestras no de arrepentimiento por haber provocado una guerra devastadora y con desgarramiento territorial; sino por no demostrar confraternidad continental.
Comprobado: durante la guerra del Cenepa, permitiò el envío de armas a los ecuatorianos para que nos liquidaran más rápidamente. Y ahora, que estamos reclamándole soluciòn legítima al problema marítimo frente a Tacna, les va a pedir a los ecuatorianos que rechacen nuestras tesis.

Para realizar su guerra de conquista en 1879, Chile se armó diez años seguidos; o sea casi lo mismo que está haciendo actualmente.
Ahora, si no nos hace la guerra, cuánto mejor, en buena ahora, aunque lo más natural del mundo es pensar en que de todas maneras nos la va a hacer, dada su línea de carrera; y si nosotros no nos prevenimos, como sucedió en esos años, podría volver a depredarnos.
Claro que las cosas no serán tan fáciles ahora como antes por algunas razones computables, pero de todos modos, Chile está hoy, mejor armado que nosotros ideológica, estratégica y militarmente. Lo aceptan propios y extraños.

- ¿Cuáles son a su criterio las similitudes entre la situación económico-financiera de hace cien años en el país y la de hoy? ¿Es acaso quizás que en la actualidad estamos pasando una época parecida a la de 1879, donde no podemos todavía financiar nuestra deuda externa y nos enceguecemos a un conflicto como soluciòn a nuestra economía? ¿Cuál será el futuro del Perú en un eventual conflicto con Chile o Ecuador, en contraste al resultado del siglo pasado?

- Las similitudes saltan a la vista, de todo el análisis realizado. De una parte, una crisis econòmica que es como hace cien años, una bancarrota; y desde el punto de vista político una inapacidad de conducción del país con rumbos claros, con propósitos definidos en relaciòn con un proyecto nacional, representando a las mayorías. Sin embargo, no creo que esto signifique que ncesariamente nuestra situaciòn nos acerque a la guerra, en primer lugar porque la guerra no es una soluciòn a la situaciòn; en segundo lugar, porque Chile y Ecuador, concretamente mencionados por las preguntas, tampoco están en la mejor situaciòn para intentar una aventura bélica. Intentar preferir cuál sería el futuro del Perú en un eventual conflicto, es hacer guerra-ficciòn; sin embargo, es obvio que el Perú no está hoy en las mejores condiciones sociales, políticas y econòmicas para enfrentar un conflicto armado.

La pregunta se hizo cuando se celebró en Lima un ciclo de conferencias “Reflexiones en torno a la Guerra del 1879” realizado con motivo de cumplirse cien años de esa guerra.
La respuesta la ofreció el analista político Luis Pásara en su calidad de conferencista.
¿Qué sacamos en claro respecto a la pregunta y la respuesta 25 años después de esa conmemoraciòn centenaria? ¿Cuánto hay de variantes, no entre un siglo y otro, sino durante este cuarto de siglo pegado a nosotros?. ¿Qué podemos decir, los peruanos, al respecto?

Por supuesto que hay muchas variantes y situaciones ya pasadas a la historia, como el conflicto con el Ecuador, pero las referencias a otros aspectos internos, por ejemplo, ¿no se parecen como dos gotas de agua?. “Desde el punto de vista político, una incapacidad de conducciòn del país, con rumbos claros, con propósitos definidos, en relación con un proyecto nacional, representando a las mayorías…¿no son casi la misma cosa?, se preguntó Pásara en referencia al Perú de cien años atrás.
Han pasado estos 25 años últimos y el Perú no ha dado un solo paso firme hacia el cambio. No hemos resuelto el problema de la identidad nacional que es lo más importante para nosotros por ser decisorio. El general ® Edgardo Mercado Jarrín, -también presente en ese ciclo-, dijo que “La fuerza que hace a un Estado es resultante de la unidad y la cohesiòn nacional. Pero ¿para qué sirven la unidad y la cohesiòn nacional?. Unidad y cohesiòn nacional son indispensables para alcanzar los objetivos nacionales, los propósitos estratégicos definidos”.
Y Mercado Jarrín terminó su pensamiento manifestando que “en el país no hay unidad ni cohesiòn nacional… a pesar de los esfuerzos que se han hecho en los úlltimos años; es esa carencia y la indefiniciòn de los propósitos estratégicos nacionales, situaciòn que gravitaría negativamente en la eventualidad de un conflicto internacional”.
Problemas que felizmente no son ni eternos ni irresolubles y que no debemos callarlos. Lo que nos falta es decisión política, educaciòn cívica, planificaciòn para sobrepasar esas carencias, refuerzo de nacionalidad, luego, armarnos para estar al nivel del sur.

Otro de los conferencistas en esa oportunidad fue Luis Jaime Cisneros, ex Director de la Academia Peruana de la Lengua. El fue explícito y contundente respecto a la educación civica. Su crítica estuvo centrada en que para alcanzar la identidad nacional se precisa de un mayor desarrollo de las fuerzas patrióticas. Se entendió, por ejemplo, que nadie canta a la patria, nadie canta el Himno Nacional a todo pulmón, con verdadera unciòn patriótica. “Pueblo que canta está salvado”, dijo
Particularmente, yo nunca he escuchado a los parlamentarios ni a los ministros ni al presidente de la República cantar el Himno con unciòn, como lo pide Cisneros, solo lo tararean y listo. Aman al Perú pero solo cuando se acercan a cobrar sus sueldos de elefante en las ventanillas del Estado.
Chile se sigue armando finalmente, pero no tenemos por qué alarmarnos. Chile tiene fines estratégicos planteados por Diego Portales hace siglo y medio. Por ejemplo: “Debemos dominar para siempre en el Pacífico, esta debe ser su máxima ahora y ojalá la de Chile para siempre”.

Este deseo o ambición nacional no debe asustarnos, es legítimo. En todo caso, debe servirnos como acicate para que nosotros también avancemos en el mismo sentido. No se precisa obviar la idea de la guerra, aunque no debemos avivarla cuando ahora, según lo afirma el analista Alberto Bolívar, “el armamento militar del Perú no sirve para nada”. (EXPRESO, 26.12.05).

Las guerras, en realidad y definitiva, deben ser abolidas por todos los medios al alcance de los hombres.
El Perú no debe propiciar, -como no lo propicia nunca-, ningún estado de guerra. Lo que debe hacer para estar más tranquilo es acabar con el racismo interno, exaltar la identidad, equilibrar el armamento y cuidar nuestros intereses máxime dentro del propio territorio. Primero nosotros y después Chile, por ejemplo, y no al contrario, cuando ahora no falta un peruano que le quiere entregar el puerto del Callao a los inversionistas chilenos.

Estamos advertidos, pero no debemos asustarnos. Creo que esta debe ser la consigna nacional, paisano tacneño, Inti Huaylamani.