EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Saturday, October 21, 2006

AL RESCATE DEL PERU PROFUNDO

El Perú todavía está dividido en “El Perú profundo” señalado por José María Arguedas, y el resto, el otro Perú al que se le podría denominar “Perú Superficial” o cualquier otro tipo de Perú, menos el auténtico, el de las raíces étnicas y culturales, por supuesto que modernizadas y pluralizadas auténticamente.
O sea, una parte, acaso la más importante del Perú irredimido, del Perú postergado después de abolida la Colonia o acaso nunca absolutamente abolida, continuaron omnipresentes: la opresión, el vasallaje, el olvido, la postergación no se fueron con los españoles,.
Lo siguiente es un ejemplo en pequeño de lo que digo.



Entre los cien asistentes a la reciente presentación del libro de Anna María Lauro sobre Estrategia Alimentaria, el 99% estábamos vestidos con “saco y corbata”, como antes solían retratar a los burgueses o pequeños burgueses, los marxistas universales.
Solo había un asistente diferente a todos nosotros los demás. El único que no vestía así era Alfonso Pocco Tapara, un miembro indígena de la Comunidad de Patacancha situada en el distrito de Churcampa (antes Mayoc)de la provincia de Tayacaja del departamento de Huancavelica.
Alfonso provenía de la “comunida campesina patacancha distrito provensia churcampa Huancavelica”, tal como él mismo lo escribió porque no le daba más su conocimiento del lenguaje castellano ni de la estructura administrativa de su región.

Esa noche en el Centro Cultural de la Universidad Católica, Anna María Lauro, presentaba su libro “Sociedad Civil y Participación en Políticas Públicas”, con el subtítulo de “El Caos de la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria”.
Dos analistas de primera categoría nos informaron con lucidez sobre la excelencia del libro, pero posiblemente la mayoría no entendió el lenguaje de los especialistas porque era demasiado técnico o teórico. Esta referencia no tiene nada que ver con la alta calidad profesional de los presentadores, no es una crítica profesional, sino que me sirve para señalar a esos dos Perú a los que me refería inicialmente.

Lo que dijeron los especialistas no nos tocó el corazón, sino el entendimiento. Al revés de lo que nos dijo el campesino,
Entonces, a pesar de que los cien asistentes no pertenecíamos a su etnia ni a su clase social ni cultural ni a su entorno, nos sentimos tocados en lo más íntimo de nuestro ser porque posiblemente casi todos llevamos en la sangre inaplazables vestigios del Perú arguediano de serranos o indígenas olvidados por todos los gobernantes que han desfilado por el limeñísimo Palacio de Gobierno, símbolo del más terco e irredimible centralismo político.

El libro trata sobre un desesperado testimonio -ensayo le dicen los teóricos- de la situación en que viven las comunidades campesinas del país, escrito por una peruana descendiente de italianos increíblemente dedicada a desenredar esa madeja de olvido ancestral que envuelve a tales grupos.
En la presentación del libro, se dice: “La inseguridad alimentaría en el Perú sigue como problema irresuelto por el estado y la sociedad y constituye un marcador de los todavía altísimos niveles de exclusión y pobreza que afectan a una alta proporción de la población. Así, uno de cada cuatro niñas y niños en el país, padece de desnutrición crónica, casi 40% en áreas rurales, situación que no ha cambiado en los últimos 10 años y que para una generación de peruanas y peruanos estará reproduciendo la pobreza y marginalidad en la cual nacieron. Un niño desnutrido de hoy tiene altas probabilidades de convertirse en un adulto pobre de mañana”.
Esta declaración no está firmada por un nacional sino por un extranjero, Jay Coulder, Director del Programa CARE, institución que ha auspiciado los estudios de Anna María y la publicación de su libro.

El libro es una vivisección de las actividades realizadas por las personas e instituciones que intervienen en los programas privados o públicos implementados para incrementar la deficiencia alimentario en el país, en los lugares donde prima el hambre y la desnutrición, se entiende.
Pero, no es un trabajo de escritorio sino de campo. Anna María se dio la dura tarea de internarse en la sierra peruana para tomar sus apuntes y experimentar en carne propia los destrozos que han causado el olvido secular de las comunidades campesinas por parte del Estado. Ella ha caminado kilómetros y subido cerros y pasado fríos, hambres y falta de comodidades solo con la altruista finalidad de testimoniar su trabajo. Un libro con contenido amplio que toca la socilogía, la economía, aún la ética, el humanismo, y aún la ternura que nos falta para emprender y aplicar al rescate de ese gran sector comunitario andino del Perú.

Ella explicó en lenguaje entendible cuál es la situación actual de los programas de Seguridad Alimentaria y el papel que le toca desempeñar a la sociedad civil, la cual aún está ausente en estos afanes, para concretar lo que vendría a constituir el rescate de esos grupos de altísíma calidad humana, tal como lo corrobó. Pocco Tapara.
Anna María barajó una serie de siglas para hacernos entender que hay una voluntad de ayuda a esas comunidades, pero que la respuesta no es generosa por el lado civil. Muchos de nosotros no colaboramos en la medida en que debería ser, expresó.

En medio de los castellanizados expositores de la mesa de honor, Pocco Tasara se dirigió en su mal hablado castellano para contarnos cuánto había cambiado su comunidad desde que algunas instituciones y personas llegaron a sus pagos y les enseñaron a cómo mejorar sus vidas.
Su exposición fue elemental, pero dramática, desde cuando dijo que él como niño jamás había conocido una letrina lo mismo que toda su comunidad, a hoy, que todos tiene letrinas; y de cómo, el guano de los cuyes, por ejemplo, es utilizado no solo como abono sino hasta para generación de energía eléctrica.
Nos contó hasta el hecho de que ahora funciona en sus comunidades un ente que vigila el cumplimiento o incumplimiento de las enseñanzas prodigadas, si aquellos han cumplido, por ejemplo, a incrementar su menú diario de solo papas o quinua con verduras, legumbres o cereales para su desarrollo físico y mental.
Se dejó entender que está mejorando la educación, tan postergada.
El conocido psicólogo y sexólogo cajamarquino, Arturo Cáceres Velásquez, recordó recientemente que el le enseño a leer a su madre cuando éste cursaba el tercer año de primaria.

Pocco Tapara dijo que todos los días aprenden cosas nuevas, como incrementar campos de cultivo para lo cual enumeró los 5 pasos que se dan desde la captación del agua hasta su distribución. Aprenden nuevas técnicas para “industrializar” sus productos, etc.
Entonces, recordé al periodista Andrés Oppenheimer, cuando describió a la China de hoy preocupada como primera prioridad en la enseñanza de la tecnología a sus muchachos “mientras aquí, en América Latina, seguimos solo sacando filósofos, abogados y psicólogos, etc.”, dijo

Si a esos indios Pocco les enseñáramos mucho más tecnología, en poco tiempo sus Comunidades se convertirían en exportadoras de productos con “valor agregado”, esa especie de embrujo de la exportación moderna, generadora de riqueza sin averiguar de qué emporio viene.

En fin, la presentación del libro de Anna Maria, a la que posiblemente no acudió la prensa, la radio ni la cámaras de TV porque no se ofrecáin "shows de strip tease”, impartió lecciones de peruanidad a raudales.

Si de pronto, apareciese una colmena de mujeres como Anna María y de hombres como Alfonso Tocco Tapara, el Perú cambiaría de raíz, es decir, se convertiría en el Perú que soñaron los Arguedas. los Mariátegui, los Gonzàles Prada, u hoy, sueñan las María Rostworowski, los Lumbrera o los Matos Mar.
¡

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Cuando se reflexiona sobre el Perú profundo desde Lima es muy comodo y hasta placentero hacerlo, el problema no son esas reflexiones que las hay muchas y buenas, sino sobre la posibilidad de implementar esas concluciones y recomendaciones. En ese punto empieza nuestras dificultades ya que eso implica ir a vivir en esa profundidad y muy pocas personas quieren hacerlo. Existen ese tipo de personas, que hacen lo que predican, claro que si, son pocas pero existen. Sería bueno que alguien los encuentre y pueda comentarnos sobre ellos

7:40 PM  

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