QUIMERA,2006 Y EL MURO DE LAS CRUCES

QUIMERA, 2006
El presidente Municipal de Metepec, México, Oscar Gonzáles Yáñez, informó recientemente que la QUIMERA2006 organizada por ese municipio ha constituido un éxito total: casi 200 mil personas se han dado un baño cultural de arte y literatura durante la semana que duró.
Como ciudad, Metepec no tiene la dimensión de Roma ni de Paris ni de Nueva York, etc., pero es tanto como son esas urbes porque guarda el tesoro cultural del México precolonial. Se la conoce como la Ciudad Típica de Metepec porque su principal tarjeta de presentación lo constituye su alfarería indígena.
De generación en generación los alfareros metepequenses inundan el mundo con sus trabajos realmente originales. Por ejemplo, presentan el “Arbol de la Vida” que es una síntesis de la creación del mundo según nos enseñan los catecismos cristianos.
Ahí se le ve a Dios Padre con sus enormes barbas despeinadas y a Adán y Eva en el momento en que huyen del Paraíso, luego de ser seducidas por la serpiente. La alegoría es más esplendorosa aún, están el sol y la luna como la concebían los toltecas, hay animales y árboles de paranoia rodeando la escena de la Creación. Pero, lo admirable es que todo está hecho a mano y, por supuesto, el único material que emplean los metepequenses es el barro.

Todos los años, -desde hace 15-, los metepequenses organizan sus Quimeras que vienen a ser reuniones de intercambio cultural con hálito mundial. Se reúnen países europeos, americanos y posiblemente hasta asiáticos y africanos. Ocho días en que disfrutan de la cultura de cada país representados por sus poetas, sus escultores, etc. Por ejemplo, ahora, estuvieron allí la conocida actriz Ana Colchero y el famoso cantante cubano Pablo Milanés.
Las conversatorios, representaciones, reuniones, etc. tuvieron varios escenarios, pero los principales fueron la Casa de la Cultura, los viejos claustros de la Iglesia de San Juan Bautista y otros, como el Parque Suárez donde se realizaron 27 eventos y al que asistieron 92 mil curiosos, mientras a la Escalinata del Calvario -donde se realizaron 28 eventos- asistieron 86 mil personas.El Municipio premió, con un diploma de honor y una medalla de una onza de plata purísima, a todos los metetepequenses o mexicanos que se portaron bien en 2006. Nunca premian a extranjeros. En este sentido es que quiero dedicarme una sola línea para agradecerle a Metepec el haberme considerado merecedor ESPECIAL de ese diploma y esa medalla de plata con la cual ahora me considero el hombre más rico de la Tierra.

Explico que me han premiado porque entre Metepec y Trujillo, la capital del departamento en que he nacido, conformaron una Hermandad que, increíblemente, viene funcionando ya 10 años seguidos. Un día x, a la peruana Áurea Rodríguez Ulloa y a la mexicana, Celina García Garduño, de la nada forjaron esa Hermandad cuyos frutos son el intercambio personal entre ambos pueblos para conocerse mejor. Me nominaron Presidente Vitalicio de esa Hermandad desde cuando los alcaldes Miguel Ángel Terrón y José Murgia Zannier firmaron solemnemente el compromiso de hermanar a los pueblos que representaban.
Claro que el Perú y México, son casi hermanes porque, por lo menos, pertenecen a dos de las culturas más relevantes prehistóricas de este Continente.

EL MURO DE LAS 3 MIL CRUCES
Lo narrado es casi una tierna historia de amor humano. Sin embargo, parece increíble que mientras dos países hacen todo lo posible por estrechar sus vínculos de amistad cultura y compartir penas y alegrías, haya un país que está dispuesto a levantar un muro para que los separe aún más de los separados que están: Los Estados Unidos de Norteamérica.
Justamente, mi discurso principal en Mete3pec –mi viaje frustrado por razones de salud- se refería al “Muro de las 3 mil Cruces”.
No el Muro de la Vergüenza ni de la Infamia, como fue bautizado al Muro que dividió a Berlín en dos mitades, sino de las Cruces. Esto, porque los arquitectos norteamericanos han diseñado el Muro para construirlo sobre las 3 mil Cruces que recuerdan a los mexicano y sudamericanos que intentaron ingresar ilegalmente a los Estados Unidos y fueron acribillados a balazos.

Eso de ilegal es cierto, pero quienes dejan su terruño al que conocen como la palma de su mano, por otro al que no conocen ni por el forro, es muy triste. La gente: hombres y mujeres, niños y viejos, de países en desarrollo emigran a los países desarrollados porque en los suyos no hay cómo ganarse la vida.
El honorable señor George Bush, ha firmado ya la construcción del “Muro de las 3 mil cruces” para que ningún mexicano pueda pasar mientras no sea con un pasaporte. Claro, eso sería lo ideal, pero quienes emigran no son bandidos, ni ladrones, ni espías, no siquiera nietos de Bin Laden; su única tara es ser pobres, lo único que llevan consigo son su fuerza de trabajo. Allá van a trabajar en el campo, en las fábricas, en toda mano de obra que los gringos no están dispuestos a construir aun otras Torres Gemeales, con el sudor de sus frentes. .

La construcción de este Muro ha sido maldecida no solo por renombrados pensadores y políticos extranjeros sino por el mismo ex presidente Carter y el escritor norteamericano Noam Chomsky. Este no le perdonará jamás a su presidente George, las barrabasadas que está haciendo dentro de su propio país y de otros países como Iraq.

Yo tuve la suerte de estar en Berlín cuando la caída del Muro de la Infamia y recuerdo que todos los días madrugábamos para ver si nos era posible cooperar a tumbarlo. Era un muro construido de cemento, piedras, pero sobre todo, con odio. Yo me traje unos pedacitos de aquel muro aparentemente indestructible, y en el discurso que preparé para pronunciar en Metepec, decía que solo le pedía a Dios me hiciera vivir hasta cuando caiga ese “Muro de las 3 mil cruces” y yo pueda traerme unos pedacitos para exhibirlos aquí junto a los desgarramientos del Muro de Berlín.