CARLOS GERMAN BELLI y MARTIN
Parecida o casi igual a la poesía de Carlos Germán Belli es la edición de MARTIN, No 15, revista iconoclasta diagramada por el mago virtual Jesús Ruiz Durand.
O sea, primero, aparecen los comprensibles cien rostros de Carlos Germán aunque una sorpresa para quien esto escribe (disculpen la inmodestia personal), porque solo conocí un solo rostro, aquel que vi todos los días a lo largo de unas dos decenas de años cuando trabajamos juntos en una redacción de periódico.
Luego, Ruiz Durán hace aparecer un desierto peruano con unas casas peruanas salpicadas y aplastadas por la tristeza y unos hombres peruanos salpicados caminando como sobre un manto gris de soledad peruana, inmensa, desesperante, como la poesía de Carlos Germán.
En otra página, la vida y la muerte disputándose un vergel, una brutal explosión de flores rojo-sangre con pistilos como bayonetas erizadas para defendernos de la muerte cuyos ojos vacíos nos ven cómodamente aunque impasibles, igual que la poesía de Carlos Germán.
Y los vitrales de un raro templo, como la poesía de Carlos Germán, aparentemente desgastada, inexpresiva, como su lenguaje, pero a la vez en pleno vigor, de Carlos Germán; y los juegos de luz y de sombra que empiezan en la cara de unos ángeles jóvenes o vírgenes anónimas y terminan perdidos en la perspectiva, como el sueño de los argonautas.
Y otra vez, flores y damas antiguas como el vocabulario de Carlos Germán, inusable, limitado y no obstante en plena vigencia no léxica sino existencial, por la sorpresa o la bella amenaza de los lirios.
Y otra vez, la batalla virtual de Ruiz Durán tratando de graficar la poesía de Carlos Germán en líneas octogonales y puntos germinales, imposibles de ser aprehendidos aunque sí de ser gozados.
Y nadie ha visto un rostro cogido en una red de líneas que se pierden en el infinito, como un verso cualquiera inesperado de Carlos Germán, y luego más flores para disuadir el misterio de la creación y, ¡pum! Carlos Germán multimillonariamente divido en infinitos rostros que son parte del tecnicismo virtual y la audacia creativa de Ruiz Durand acostumbrado ya a dejarnos sin aliento pensando en los misteriosos meandros de la cibernética y la poesía de Carlos Germán.
Y ahora, José Antonio Chang justificando la edición para un poeta premiado con el Pablo Neruda 2006 y haciendo un recuento de su vida de hombre y de creador de belleza poética. Y Antonio Mellis, con su relato sentimental para informarnos sobre los valores estéticos de Carlos Germán y su amistad desde Hada Cibérnética, poema (perdón por esta nueva incursión personal) que sirvió para que el doctor Francisco Miró Quesada C. bautizara a la primera computadora de la Redacción con ese nombre de “Hada Cibernética”, hermoso y cabal.
Y James Higgins preocupado en realizar un tour poético para descubrir a Belli enfrentando sus peripecias existenciales casi con el mismo desgarramiento que Vallejo, y Marco Martos situando a Carlos Germán como uno de los poetas más conocidos y traducidos de la Generación del 50, (y del Palermo, bar donde se incubó ese grupo de sanmarquinos magnánimos), con un vocabulario aparentemente “pobre y vetusto pero tan extraño” y como los antiguos romanos con su propia “ara” para homenajear a sus manes o, por su emparentamiento boticario, ser un alquimista medioeval.
Jorge Cornejo Polar habla de la alienación, de la amenidad, del sentimiento de culpa, del sombrío ser al que Ruiz Durand alegra con flores en blanco y negro, pero entristece con un hombre de perfil, Carlos Germán, salvado de las sombras por un haz de luz.
Camilo Fernández habla sobre “La ironía desmitificadora de Carlos Germán Belli”, y otra vez, una mujer, mitad mundana y mitad virginal, ilustra “la cosmovisión cristiana” del poeta.
Ruiz Durand apela a “Las manos de Kotosh” trasformadas en las de Belli, y luego, Ricardo Gonzáles Vigil, ensaya su propia interpretación inclinándose hacia “El vuelo erótico” de Carlos Germán, sugerido gracias a su misticismo. “La poesía mística ha encontrado en el amor erótico (Amado con Amada) las vivencias humanas que mejor podrían sugerir lo que resulta inexpresable para las palabras y los conceptos humanos: La inefable unión con Dios”.
“El Miedo como figura de lo real, es un severo análisis de “Lo inalcanzable” en Carlos Germán Belli, de Marcos Mondoñedo; mientras Ricardo Silva-Santisteban alaba la prosa de Carlos Germán, a tal extremo de sugerir la publicación necesaria de un libro de Crónicas Bellianas.
Elqui Burgos pergeña cuatro imágenes estupendas para la identificación humana de Carlos German y de Elqui y de los hermanos tullidos. (En la Imagen D, aparece esta palabra “existensciales”. ¿Error de imprenta o error adrede? Si fue adrede, que se quede así nomás, es un neologismo admirable como aquellos que inventaba Vallejo).
La tercera parte de Martín está dedicada a exaltar la premiación de Carlos Germán Belli por haber obtenido el Premio “Pablo Neruda” realizada en Santiago, a la que asistió la misma presidenta de Chile, Michelle Bachellet. Consignación de los discursos pronunciados a cual más elogiosos y la tímida respuesta de Carlos Germán. En entrevista previa mencionó a Neruda, Huidobro y Gabriela Mistral, pero no a Nicanor Parra, a quien recibimos en Lima; se olvidó.
MARTIN presenta una antología de los poemas de Carlos Germán Belli realizada por Hildebrando Pérez Grande donde no podía faltar Oh, amada cibernética, Plexiglas, Amanuense de “Pie sobre el cuello”, inolvidables.
Una “Bibliografía selecta” sobre la obra del poeta hecha por Richard Cacchione Amándola.
Y, finalmente, en la contracarátula, un angustiado Carlos Germán Belli y una muchacha muy triste, parecida a su hija, parecida a la diosa Tristeza. (MJO)
PD. Unos días después de dicha ceremonia de Premiación, la hija del poeta Belli, quien había asistido a la ceremona oficial en Santiago, murió victima de un accidente de tránsito cuando, con su esposo, regresaban de una visita turística al sur del Perú. Mariella estaba viva cuando se diagramó la revista, pero acaso era ya, -como la imaginamos- muy parecida a la diosa Tristeza.
2 Comments:
Profezó, otra vé mareaíllo, verdad pisha, paisà que bueno que a un peruano lo premien en ese gran paí que é el Chilé, hay é onde triunfa la gente e verdá. Paisá, arza, a ver cuando nos metemos unas servesas de las que tanto le gustan y nos corremos una juerga.
Nadie ze ha gastaó má parné que uzté en las tavernas zevillanas.
Mi arma, vaya uzé con Dió, ozu
Saludos al maestro...
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