ALAN GARCIA Y MAGALY MEDINA
Aparte de que como lo han manifestado los abogados que intervienen en esta causa la noticia ha provocado más repulsi`n que simpatía, la mayoría de periodistas ha mostrado su descontento en gran escala..
Esto porque el asunto de la Medina es un problema eminentemente periodístico y desde este punto de vista, el que dicha “profesional” haya sido castigada con cárcel siempre fue bien apreciada por el gremio. No por el hecho de la cárcel sino porque esa era la pena que merecía un personaje metido al periodismo solo para cometer anormalidades, cientos de ilegitimidades contra la ética y la moral.
La señora Medina alcanzó de manera excepcional un alto nivel en el ámbito informativo, en especial en el correspondiente a los espectáculos, que la hizo pensar que había tocado la gloria con la punta de los dedos.
Nada más equivocado. Sus planes de faena periodística estuvieron basados sola y absolutamente en el chisme, es decir, en ese sistema tan repudiable y nefasto y tan condenado en los cánones de la deontología profesional, pero tan atractivo para las clases iletradas.
El trabajo de la citada “periodista” fue tan asqueroso que pronto sus clientes empezaron no solamente a dejarla sola sino a repudiarla. La señora Medina llegó a diseñar una especie de periodismo que poco tiempo después llegó a adquirir un nombre propio: el de “Magalismo” .Ese fue el pago que se le dio a esa especie de información periodística basada en la vulgaridad, el chisme, el insulto, el abuso y la impropiedad.
No hubo quien se erigiera en un rudo asesor capaz de hacerle ver que el periodismo que hacía no era el correcto, que si le estaba rindiendo frutos económicos, no ocurría lo mismo con las ganancias en el plano honorífico que era el más valioso y rentable.
Hasta antes de que la justicia la condenara siquiera unos seis meses de cárcel, ya se veían volar oscuras golondrinas en su panorama. Su comportamiento era nefasto
Hasta que cayó y ahora el presidente de la República se yergue como su salvador.
Qué poco criterio del presidente García. Tal como se le ocurre en numerosos actos políticos o administrativos, García en este caso, solo parece haber pretendido como lo han calificado ya, convertirse en un gobernante “populachero”.
Y en todo caso, le han dicho, si tiene un corazón de oro, pues que visite una cárcel pública y vea cómo ahí no hay uno sino decenas de presos injustamente pagando cárcel.
Por ahora, que la señora Medina termine los pocos días de castigo que le faltan y que Garcia se entregue a gobernar el país con más tino, también durante los días que le faltan.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home