MAGALY MEDINA, CONDENADA
En este aspecto, abogados de primera categoría han opinado que la pena de cárcel a la Medina es una exageración. Ellos hablaron en su lenguaje y dijeron que la falta delictuosa de la mencionada rea no merece pena de cárcel o en todo caso, no tan excesiva.
A todos les preocupa la situación: ver que una mujer que todas las noches a las 9 aparecía a informar sobre las turbiedades de “Chollywood” ingrese enmarrocada a la cárcel local de mujeres.
Les preocupa a todos menos a ella. En los periódicos limeños, la Medina ha aparecido ocupando la primera página y dando la noticia de su aprisionamiento a todo color, lo cual preocupa a todos menos a ella.
Menos a ella, porque no se ve a ninguna persona más feliz que a la Medina mostrando sus manos enmarrocadas conducida a la cárcel por la policía. La Medina no se muestra contristada ni seria, al contrario, se le nota triunfadora, muriéndose de risa, feliz de lo que le está sucediendo.
Lo que más llama la atención es que según la televisión, en el camino a la cárcel, se apostaron grupos de gentes con carteles que pedían la libertad de la Medina, lanzaban gritos de condena a la jueza que lo ha condenado y alegaban por el respeto a la libertad de expresión.
Esto es importante de señalar, ¿cómo puede ser posible que se pida la libertad de una conductora de televisión cien veces cuestionada por su pésimo comportamiento profesional?.
Detrás de esta condena por difamación hay más de una media docena de condenas por lo mismo. O sea, es una costumbre de la señora Medina la de difamar y esto está condenado en los Códigos del Periodismo Profesional.
“El periodista de ninguna manera deberá convivir con la diseminación de falsedades, calumnias, difamaciones e injurias”, dice en su libro sobre Ëtica, Eduardo Terrones Negrete, uno de los profesores de la Medina en la Escuela de Periodismo Bausate y Mesa.
La señora Medina siempre fue muy criticada por intentar ejercer el periodismo de una manera muy baja, lindando con el “periodismo amarillo” al que ella ha contribuido a calificar degenerativamente como “magalismo” o “periodismo chicha”, alimentado por el chisme y el “ampay”.
“Se entiende por “periodismo amarillo” aquel tipo de periodismo que pone énfasis exagerado en la lujuria, el desastre, lo injurioso y obsceno. Selecciona, carga el acento, extiende y profundiza las noticias policiales, las de tinte erótico, los chismes de alcoba”, dice Terrones, el maestro de la Medina.
Sobre la justeza de la condena, ahí están los jueces para dilucidarlo, 5 meses o un año o un día, es una cuestión de criterio jurídico. Aquí lo notable es el valor ejercido por la jueza que la ha castigado con cárcel para indicarle que la justicia tarda pero no olvida. Vi una vez a un actor joven llorando como niño a causa del comportamiento ofensivo de los “urracos” por orden de la “Urraca” mayor.
Hace ya años, en la presentación de un programa de Chema Salcedo, ante una pregunta de cómo andaba el periodismo en el Perú dije que más o menos bien, que el único pésimo periodismo era el de Magaly Medina. Ella estuvo ahí, y solo sonrió ante mi crítica.
Siempre he escrito criticando ácremente el comportamiento profesional de la Medina, pero claro, ella siempre ha vivido ensoberbecida, y de pronto, con suma razón tanto que ahora acaba de ser denominada “ la periodista más poderosa del Perú”.
Yo escribí preguntando ¿cómo puede ser eso posible, y solo encontré la respuesta en las deficiencias de las encuestadoras y en la mediocridad cultural de nuestra sociedad. Nuestro pueblo es culturalmente mediocre, anda por las patas de los caballos y por eso se solaza con los programas tipo Magali TV y sale a las calles a defenderla con el pecho descubierto.
Al margen de cualquier aspecto exquisito o personal, ojalá que este esguince, el de ponerla a la Magali un día o cinco meses en la cárcel, sirva para corregirla y corregirnos a muchos de nosotros Muchos de nosotros nos creemos vacas sagradas, intocables, mesiánicos; la soberbia nos atolondra.
Finalmente, cuánta falta nos hace a los periodistas un Colegio para frenar nuestros ímpetus y corregir nuestros desmanes. Un Colegio de Periodistas como tienen los otros profesionales como los médicos, abogados, etc., ya la habría puesto a la Magali inepta para ejercer el periodismo o la habría censurado 20 veces. Por desgracia, nuestro Colegio figura pero no funciona como debería ser. Ojalá, alguna vez se erija sacrosanto.
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