EL PERU Y EL CAOS
El caso es que en referencia a los graves problemas de huelgas que como casi nunca se han dado en el país, recriminó a las más altas autoridades de gobierno por no haber tomado medidas oportunas para solucionarlas. No hay el menor sentido de prevención, dijo
Lo dijo cuando había huelgas muy graves en Cajabamba, en Chimbote, en Tacna, en Moquegua y en Sicuani.
Son graves porque no se refieren a protestas populares por una u otra razón, sino a conatos de revolución popular con violentos enfrentamientos contra el orden público, las autoridades y la policía.
Los enfrentamientos consisten no solo en retar a las autoridades y policías sino en tomarlas como rehenes, en apedrear las ciudades causando graves daños a edificios públicos o privados.
En una palabra los huelguistas no reconocen a las autoridades y como sucede en Sicuani, piden renuncia del presidente de la República, de las autoridades Regionales y del Parlamento.
Los huelguistas de Moquegua y Tacna lo hacen por cuestiones del canon que reciben ambos departamentos como fruto de la explotación minera que les concierne. Los huelguistas de Sicuani, sin embargo, lo hacen porque el gobierno no atiende sus protestas, por ejemplo, contra la construcción de una central hidroeléctrica dentro de sus límites geográficos. Alegan que de construir esa hidroeléctrica se quedarían sin agua potable.
En este caso, se ha comprobado que los huelguistas están totalmente equivocados, tanto que cuando se convencieron de su error firmaron el Acta respectiva con las autoridades de gobierno para poner punto final a su pedido y a la huelga.
Pero aquí viene lo serio del asunto. Quienes impusieron sus criterios para que se diera marcha atras y se negara el arreglo y se continuara con el estado de huelga, fueron conocidos líderes de extrema izquierda y declarados antinacionalistas.
Hernán Fuentes, presidente regional de Puno lo ha dicho con todas sus letras y en todos los foros posibles que lo ideal para ellos sería que los aymaras y acaso los quechuas se independizaran del Perú. Fuentes preferiría tener su país propio.
Esa idea viene, acaso, desde cuando todos los gobiernos y aún el de hoy no ofrecen una atención marcada a resolver los problemas de los pueblos del Sur conformados en su mayoría por aymaras y quechuas, aunque ya no etnias clásicas sino amestizadas.
Tampoco es un misterio el que todavía en el Perú, la distinción entre grupos étnicos no coinciden aún en sus ideas sociales ni culturales ni en su más hondo sentido de patria.
Este problema no es de hoy. Todo el siglo pasado, los grandes pensadores peruanos tuvieron una preocupación constante y honda frente al problema del indio.
Como se sabe, hasta hoy todavía no se ha logrado compatibilizar la comprensión ni el afecto entre costeños y serranos o más notablemente entre costeños e indios, llamados así a quienes nacen y se desarrollan en la costa y a quienes nacen y se desarrollan en la sierra, éstos como herederos de la raza indígena, de nuestra raza primigenia tan llena de grandeza y gloria.
En días recientes, una asociación de campesinos puso un aviso en un diario local donde decía que el gobierno seguía preocupándose de resolver más los problemas sociales y económicos del Pacífico, que el de los de los Andes, una hermosa metáfora geográfica, política y social.
En el libro EL INDIO de Luís Enrique Tord, página 169, hay una mención a Sicuani, de la década del 20, donde se recuerda que los indios se dedicaban a la ganadería y eran triunfadores. Entonces, los ricos o los gamonales los persiguieron y maltrataron. En el párrafo se cuenta que “entonces, nos reunimos, los invitamos y les hicimos que nos explicaran su situación. Qué tal explicación, que tal oratoria. A raíz de este hecho fundamos el Grupo Resurgimiento, luego a nosotros nos encarcelaron en la Isla de San Lorenzo”, cuenta Luís E. Valcárcel, uno de los más ilustres intelectuales, indigenistas y peruanistas del siglo pasado.,
Entonces, el problema de las insurgencias por razones raciales no es de hoy, es muy antigua, como es muy antiguo el desdén con que los gobiernos ven los problemas de los indígenas, no solo del Sur sino de todo el Perú.
Como acaba de decir la doctora Merino de la Defensoría, lo importante, lo necesario, lo urgente es que el Gobierno dedique todo su tiempo a resolver los problemas de los indígenas antes de que estos revienten, y en especial los problemas del Sur. Sicuani está equivocado. Pues, hacerle entender que hay error en sus apreciaciones para evitar que tomen carreteras y quemen comisarías. Estas son medidas preventivas de urgencia.
No seguir con la política del ex ministro Jorge del Castillo, todo soberbio e implacable, si quieren que vengan a hablar conmigo aquí, yo no voy ir allá a buscarlos. Estas son las consecuencias de la falta de voluntad política para resolver tales problemas.
La doctora Merino ha sido muy clara. El Perú está viviendo unos días de caos y su futuro es más negro y frío que una noche en los Andes.
Nunca se ha visto que huelguistas en todo el país copen puentes y detengan el tránsito nacional, que invadan e incendien comisarías, que hieran a cientos de policías y civiles y que, para el exterior, ofrezcan imágenes vergonzosas de desgobierno.
Ojalá el ministro Yehude Simon trate de poner y ponga fin a tanto caos y detenga para siempre las ideas separatistas de traidores al Perú, a su brillante destino.
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