CUALQUIER PAPA, YA NO IMPORTA

El interés por la elecciòn del sucesor de Juan Pablo II ha decrecido notablemente de la misma manera como creciò la noticia de la muerte del Santo Padre. En todo caso, lo que más interesa ahora es saber cómo el nuevo Papa va a mejorar la cuentas del Vaticano que, según informan los medios de comunicaciòn mundiales, ahora están “en rojo”.

Los 115 cardenales están pensando en quién debe ser el sucesor de Juan Pablo II. La cuenta regresiva ha empezado como cuando los norteamericanos lanzan sus naves espaciales: 5, 4, 3, 2…etc. Las encuestas han subido y han bajado con relaciòn a los posibles elegidos, igual que como se trata de adivinar cuál será el próximo presidente en los pobres países del Tercer Mundo.
En las encuestas pùblicadas en los diarios del mundo, primero, el favorito era el Papa de Nigeria, luego le seguía el de Alemania, ahora está el italiano. Total, pareciera que la designaciòn ya no le interesa mucho al mundo, hasta hay algunos periódicos que no publican nada sobre la elecciòn.
De lo que más se habla ahora es de las cuentas del Vaticano. Todos mencionan el estado de sus finanzas, “las cuentas están en rojo”, dicen. O sea, son deficitarias, y se preguntan qué maniobras va a realizar el nuevo Papa para nivelarlas o ponerlas en “superavit”.

Otra vez se comienza a decir que la vida al interior del Vaticano no es un lecho de rosas. Como se recordará, vivo todavía Juan Pablo, un grupo católico lanzó un comunicado muy duro que decía: “Estamos profundamente indignados por los casos de hostigamiento, explotación sexual y violación de monjas católicas por parte de sacerdotes, denunciadas en un informe de investigación que dio a conocer el National Catholic Reporter. El informe de la hermana Maura O´Donohue, resultado de una investigación relacionada con la propagación del SIDA en África, habla de casos de abuso sexual en 23 países de ese continente, Asia, Europa, América Latina y Estados Unidos”.
Esto sobre etica y moral religiosa.

Ahora, se comienza a increpar nuevamente las cosas vaticanas. Hablan de sus negocios mundanos. “Las tiendas del Vaticano incluyen una farmacia que importa medicinas aún no aprobadas en Italia, un supermercado y una tienda en la que se venden perfumes Chanel o relojes Cartier hasta un 50% más baratos de lo que cuestan en la vecina Roma”.
Mencionan al “Istituto per le Opere di Religione”, conocido como el Banco del Vaticano que siendo el tercer pilar de las finanzas del Vaticano, no publica sus datos financieros.

Y justamente piensan que “El sucesor de Juan Pablo II deberá encontrar nuevos ingresos si quiere equilibrar el presupuesto del Vaticano. Tras obtener ganancias durante ocho años, la Santa Sede, la administración central de la Iglesia, registró déficit durante tres años hasta 2003, según los balances de cuentas del Vaticano. El presupuesto de la Ciudad del Vaticano, el Estado papal independiente de Roma, también estaba en números rojos en 2003, el último año con datos disponibles”.

O sea, los no involucrados en la administraciòn del Vaticano, los infieles, los que ven las cosas desde fuera, están muy preocupados. Dan cifras, enuncian datos que ponen en tela de juicio, lo que mucho de nosotros, ni siquiera lo imaginábamos. El Perú es un país muy pobre, como la mayorìa de paises del mundo, con deficits fiscales espeluznantes, pero no sabíamos que “El Vaticano depende de ganancias aproximadas de 1.000 millones de dólares por sus inversiones en acciones, bonos y propiedades inmobiliarias, además de las donaciones de los católicos del mundo. Si bien la Santa Sede se benefició en los años noventa con el auge bursátil y la fortaleza del dólar, la situación monetaria la llevó a perder 9,6 millones de euros en el 2003, con 204 millones de ingresos”. ¡Qué bárbaro movimiento de bolsa!

Para los fieles seguidores de la Iglesia, pero neófitos en cálculos políticos o estrategias de globalizaciòn, el que el Papa haya admitido nuevos nombres al santoral católico, no tenía nada de malo, sino de bueno. Sin embargo, tenía sus bemoles. Veamos un caso: “Los obispos mexicanos lo tienen muy claro: la canonización de Juan Diego, puede ayudar a la Iglesia a recapturar los orígenes indígenas de nuestro pueblo".

“El problema es una cuestiòn de fe, dijeron los periodistas. Algunos sospechan que Juan Diego jamás existió y que se trata de una operación de marketing religioso para conquistar el corazón de los indígenas que sobrevivieron 500 años de sangre, fuego y marginación. “Es un clara opción por los pobres", dijo el columnista Héctor Zagal desde las páginas de "Reforma". "El gran santo de México será un indígena, que en estos tiempos de economía neoliberal estaría vendiendo chicles en la calle, despreciado como un vago por la burguesía".
Total, nada es del color con que se pinta. Increible que la fe, para mantenrla, tenga que depender de las fluctuaciones del dólar, como se dijo recientemente. Leamos: “Debido a la baja del dólar norteamericano, la asistencia de las diócesis estadounidenses al Vaticano se redujo de 85,4 millones de euros en 2002 a 79,5 millones en 2003”.
Total, sea cual fuere el nuevo Papa, nos debe tener sin cuidado. Yo pensé que si salía el Cardenal Arinze era mejor porque habría constituído un triunfo de la lucha antiracial que es un problema universal; pero, mejor es que cargue la cruz deficitaria Ratzinger o Tettamanzi. “El nuevo Papa no podrá recurrir a los tesoros de arte ni a las cuatro basílicas romanas para impulsar las ganancias, que reúnen 460 pinturas de maestros como Giotto, Caravaggio y Rafael, dice monseñor Claudio Celli, a cargo de la gestión de los activos de la Santa Sede como secretario de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. Celli señaló que en 2003 había cambiado la mayor parte de las posiciones de la cartera de la Santa Sede, vendiendo acciones para comprar deuda a corto plazo”.

Ahora, a mí me da lo mismo, aunque como se comprenderá yo no pinto para nada en el movimiento ecuménico de la religiòn cristiana ni dependo de un papa negro o blanco. Asi como están las cosas, dependo fundamentalmente de la fe humana, que es la fe de muchos.