EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Saturday, April 02, 2005

JUAN PABLO: MAS HUMANO QUE DIVINO

EN EL VATICANO, CON WALESA, GORBACHOV Y REAGAN;
EN LAS GUERRA DE LAS MALVINAS, Y EN SU VIAJE POR TODO EL PERU


Un privilegio haber estado tan cerca de Juan Pablo II: tres veces en El Vaticano, una vez en Buenos Aires y haberlo acompañado por todo el Perú, en su primer viaje pastoral.

CON WALESA: Más de 200 periodistas estábamos de pie en el Salón de Recepciones de El Vaticano esperando desesperadamente a Juan Pablo II y a Lech Walesa.
“Los dos polacos más importantes del siglo”, -como titularon varios periódicos romanos-, se iban a reunir esa mañana del 13 de enero de 1981, en medio de la admiraciòn mundial.
Muchos, que ibamos a verlo por primera vez, erramos en nuestros pronósticos. Como otros periodistas, yo tenía la idea de que el Papa iba a aparecer como todos los Papas de la historia que antes habíamos visto en fotografías o grabados: rígidos, omnipotentes, fríos, medioevales, aparentando ser divinos.
Cuando a las 10 de la mañana, Su Santidad apareció por la puerta de la izquierda del salón delante de la delegaciòn de polacos visitantes, nos quedamos pasmados de admiraciòn.
Juan Pablo II, jóven aún, simple, puro, era, sin embargo, un hombre como todos nosotros solo que, acaso, más humano, humanísimo, es decir, nada vanidoso como somos todos los hombres de la tierra aunque algunos hagamos todo lo posible por no parecerlo.
Como si fuera parte de una lecciòn aprendida, apareció sonriendo con esa sonrisa que va a eternizarlo. No, aquella fingida que se aprende para las presentaciones sociales o para incrementar el carisma. No esa sonrisa adúltera, hipócrita y mezquina de los políticos de oficio o los actores de televisòn o de cine, sino aquella que no consiste solo en dilatar los labios hacia los costados, sino la que expresa la vida interior, aquella que arrastra a los ojos, a la frente, a todo el rostro a ser espejo del alma.
Entonces, todos caimos derrotados en nuestra pretensiòn por aparecer inconmovibles frente a un Sumo Pontífice medioeval.
Para mi, era el cura del pueblo de mi infancia y no pude menos que pronunciar su nombre. No era el Papa Juan Pablo II, sino el cura Aparicio Rodriguez de mi parroquia provinciana y cerril.

A su lado estaba Lech Walesa convertido en la niña de los ojos del munod y de los trabajadores polacos agrupados en el sindicato Solidaridad que estaba jaqueando a los gobernantes de su país, títeres de la URSS.
Hubo un breve discurso de Walesa que lucìa como en las fotos de esos días con su enorme bigote de brocha y su orgullo de paladín de la democracia polaca.
Juan Pablo le contestó con breves frases de jaculatoria y luego, ambos, y la comitiva de visitantes y dignatarios de la Iglesia avanzaron hacia donde estaban los regalos que le enviaban los proletarios polacos consistentes en barcos en miniatura armados en el astillero Lenin, de Gdansk.
Entonces, muchos de nosotros aprovechamos el jolgorio y rompiendo el protocolo nos acercamos al Papa para besarle la mano que en ningún momento, él la retiró para negarnos el privilegio.
Después de una hora larga, la reuniòn se disolviò y yo aproveché para decirle a Walesa que iba ir a Polonia a entrevistarlo. Y así fue, solo que pude hablar con él apenas dos años después en el mismo Gdanks cuando las cosas habian cambiado mucho. Walesa acababa de salir de la cárcel, pero el retrato de Karol Wojtyla seguìa exornando su departamento en un barrio obrero de Gdansk. Walesa, poco tiempo después, fue presidente de Polonia, pero no supo aprovechar el hecho de que el comunismo se había disuelto ya detrás de la Cortina de Hierro, como el hielo en un vaso de whiskey.

Estuve con MIHAIL GORBACHOV cuando una tarde fue recibido por Su Santidad. Entró acompañado de su esposa Raisa mientras los periodistas, en el salòn de prensa, cuchicheábamos si era posible una entrevista entre Dios y el Diablo. Fue posible porque Gorbachov saliò ileso y sonriente. Es posible que no nos hayan dicho lo que hablaron, realmente, pero nos supusimos que Juan Pablo tuvo términos de recriminación. El comunismo no era el mejor sistema para gobernar a los pobres, según la Iglesia. Raisa dijo de repente: “El Papa es la autoridad moral más importante del mundo, y es eslavo”. Recalcó lo de eslavo para corroborar que los hombres de cualesquiera latitudes de la tierra también pueden ser Papas Poco tiempo después la URSS se haría añicos y Raisa, la hermosa, la digna, primera Dama e indesligable del prestigio de Gorbachov partía hacía el paraíso ortodoxo de los rusos.

La tarde que en el Vaticano conversaron el Papa y RONALD REAGAN no era muy auspiciosa. Claro, se trataba del presidente de los Estados Unidos y había mucho problema internacional, pero, en especial, el comunismo, enemigo mortal de esa potencia. Los periodistas pensábamos que en dicha renuiòn solo se trataría de buscar la fórmula matemática para acabar con ese régimen. Para Juan Pablo II, como se diría después, sin embargo, “La artificial división de Europa en virtud del tratado de Yalta impuso a unas naciones cristianas una idea falsa del hombre y de la sociedad. Por tanto, "el antídoto más eficaz contra la toxina del comunismo, pertenecía al orden de las ideas y los valores: un verdadero humanismo, que defendiera como inalienables los derechos fundamentales de la persona, esa era el arma con la que se podía hacer frente al comunismo". Juan Pablo II habría aplicado dicha "táctica" más de dos años antes de la llegada de Reagan a la presidencia de Estados Unidos. Por tanto, se forzaba el calendario al atribuir la derrota del comunismo a una "Santa Alianza" forjada por Reagan y el Papa en la entrevista que tuvieron en el Vaticano, ese 7 de junio de 1982” Reagan y su esposa salieron tomados de la mano bastante felices.

Estuve en Buenos Aires, cuando Karol Wojtyla llegó en plena GUERRA DE LAS MALVINAS. Ese día amaneciò lloviendo a torrentes. Sin embargo, cuando se avisò que el aviòn que traía al Santo Padre estaba acercándose al aeropuerto, dejó de llover por orden de Dios. El recibimiento fue apoteósico. Desde el “Papamóvil”, su Santidad sonreía y movía sus manos –aún sin Parkinson- agradeciendo las manifestaciones de cariño que le brindaba el pueblo argentino. Días más tarde, los bonaerenses inundarían las calles Rivadavia, Corrientes y otras, con su llanto, cuando volvieron a perder Las Malvinas. Hubo quien escribiò que la intersecciòn de Juan Pablo II no fue lo eficaz que se esperaba a favor de Argentina. Pero, sea como fuere, la guerra, -maldita como todas las guerras-, se detuvo; advino la paz y se mantendrá hasta que Las Malvinas vuelvan a la patria argentina.

Acompañé, como un reportero cualquiera, a Juan Pablo II en su primer VIAJE AL PERU. Largo, apurado, nervioso viaje por las princiaples ciudades de la patria. Lima, el Callao, Arequipa, Cuzco, Ayacucho, Trujillo, Piura e Iquitos. Tomé más de 300 fotos en pleno rostro al Santo Padre con la idea de que así lo iba a tener cerca cada vez que pretenda recordarlo como ahora. Estuve, pues, cuando coronó a la Virgen characata de Chapi; cuando el pueblo cuzqueño se sembró en las llanuras de Sacsayhuamán; cuando en Ayacucho, todos se convirtieron en ojos y oidos del mundo para evitar el desastre que podría ocasionar algún irracional terrorista. Pero, milagrosamente nadie moviò nada, ni siquiera el viento una hoja.
Estuve en Piura donde el calor obligò a Juan Pablo a limpiarse el sudor de su rostro más de una vez; y en Trujillo, donde coronó a la Virgen de la Puerta de Otuzco, mi ciudad natal, Patrona del Norte del Perù y Reina de la Paz Universal, magno titulo otorgado por el mismo Pio XII en 1943.
Y estuve en Iquitos donde las púberes selváticas fueron a recibir a Juan Pablo con sus atuendos de figuras geométricas y sus hermosos senos desnudos. Ahí fue cuando demostrando una vez más su altísmo sentido humano, el juego inocente de la comunicaciòn coloquial, se congració con el pueblo loretano cuando le dijo que los bendecía a todos con amor, porque “El Papa, también es charapa”. ("Charapa" es el apodo de los loretanos)

Creo que para el mundo y los peruanos, aunque no todos sean católicos, apostólicos y romanos, Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta son las figuras cristianas más notables, más excelsas, más santas, de este milenio.

4 Comments:

Blogger Juan Arellano said...

Post seleccionado para la sección dee recomendados de BlogsPerú.

3:53 PM  
Anonymous Anonymous said...

Cuándo no, maestro, con su buena memoria y detalles precisos en sus notas...Saludos

5:14 PM  
Blogger Arturo said...

Totalmente de acuerdo con tu título.

Aunque simepre he sido un crítico acérrimo de la institución eclesiástica -no de la Fé cristiana-, reconozco sin embargo que Juan Pablo ha sido un ejemplo de Humanismo y consecuencia.

Habría que exaltar sus cualidades como la máxima autoridad de la Iglesia Cristiana Apostólica de Occidente a pesar que ciertos sectores lo tildaban de conservador pero lo cierto es que como pocos Pontífices tuvo que hilar muy fino contra las diversas tendencias de la sacra curia romana.

Yo lo he admirado porque ha sido un gran hombre, justo, noble y tolerante que revaloró la palabra prójimo entre las gentes de todas las naciones.

Hemos tenido la suerte de apreciar su testimonio de vida... como nunca diré RIP Juan Pablo.

10:45 AM  
Anonymous Anonymous said...

Definitivamente tus notas hacen que la figura del papa recientemente fallecido, se eleve hasta confines celestiales, donde tiene que estar, a mi parecer.
Pondero una vez mas tu estilo cronista sui-generis, que casi no ha variado, incluso pienso que se ha agilizado mas, simplemente porque vas con el tiempo, con la epoca, con los cambios; en todo aspecto. Asi lo veo, maestro!.
Sabes que soy tu hincha # 1, fiel e inamovible.
Gracias por ofrecernos tu pluma, no pare, siga siga...
POI

9:27 AM  

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