OLIVERA: UNA VERGÜENZA

INCOMPETENCIA POLITICA DE TOLEDO

Todos los diarios del sábado 13 de agosto de 2005 pasarán a la historia con la fotografía del ex Canciller Fernando Olivera, acompañada de titulares patéticos a toda la página : OLIVERA FUERA.Habia sido Ministro, solo 24 horas.

En mi condición de ciudadano peruano, en más de 50 años a la redonda, nunca he sido testigo de un desaire mayor que el sufrido por Fernando Olivera, el día de ayer.
Los comentarios públicos y privados de las grandes mayorías nacionales de todas las clases sociales hechos después de saber que el presidente Alejandro Toledo lo había denominado Ministro de Relaciones Exteriores, fueron inusualmente negativos.
No solo negativos, sino inauditos, risibles, despreciables y dramáticos.

Su nombramiento como Canciller, sin embargo, no puso en evidencia la crisis temporal del Gabinete Miniserial que enfrentaba el gobierno de Toledo, sino un viejo mal enraizado en las entrañas de la clase política peruana.
Hace muchos años que el Perú vive de caricaturas. En primer lugar, certificamos el ascenso al poder de un ciudadano impreparado para gobernar el país: El "Cholo"Toledo. (Nunca más desacreditada la "choledad" como en este caso).

La crisis política que generó el descubrimiento de la corruptela del gobierno anterior del ex presidente Fujimori, como no se había detectado jamás, creó una situaciòn de caos en los predios de la clase gobernante y sobre todo en las masas ciudadanas. Como se sabe, la mayorìa de peruanos no tenemos una cultura política que nos permita diferenciar la paja del trigo. Somos plenamente ignorantes de la cosa politica en todos los sentidos. Esto afecta muy en serio, la marcha del país hacía la consgración de la demoracia y el desarrollo nacional.

De esta situaciòn, se aprovecharon los marrajos como Fernando Olivera, quien de haber sido su enemigo acérrimo, no encontró mejor oportunidad que aliarse con el candidtato Toledo para usufructuar el poder durante el quinquenio 2001-2006.
Olivera no era desconocido para muchos de nosotros. Un personaje que bien puede representar al típico “criollo” limeño, en su versión más negativa: mañoso en todo, cuco en todo, hábil para la triquiñuela y el fraude, el timo y la sinvergüencería.
Ahora, un poco a la distancia, vemos cuán equivocados anduvismo los peruanos al aceptar al duo Toledo-Olivera para gobernarnos.

Casi para terminar su período gubernamental, Toledo estuvo en días recientes, entre la espada y la pared. Crisis total. Anomia. Huelgas hasta en Punta Sal.
Los pueblos del interior, en especial los que tienen que ver con la explotaciòn minera, se levantaron; siguen aún con los puños crispados. Mientras aquí, en Palacio de Gobierno, festejaban sus triunfos pasajeros: Toledo, Eliane Karp, Allan Pollak, Avi Dan On y otros palaciegos, el país seguía en pie de lucha contra el hambre y la miseria. Pero, además, con algunos problemas candentes y pendientes como, por ejemplo, el de si se va a sembrar coca irrestrictamente o no.

Olivera, que consiguiò el nombramiento de embjador en España, no desempeñó su labor como lo habría hecho un embajador de carrera o en todo caso, un político preparado y honesto. Olivera permaneció más en Lima que en Madrid, a vista y paciencia de todo el mundo. El tenía que estar aquì a menudo para resolver los problemas que Toledo no se atrevia a enfrentar.
Total, en estos días, el río se desbordó: latigazos entre los miembors de la misma “chakana” o partido de gobierno, insultos entre ministros, zancadillas entre parlamentarios; a eso, Olivera tenía que poner fin.
Y no se le ocurriò mejor soluciòn que hacerse nombrar Ministro de Relaciones Exteriores. No le importó las reticencias del mismo ex Ministro Rodríguez, de Bruce, de PPK, hasta de su "ballet", el congresista Pacheco, y del "traductor" Ferrero.

Pero, el país no ha soportado más. Sus mismos partidarios no salían de su asombro. Cuando fue a presentarse en Torre Tagle, ciudadanos desde la A hasta la Z, lo pifiaron. Los personajes más importantes del momento, no asistieron al "besamanos".
Hoy, todos los períódicos, lo presentan cariacontecido, humillado, con la cabeza por los suelos, y cien titulares de castigo. La audacia de Olivera ha encontrado la horma de su zapato y ha llegado a su fin.

Olivera nunca procediò como un político de fuste. Siempre procedió como lo que realmente es: “Poppy”, un payaso cuyo trabajo de circo intentó aplicar durante sus actuaciones políticas. Siempre fue conocido como "acusete", metido en intrigas como las de las "Cartas al Vaticano", etc.
No es una pena lo que acaba de sucederle, sino un mensaje al país y a quienes se atreven a participar en política. Para hacerlo se debe tener mucha dignidad, cálculo político para lo bueno, no para lo miserable. El Perú necesita que lo engrandezcan no que lo humillen.

Ahora mismo, decenas de parlamentarios está atando y desatando nudos, peleando como perros y gatos para lanzarse nuevamente en pos de la reelecciòn en el 2006. Los “honorables” miembros de “El Zoo”, como se le ha denominado al parlamento, se alistan a participar no importa “vendiéndose” al mejor postor.

Con lo que le acaba de suceder a “Poppy”, el payaso Olivera, se tiene un ejemplo suficiente de qué hacer y qué no hacer para no caer en pecado mortal, en la censura ni el repudio nacional.