HOMENAJE A NICANOR PARRA
Nicanor Parra acaba de cumplir 91 años, una edad que merece celebrarlo. Yo lo hago repitiendo la nota que publiqué hace algún tiempo como homenaje a su recuerdo y en esta oportunidad aunándome a las celebraciones por haber cumpldo una edad tan respetable. Sé que ahora vive cerca al mar y no como antes, más bien lejos del mar, en una loma llena de árboles gigantes y cuidado por un enorme perro pastor.
Dije que entrevisté a Nicanor Parra, el celebrado poeta chileno, en 1967. Dije que aquella vez compartimos juntos una conversaciòn amena, un almuerzo opíparo, y también un largo viaje a Ica –la tierra del pisco- en compañía del escritorAlfonso La Torre, muerto ya.
Em el Suplemento Dominical del diario El Comercio dije: “Acabo de entrevistar a Nicanor Parra, antipoeta y catedrático de Mecánica Racional, chileno, de Chillán para ser más exacto, y estar a tono con las ciencias que él enseña y de las cuales vive "porque a estas alturas, hombre, déjate de bromas, la poesía no da ni para comer".
Nicanor Parra, en un restaurante de Magdalena del Mar, saboreaba una banderilla de anticuchos, mientras rojos claveles le rendían homenaje por ser él quien quiere tirar a la basura todo lo que se ha venido escribiendo durante más de medio siglo de poesía, tratándonos de tomar el pelo como a unos reverendos tontos solemnes que él detesta ya sean de izquierda o de derecha.
Y bueno, comiendo, comiendo yo le pregunté ¿por qué tan surcado de arrugas? El me contestó que no eran arrugas sino cicatrices. Y entonces recordó escenas personales desastrosas como la epilepsia que sufrió, las peleas a cuchillo entre los borrachos de su barrio, su infancia sin zapatos y sin padre y el rostro de su madre multiplicándose y dividiéndose para alimentar a ocho hijos.
Recordó el día exacto en que llegó a Santiago y nadie fue a recibirlo como ahora que van a los aeropuertos y le ofrecen casa y comida y lo invitan a Moscú, a La Habana o a New York para que hable en el "Pen Club"; como entonces cuando era protagonista de anécdotas memorables.
Voy a contarles una, la que pasó en la residencia limeña del Arq. Santiago Agurto, Rector de la Universidad Nacional de Ingeniería la noche en que ofreció un cocktail en nombre de Nicanor.
Hasta allí llegó otro matemático chileno, colega suyo llamado Abuabuada que en árabe quiere decir "el que lleva el agua". Abuabuada se encontró en la reunión con el poeta y, vaya uno a saber con qué intención le preguntó: "Hola Parrita, y tú, ¿qué hacés por acá?
Entonces, Parra se quedó de una pieza: "¿No será –dudó- que este cóctel no lo han hecho para mí"?
Cuánto me alegraba ver a Nicanor cómo se devoraba los anticuchos y saboreaba un vinito que, sin saber que era tan caro, yo pedí al mozo que nos lo sirviera.
Y bueno, yo le pregunté si su poesía sólo es una reverenda “Cueca Larga” o si nos quiere meter gato por liebre. El me contestó que no, que su poesía es un grito de guerra contra los reducidores de cabezas, una cosmovisión, una cruzada, porque no se concibe que nosotros sigamos bailando el "Danubio Azul" cuando los astronautas ya casi le rozan las barbas a Nuestro Padre Eterno.
Más temprano, en el Hotel Crillón, afirmó que su poesía es la oscilación entre lo trivial y lo trascendente, que su poesía es una montaña rusa, en una feria donde él hace de juglar, tratando, con gran sentido del humor que el hombre olvide “Los vicios del mundo moderno: los trucos de la alta banca, el reblandecimiento de los favorecidos por la fortuna, la pena de muerte que pende sobre alguien, etc.
Allí habló sobre la Teoría de la Relatividad, pero no dijo que la importancia de la poesía crece en razón directa al cuadrado de la velocidad de la luz, cuya fórmula me parece que es: E igual a mc al cuadrado.
Yo le pregunté, como "Portal", si no se sentía identificado con Don Quijote de la Mancha. Me contestó que no, que él no ataca los molinos de viento creyéndolos gigantes, sino ataca a los gigantes creyéndolos molinos de viento.
Indudablemente, Parra no era entonces el mismo de antes. Es decir, no iba a ser el loco de matricularse para seguir tres profesiones a la vez, y además, ser inspector del Internado Barros Arana, tener 17 años y una desnutrición de nacimiento. Claro que el ímpetu seguía igual. Escribe, afirmó, todos los días y por entonces debía entregar a Losada su último libro titulado "Camisa de Fuerza". A propósito de camisa, Parra no es aliñado, no cuida pequeños detalles (Ahora mismo tiene un puño descosido).
Le interrogué si en Chile es el número uno. El se limpió con la servilleta y meditó porque para mentir y comer pescado hay que tener cuidado. "No puedo contestarte esa pregunta", me respondió pero ya los críticos lo han hecho oportunamente. En las antologías van callando a Neruda, a Huidobro y en cambio hablan de Parra, de Gonzalo Rojas, de Lihn. Parra repitió: "es feo que tenga que decirlo yo mismo, pero mi planteamiento afecta no sólo las ramas de la poesía nacional, sino las raíces mismas de los árboles que forman el bosque".
-¿Eres, entonces, el precursor de la antipoesía?
-"Aceptando que nada nuevo hay bajo el sol, yo publiqué "El gato en el camino" el año 1935, antes que los europeos inventaran el "anti" todo. De esto no me dejará mentir Jorge Millas".
-¿Y el mensaje de Neruda sobre el hermetismo poético? "Tomás Moro prologó en 1942, "Tres poetas chilenos" y habló sobre una nueva luz en la poesía.
-¿Sabes qué luz era esa? –me preguntó el antipoeta, pero yo no le supe contestar como es debido.
Parra quiso como postre unas uvas, como esas del valle de Chillán, pero "Sólo hay manzanas, señor, o peras de agua", explicó el mozo.
Parra dijo que estaba obsesionado por escribir poesía como lo estuvo por aprender matemáticas y de hecho se arrancó con "Déjenme pasar, señor que voy a comerme un ángel".
La señora era la poesía. Al libro lo conocen como "Romancero sin nombre" porque "Sin nombre" se llamaba el almacén de su barrio.
Enamorado de Lima –"de no vivir en Santiago viviría aquí o en La Habana"- el antipoeta explicó que su teoría no es la divina pomada. Al contrario, aconseja a los que se inician: "Escriban como quieran". Ama la libertad de expresión y por eso protestó cuando los rusos acallaron a Daniel y Siniavski y se le acusaba a la ex URSS de totalitarismo cultural.
El mozo trajo la cuentas y yo pagué y entonces nos salimos a buscar algo nuevo como él hizo en su país, por ejemplo: "Nacionalizar la poesía". (Y pensar que hay quienes están contra el sistema).
Fuimos por la Avenida Salaverry. Parra calificó a los poetas chilenos: "Salvo honrosas excepciones" padecen de retoricismo galopante, dijo.Y repitió: "ya no hay derecho, hay que abrir las puertas y ventanas para que nos entre el oxígeno".
Luego abrió su corazón para vaciar su agradecimiento a Aristófanes, a Chaplin, a los "rotos" chilenos y a Vallejo de quien, dice, ha aprendido mucho. Recitó en el camino partes de "Los Caballos de los Conquistadores" o de "Canto Coral a Túpac Amaru"
Recordó a Ciro Alegría tecleando "La Serpiente de Oro" y habló de José María Arguedas, de Javier Hereaud y de Germán Belli que justasmente estaba por ahí esperando su ómnibus. Lo invitamos a subir. El sube. (Un clásico ha subido).
Parra, que comenzó en cero y que llegó a tener hasta una chimenea de piedra en su cabaña, recordó a su hijo Nicanor que en esos días estaba dandole la vuelta al mundo como "Help boy" a bordo de un barco sueco.
También recordó a Catalina, casada con un discípulo de Ortega y Gasset, a quien escribió alguna vez: "Aunque sólo sea/ vista a la distancia/ niña inolvidable/ Catalina Parra".
Y por supuesto también recorddó a su hermana Violeta y a su sobrino Angel, folkloristas exquisitos, a quienes tuve la suerte de conocer
Catedrático de los "beatneaks" como Ginsberg, dijo que no conocía el "modus operandi" para que se libere a los explotados, pero recomendó que si lo hacen no sea por la violencia "porque las ideas son las ideas y la muerte es la muerte. Yo no tengo temor a mi propia muerte, sino a la muerte de los demás”.
En el hotel, antes de despedirnos, me anunció con los ojos que va a escribir una filípica contra los plátanos orientales, porque despiden un polen que lo ponen de muerte. El es asmático”.
Para ti, Nicanor, estos pálidos recuerdos y mis deseos porque hayas cumplido muy feliz estos tus primeros 91 años de edad. ¡Felicidades!.
1 Comments:
Llego al cumpleaños con retrsso,ms con un sabor a letras frescas degustadas.
Nicanor Parra, que su canto siga vibrando.
Mucvhas gracias por mostrarnos el inolvidable encuentro...
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