AMERICA LATINA SE SACUDE

“América Latina se sacude. Sus indios, negros, mestizos quieren justicia social: atención médica, empleo, estudios universitarios, el petróleo para su propio desarrollo y no para las transnacionales norteamericanas.
Hay acciones de integración que propician que los desposeìdos puedan acceder a derechos elementales”.

Así me escribe Zenia desde el Caribe.Ella, como muchos de nosotros, tenemos esa misma percepciòn. No se puede negar que se siente una remezón social en América Latina. Y no solamente social o política sino económica o, mejor dicho, la idea de la remezón es buscar el desarrollo económico que necesitan muchos de nuestros pueblos para vivir con esperanza.
Por supuesto que la referencia obvia que hace Zenia en su blog, esta dirigida a Venezuela y Bolivia, en especial dos países que están dando qué hacer al resto de América con sus medidas para algunos bastante insurreccionales o sulfurantes.
Pues, al Perú le interesan los cambios.

El Perú es un gran país que no obstante ser rico y poderoso en historia y en geografía, en la actualidad no lo es social ni económicamente. El Perú se quedó estancado por culpa del maltrato a sus propias etnias hecho por las élites sociales y políticas pudientes y adineradas que, por ejemplo, nunca entendieron el problema indígena ni antes ni después de instalada la República.
El desentendimiento o incomprensiòn social campeó omnímodo.
La catástofe del 79 se debió fundamentalmente al enfrentamiento entre los líderes civiles o militares y los pueblos desperdigados en todo el territorio nacional muchos de los cuales no sabían ni siquiera que eran peruanos. No tenían nociòn de patria porque desconocian el nacionalismo.

Todo el siglo XX estuvo dedicado a discutir este tema. Grandes pensadores pusieron el dedo en la llaga como lo hizo Manuel Gonzáles Prada, con la esperanza de que las clases dirigentes despertaran y optaran de manera definitiva por involucrar a todo el país en la historia.
No se hizo caso, hasta hoy nadie le ha hecho caso.

El nacionalismo, que ahora se ha convertido en un caballito de batalla, no es una arenga nueva ni es una invenciòn reciente.
“Nosotros tenemos que contemplar previamente el problema nacional, ser nacionalistas integrales para ser continentales de veras, y juntos así, poder incorporarnos a la marcha de la civilizaciòn mundial”. Esta severa admonición política no es parte de un discurso de la campaña humalista. Esto lo pronunció el año 1931 -o sea, hace 75 años-, en uno de sus discursos solemnes, Victor Raúl Haya de la Torre, el fundador de la APRA (La Alianza Popular Revolucioonaria Americana).

Pero, así como Haya de la Torre, otros ilustres políticos y hombres públicos alegaron por el nacionalismo en todas sus formas.
A menudo muchos de nosotros confudimos el significado del término y a la palabra “nacionalismo” le adjudicamos otras proposiciones cuando la elemental, según el Diccionario Larouse y la conciencia popular es solo: “Preferencia o exaltación por lo que es propio a la nación a la que se pertenece”, mientras la RAE dice: “Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece”.
Es bueno recordar además, que “Nación” mencionada en la definiciòn de nacionalismo, es “El conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno”. Definiciones que en nada alteran el pacifismo ni obstruyen la vida política de un país ni de sus vecinos.

Recordar eso sí que”el conjunto de los habitantes” quiere significar “todo sus habitantes”, sin exclusiones, o sea todos los que viven dentro del territorio en el que nacieron. Y eso no sucedió ni sucede aún en el Perú porque aquí hay racismo, todavía ramplonamente se desplaza a lo largo de los cerros la discriminaciòn, poniendo de lado a una parte de “todos sus habitantes”.
Pensar que, por ejemplo, en los cerros donde vive una mayoría de peruanos discriminados, hay mucho oro, mucha plata y muchos otros metales preciosos que desde hace 500 años fueron saqueados por pèrsonas o empresas explotadoras extranjeras.
Entonces, cuando ahora, esos peruanos discriminados abren los ojos y reclaman y levantan los brazos y protestan para que esas empresas no se sigan enriqueciendo impunemente, entonces, algunas élites absolutamente minoritarias, se oponen a revisiones de contratos, etc.

Se teme al término “Nacionalismo” o “nacionalización” cuando este lo emplean otros países preocupados en la conservación o mejor usufructo de sus riquezas naturales. Recientemente leí un artículo escrito para recordarnos que hay muchos paises productores de petroleo que se rigen por la nacionalizaciòn.
No son solo Venezuela y Bolivia como se denuncia ahora. “Arabia Saudí inició, en 1972, un proceso gradual de nacionalización que culminó en 1988 "con la creación de la Saudi Arabian Oil Company. Desde entonces, las multinacionales solo operan en sociedad con la compañía estatal, que se queda con la mayoría de las ganancias. En Kuwait, la industria petrolera es controlada por el Estado, a través de la empresa Kuwait Petroleum Corporation, y la participación de las empresas extranjeras está limitada a contratos de servicio”.

El mundo, pues, es ancho y sigue su marcha. Como dice Zenia en su blog, “indios, negros, mestizos quieren justicia social: atención médica, empleo, estudios universitarios, el petróleo para su propio desarrollo y no para las transnacionales norteamericanas”, claro no solo norteamericanas; los explotadores no tienen nacionalidad o en todo caso, su patria es el dinero, son los dólares.

El Perú alaba a todos los paises hasta hace muy pocos años llamados “Subdesarrollados”. Aplaude el que estén dejando atrás este calificativo hasta injurioso. Hay muchos países en el mundo que están saliendo adelante contra viento y marea, que ya no están dentro de esa categoría, como Chile, por ejemplo. O, Cuba, que no obstante el cerco de fuego que lo atenaza por décadas, exhibe pobreza pero digna, educaciòn pública y salud por encima de los índices mundiales de muchos países.

Pues, bien, la coyuntura política del momento en nuestro país es sorprendente porque es muy compleja. Tenemos muchos problemas que resolver y solo dos opciones para el cargo de presidente de la República y somos nosotros, solo nosotros, quienes debemos optar por una de esas dos candidaturas: o por el pasado o por el futuro, según rezan sus slogans de guerra.

No se precisa de hostilidades ni de guerras sucias. Que cada peruano tranquilamente escoja a su candidato y que vote. Eso es todo.