EVO Y LOS HIDROCARBUROS.

El domingo 1ro. de mayo, Día del Trabajo, la noticia proveniente de Bolivia sobre la nacionalizaciòn de los hidrocarburos dio la vuelta al mundo en simultáneo y tuvo la potencia de x megatones. Fue como si se hubiera desfondado el universo.
En términos generales, los derechistas saltaron hasta el techo y, por su lado, lo mismo hicieron los izquierdistas, cada cual a su techo propio.
Porque hasta ahora, la sociedad mundial todavía está dividida, claro, en términos generales: en ricos (derechistas) y pobres (izquierdistas), dividida entre los que nos manejan con el poder del dinero y los que nos dejamos manejar.
Todos los sistemas que permanentemente inventa el hombre, como la globalizaciòn por ejemplo, solo tiene un fin: el desarrollo de quienes tienen más poder, mayores posibilidades de desarrollarse. O sea, el pez más grande siempre se comerá al más pequeño porque este no es un mero proverbio bíblico sino la más pura realidad.

Se cuenta que Kissinger puso un aviso para informar que iba a cobrar un millòn de dólares a quienes estuvieran interesados en saber cómo funcionaría la recién inventada globalizaciòn. Kissinger quería demostrar que no es tan fiero el león como lo pintan.
Se matricularon los más ricos del mundo y entonces Kissinger los llevó a un lugar donde los pagantes encontraron una enorme jaula: en un rincón dormitaba un león africano y en la esquina opuesta, dormitaba un apetitoso cabrito.
Todos observaron la escena admirados. Kissinger les pidió que tomaran nota de la escena y los invitò a regresar al siguiente día a la misma hora.

Eso sucediò: al siguiente día, el mismo leon y el mismo cabrito dormitaban a la sombra como si nada hubiera ocurrido. Kissinger, sin inmutares, les informó que eso era la globalizaciòn: En realidad, no es tan fiero el león como lo pintan.
Los millonarios solo maliciaban lo que había ocurrido, pero Kissinger se encargó de confirmarlo: Toda la noche le habían servido al leòn todos los cabritos que apeteció. A la hora de la visita, el rey de la selva estaba absolutamente satisfecho y el cabrito ni siquiera había abierto los ojos.

La globalizaciòn fue condenada aun por Juan Pablo II, porque sirve para que el león se devore a todos los cabritos que se le pongan o se los pongan por delante.
Cuando las reglas del juego pretenden ser cambiadas, los ricos del mundo protestan porque tiemblan que los pobres del mundo los sobrepasen.
Aquí es donde también recuerdo a Josué de Castro, el brasileño conocido mundialmente como “El geógrafo del Hambre”. Cuando lo entrevisté aquí, en Lima, me refiriò que la sociedad esta dividida en dos grupos implacables: Uno formado por los que no comen y otro, formado por los que no duermen.
-¿Cómo es eso, señor Geógrafo del Hambre?, le pregunté lleno de sorpresa.
- Fácil, -me respondió él- el grupo de los que no duermen, no duermen porque no saben a qué hora se les van a ir encima los que no comen.

Evo Morales, el presidente de Bolivia, a los 100 días de haber asumido su mandato, ha nacionalizado la producciòn, comercializaciòn, etc, de los hidrocarburos que produce su país.
Claro, la medida ha sido satanizada por los que no duermen mientras ha sido bendecida por lo que no comen.
Esto viene sucediendo desde la noche de los tiempos.

En el Perú, las grandes compañías extranjeras, por lo general, invirtieron ingentes cantidades de dólares para el desarrollo de la explotaciòn de nuestros recursos naturales como los de la mineria, etc. Pues bien, casi nunca y casi todas dichas empresas, pagaron el verdadero justiprecio en las transacciones. Siempre, el Perú resultó explotado, en el sentido de que tales empresas fueron las que resultaron enriquecidas y no nosotros que éramos los que proveíamos de lo que llamaríamos la materia prima.
Morales quiere recobrar el derecho a que sea Bolvia quien explote, comercialice, etc., lo que producen sus entrañas. O en todo caso, creo que es una posibilidad, dejar que cualesquiera manos extrañas intervengan en esas transacciones, aunque sin perjudicar a Bolivia.
Las dos eternas tendencias históricas de tipo econòmico-social han puesto el grito en el cielo. Las minoritarias están en contra y ven el diluvio cayendo sobre Bolivia. El pueblo, las grandes mayorias, los que no comen o comen solo pan y agua, están felices y solo se espera que el plan de Evo Morales no fracase o lo hagan fracasar.
Sobre si le va a ir bien o mal es un problema interno. Lo grave es cuando otros países se meten dentro de territorios ajenos, como está ocurriendo ahora con la intervenciòn de los EE. UU: de Norteamérica en Irak. ¿Qué tiene que meterse un país extraño en otro país?. ¿Ah?
Los que no tenemos nada que perder, lo único que podemos desearle al presidente Morales es que su plan no fracase. Que las buenas intenciones los convierta en realidad a favor del pueblo boliviano.
Perú y Bolivia son casi un solo país con una dignidad y un pasado sacrosanto. Lo que pasa es que hace 500 años que vivimos sojuzgados. Terminamos con la expoliaciòn hispana y continuamos siendo expolíados por nosotros mismos.
Hasta ahora no tenemos gobernantes que piensen más en los bolsillos ajenos que en sus propios bolsillos.
Eso, alguna vez, tiene que acabar. Ahora, lo más dramático de todo es que la solución no está en nadie ajeno a nosotros sino en nosotros mismos. Ahora, tenemos una brillante oportunidad: Pensemos quién debe ser el nuevo presidente de la República, quién tiene más posibilidades de liberarnos y ponernos en la línea de partida hacia el desarrollo total.

Ya no nos dejemos egatuzar por cantos de sirena ni reagaton ni chamullos (peruanismo: retórica popular). En eso no está ni la punta de la liberación ni el desarrollo.
Estamos en la línea de partida.
Atención: ¡diez, ¡nueve, ¡ocho, ¡siete….