EL SHOW DEL DEBATE. UN EMPATE

El debate realizado entre los candidatos a la presidencia del Perú, doctor Alan García Pérez y el comandante Ollanta Humala, fue un empate, según la mayoría de analistas políticos y del pueblo, en general.
Claro que para los apristas, el ganador es su lider García, y para los humalistas, el ganador es su lider Humala.


Mi opinión es que el ganador fue Humala, aunque sigo considerándolo solo “mejor” que su contrincante.
O sea, que Humala no tiene todas las condiciones de estadista que se precisa para gobernar al Perú -en estos momentos, peor-, aunque tampoco se le podría exigir tanto. Ninguno de los anteriores gobernantes tuvo esa calidad: ni Prado ni Belaúnde ni el mismo García ni, finalmente, Alejandro Toledo.
Todos hicieron lo que pudieron aunque mal, en términos generales.

Muchos analistas políticos afirman que el gobierno de García fue uno de los peores de la historia, por lo menos desde el punto de vista económico.
Parte de la llamada “Guerra sucia” fue la impresión de volantes de los billetes que circularon durante el gobierno de García por Cinco millones de intis, la moneda de entonces, con lo cual se podía comprar solo unos cuantos panes.
También, la afirmación de que García “Generó la mayor hiperinflación en la historia del mundo (2 millones 178 mil 482%, Fuentes BCR).

El poco tiempo de que dispusieron ambos candidatos para tratar 5 temas cruciales, no permitió que explicaran sus programas con amplitud lo que atentó contra el interés público. Además, atentó contra García porque no le permitió el lucimiento de su oratoria, popularmente conocida como verborrea.
Ollanta explicó su programa como pudo pero tuvo una ventaja: empleo lenguaje simple, lacónico, sin retoricismos, en todo caso, populares. Dijo: “estamos fregados; habló de “chamba”,etc.
Esto surtió algún efecto. En una encuesta radial realizada por la periodista Zenaida Solis al siguiente día del debate, Humala obtuvo 11 votos a su favor contra 1 a favor de García, “Entendimos mejor el mensaje”, dijeron gentes del pueblo.

Humala fue duramente criticado porque llegó 20 minutos tarde. Fue tomado como irrespetuoso. Se había demorado en “comerse un sanguche” en una bodega tradicional, según “lo puede atestiguar la prensa” le dijo García durante el debate. Esto resultó una falsedad; Humala había entrado a dicha bodega a tomar agua mineral.

Fue inevitable que los candidatos se lanzaran “pullas” o sátiras mutuas. García se refirió a los 300 mil dólares que Humala recibió en su calidad de Agregado Militar en Paris y Seúl. Alguna vez, Humala se defendió alegando que eso no solo lo ganó él sino todos los militares peruanos que cumplen esa misión en el extranjero.
Humala mencionó a García involucrado en violación de DD. HH en su calidad de jefe político del grupo paramilitar Rodrigo Franco que asesinó a algunos de sus enemigos. También hizo referencias sutiles a la complicidad del Vicealmirante Luis Giampietri, vicepresidente en la plancha de García, y de este mismo, respecto al asesinato de terroristas en El Frontón.
En este sentido, García no respondió a la pregunta hecha por Humala sobre su posición respecto a la CVR (Comisión de la Verdad y Reconciliación) ni menos a su opción frente al TLC

Siempre con segunda intención, Humala afirmó que reabrirá El Sepa, temida cárcel al aire libre que hace muchas décadas funcionó en un rincón de la selva central. El candidato dijo que allí irían los delincuentes, incluyendo a ciertos funcionarios que no han saldado cuentas con el país, en clara alusión a García. Este fue acusado de varios ilícitos por lo cual se asiló en la Embajada de Colombia y luego viajó a Paris donde permaneció 10 años esperando a que los juicios prescribieran.

Humala, debido a su falta de costumbre, leyó algunas de sus respuestas. García, no. Su extraordinaria memoria le ayudaba a esgrimir cifras impecables.

El delincuente Vladimiro Montesinos no estuvo ausente del debate. García le dijo frontalmente a Humala que él había cooperado a que Montesinos pudiera preparar su fuga, para lo cual el militar habría fingido una insurrección circense. En estos días, este delincuente grabó una declaración en la que sindica a Humala como que efectivamente fue enviado a Locumba para preparar la reelección del ex presidente Alberto Fujimori. Humala declaró, días antes, que este era un “psicosocial auspiciado por el APRA para injuriarlo. Humala, en el debate, le preguntó a García si él propiciaría su libertad. “Porque yo no lo voy a liberar” expresó Humala. Además, le dijo a García:“Montesinos votaría por Ud., si pudiera”

Respecto a la grabación misteriosa, Canal 4 informó con detalles la forma cómo Montesinos lo grabó posiblemente en la misma sala donde es juzgado, aconchabado con su abogada defensora, Estela Valdivia, eso sí, ante la complicidad de personal del Ministerio de la Marina, bajo cuya vigilancia se encuentra dicho prisionero,

En resumen, el debate no sirvió para aprehender la magnitud de los programas de gobierno ni de uno ni de otro. O sea, se conoció qué obras o reformas iban a hacer los candidatos, pero no cómo las iban a concretar. Esta es la madre del cordero. Uno puede ofrecer el cielo y la tierra, pero cómo realizarlo es el quid del asunto.

De todos modos, para los indecisos que vieron el programa, algo debe haberles servido. Algunos pueden haberse convencido observando sus imágenes, sus modos de expresión o los términos de sus discursos. Lo que estaba en juego para los candidatos era atrapar a esos indecisos.
En este caso, quien podría haberlos ganado fue García porque se trataba de los adictos de Lourdes Flores a quien se le señaló como representante de la derecha, la franja A o de los ricos; Humala aparee como representante de la izquierda o de los pobres.

Inmediatamente después del debate, los canales de TV entrevistaron a personajes políticos para que opinaran. Cada uno se mandó como quiso.
El periodista César Hildebrandt, en el Canal 7, que trasmitiò en vivo y en directo, entrevistó entre otros al economista Julio Favre y al dirigente sindical de la CGT P., A Gorriti. Por supuesto que el primero alababa a García y el segundo, a Humala. “Total –dijo Hildebrandt- aquí estamos entre la derecha y la izquierda” en referencia a Favre, (García) y a Gorriti (Humala).


Al siguiente día del debate, los comentarios fueron más serenos y por lo tanto más contundentes. Algo que se remarcó fue que nunca como ahora, el desborde mediático fue impresionante. El cargamontón contra Humala, impresionante. El lenguaje empleado, impresionante. La semántica, impresionante. Los desmedros mediáticos, impresionantes.
Un diario decía, en primera página: “Fascista (Humala) llegó tarde porque primero fue “a comer un sanguchito” inaugurando así “la hora Locumba”, en alusiòn a la desconcertante “hora Cabana” de llegar tarde, inaugurada por el presidente Toledo.
El final fue de película: Humala pronunció una especie de arengan donde ofreció renunciar a su sueldo de presidente y cobrar solo la pensión militar, entre otras promesas más que rozaban con la demagogia. García estuvo sereno.
Al finalizar, los candidatos se felicitaron en el centro de la sala ante la presencia de los peruanos pintados al óleo presenciando la Jura de la Bandera ante el Generalísimo don José de San Martín, el 28 de julio de 1821,

Se ha cerrado así, otro capítulo de nuestra pobre historia moderna que nada tiene qué hacer con la rutilante, grandiosa, del pasado.