FUEGO EN EL MEDIO ORIENTE

Nunca como ahora, el peligro de una nueva guerra con consecuencias inimaginables, se cierne en el Medio Oriente. Aparte de la matanza confesional cotidiana entre los mismos iraquíes, incrementada por la invasiòn norteamricana, ahora la guerra entre árabes e israelíes, se extiende ya al Líbano y acaso, irse más allá. Y ¿cuál es la razón de esta situaciòn irrazonable?. Solo el supuesto secuestro de un soldado israelí por las árabes de HAMAS.


El domingo 22 de junio pasado, miembros del movimiento palestino HAMAS, tomaron como rehén a Gilat Shalit, soldado israelí de 19 años.

Desde un comienzo del “secuestro”, el primer ministro israelí, Ehud Omert, declaró enérgicamene que los raptores de Shalit deberían liberarlo de inmediato si no querían que su liberación lo conseguieran a sangre y fuego.
HAMAS respondiò que no lo liberarían si Israel no hace lo mismo con los palestinos presos en cárceles de este país.
Por aquí debería comenzar el análisis de esta nueva escalada bélica que puede convertirse en una guerra de imprevisibles consecuencias en el Cercano Oriente, pues, por lo pronto ya Israel está bombardeando el Líbano que directamente no tiene nada qué hacer en el asunto.

Precisa señalar aquí que lo que trata de demostrar Israel es su prepotencia. Porque se debe indicar que mientras los palestinos tienen preso a uno solo de los soldados israelíes de 19 años de edad, estos tiene a miles de detenidos palestinos.
Las cifras de detenidos declaradas en este sentido por el mismo Israel, son las siguientes: 100 mujeres y 313 palestinos menores de 18 años, de entre los 8,500 detenidos que tienen “por medidas de seguridad”,
Como se puede ver, la diferencia de “raptados” es abrumadora. ¿Cómo puede ser posible que Israel pretenda desencadenar una guerra porque los palestinos no quieren liberar a uno solo de sus soldado cuando ellos tienen detenidos a cerca de 10 mil? ¿Tiene esto algo de lógica?. ¿Quiere decir esto que la vida de un israelí detenido valle lo que la de 10 mil árabes?.

Este dato podría servir para comprobar que este caso es absolutamente irracional, es una actitud que retrata de cuerpo entero la prepotencia que solo puede provenir del poder que en la regiòn ejerce Israel.
El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, con todo derecho, rechazó desde un comienzo las pretensiones isralíes porque iban acompañadas de amenzas de violencia, las mismas que ya se han producido y están agravando la situaciòn dia a día en toda la regiòn.
Se has publicado que los radicales palestinos del movimiento Al Fatah han anunciado que tienen en su poder armas quìmicas y biològicas que podrían emplearlas si Israel siguiera incrementando sus ataques.
Sinembargo, estos no creen en nadie. Ya rompieron las fronteras con Gaza y ya están bombardeando el Lìbano donde los radicales de HAMAS tienen sus parapetos.

Y cuando los cañones israelíes disparan, no lo hacen por gusto. Los disparos son implacables.
He estado unas cinco veces en El Lìbano durante sus años de conflicto internos y externos y he visto zonas arrasadas por el fuego israelí cuando en los años 70 al 80 la guerra árabe-israelí se extendiò hasta este país. Cuando Israel lo invadiò, confirmé, más allá del río Litani, lo que el periodista español Jesús Rouco, escribió en El País, que las “las tierras del sur han quedado completamente calcinadas”.

Los de HAMAS no piensan rendirse y han secuestrado y matado a dos o tres israelíes más, mientras como ha sido durante estos 48 años de guerra, los israelies matan cinco o diez veces más.
Como se sabe, los palestinos que ahora gobiernan el “Estado Palestino” ejercen a su interior dos confesiones, ambas irreconciliables, sin embargo, ahora andan unidas para defender a Palestina y atacar a su rival bíblico. Tratan de juntar sus acciones a fin de resistir, aunque no doblegar a Israel.

Pero, la situaciòn se agrava cuando se la extralimita hasta países como Siria e Irán, enemigos jurados de Israel, que no deben dejar de mirar preocupados lo que ahora está ocurriendo en Gaza.
Aquí, los bombardeos son crueles. En días pasados una bomba mató a 14 palestinos entre ellos una familia completa, marido y mujer y sus siete hijos. O sea, esta guerra como cualquier otra es irracional.

Ahora, le toca a la ONU impulsar una enérgica campaña para obligar a Israel y claro, también a los palestinos, a detener las acciones y recurrir al diálogo, aunque, como lo comprueba el mundo, nunca ha tenido la influencia necesaria para arreglar situaciones de esta naturaleza.
Para no ir muy lejos, nunca ha podido hacer que Israel cumpla sus Resoluciones.

En fin, ojalá el Dios de los musulmanes y el de los judíos intervengan desde los cielos para apaciguar los ánimos de ambos enemigos y terminen con los destrozos y la muerte. Ni Israel ni Palestina merecen este detino. Los pueblos de ambos países merecen vivir libremente, sin amenzas de ninguna naturaleza. Los pueblos no tienen jamás la culpa de los designios de sus gobernantes.

El analista política Ramiro Escobar, en su columna de Perú21, dijo recientemente que “un ataque al Líbano puede prender una mecha de dimensiones impredecibles como no se veía hace años”.
Así, es señor, aunque parece que la mecha ya está prendida.