AGP: :RADIOGRAFIA DE LAS ONG

Las ONGs vienen funcionando hace muchos años principalmente en los países más pobres del mundo. Es un gesto altruista de los países ricos, europeos o los Estados Unidos, aunque, por supuesto, algo obtienen también quienes tan generosamente invierten millones de dólares en esta obra social.

No es que de la noche a la mañana se haya descubierto en el Perú que entre las ONGs (Organismos No Gubernamentales) hay muchas que realizan labor muy loable para solucionar los problemas que aquejan a los sectores más desheredados en el Perú, pero también las hay que solo se aprovechan de aquellas para vivir muellemente.
Han encontrado un excelente modus vivendi, de la noche a la mañana, algunos de ellos han salido de pobres y ahora viven en residencias y ya no se mueven en combis aesinas sino en automóviles último modelo.

Esto lo sabíamos desde hace mucho tiempo, pero ahora, el gobierno aprista ha determinado que se las juzgue, es decir, que se sepa quiénes son, qué labor hace, y posiblemente cómo gastan el dinero. Si procedieran correctamente, ninguna ONG tendría por qué protestar. Total, el Estado es el papá de todos nosotros y tales organismos están bajo su tutela directa o indirectamente, quiérase o no.

Aquí es dónde ha saltado la liebre. Muchas ONGs, aquellas que solo lucran de las millonadas que reciben, han puesto el grito en el cielo y han dicho que el Estado no tiene por qué meterse en asuntos privados.

Como sucede en estos casos, la opinión pública se atiene fundamentalmente a lo que opinan los mass media, sin saber que estos medios también tienen su “corazoncito” como se suele decir en el habla popular. O sea, algunos aplauden las iniciativas del presidente de la República, mientras otros la critican rudamente.
Si se llegara a probar exhaustivamente las afirmaciones que hace el diario La Razón sobre lo que ganan algunos personajes ligados a ciertas ONGs, se trataria en verdad de una “viveza criolla”, que es como se califica a acciones embozadas, según el habla popular.

Por ejemplo, La Razón informa que la ex candidata a la presidencia de la República, Susana Villarán, en su ONG recibe un sueldo de 9 mil dólares mensuales, mientras su hermano Gonzalo Villarán, gana 4,200 dólares, también mensuales. Si la labor que ambos personajes realizan en bien del Perú, es tangible, no abstracta; es eficaz y conc reta, entonces estaría bien, en buena hora.
La crítica, acaso podría ser por ganar sueldos tan altos. Aquí, normalmente nadie gana tanto dinero. Treinta mil soles mensuales que ganaría la señora Villarán no la ganan ni siquiera 15 profesores universitarios juntos.

También figura el periodista Gustavo Gorriti con un sueldo de 12 mil dólares mensuales y su hijo, 3,200. Gorriti es un periodista muy conocido, gran demócrata, ha trabajado en los más altos niveles políticos aun asesorando al comienzo al ex presidente Toledo y presentándose a menudo en televisión como un acertado líder de opinión. Ganar 40 mil soles, tal vez merezca su trabajo, -que muchos no conocemos-, pero que en estos momentos en que los periodistas ganamos miserias, su sueldo se convertiría en un insulto para los minoritarios. Yo lo admiro, pero envidio su suerte.
Se recordará, a propósito, que la señora Eliane Karp de Toledo recibió algunos millones de dólares para una ONG a favor de las etnias selváticas peruanas de lo cual nunca jamás rindió cuentas. Ahora se las están pidiendo las autoridades pertinentes. ¿Y por qué no?

Hay muchos personajes más envueltos en esta vorágine de altísimos sueldos provenientes del extranjero. Ahora cualquiera funge de virtuoso trabajador social, presenta su plancito y pum! es aprobado en el extranjero por tanta compañía que necesita irse al Cielo si es que en su currículo figurara que alguna vez ayudó a salir de pobres a los grupos humanos desasidos de la mano de Dios.

No olvidar que hay muchos personajes e instituciones metidas en este embrollo. El diario La Razón no lo ha mencionada pero en Internet figura, por ejemplo, la Asociación Nacional de Periodistas también como usufructuaria o relacionada con alguna de las más de 150 que funciona en el país. Yo rechazo de plano esta insinuación, me parecería increible.

Creo que está es una de las pocas felices ideas de AGP, por lo menos mejor que auspiciar la pena de muerte para violadores asesinos o para terroristas. Y por supuesto, que esto no significa personalmente estar a favor de los primeros ni de los segundos, como puede pensar por ahí alguno de mis malévolos lectores.