EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Location: Lima, Lima, Peru

Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Sunday, April 08, 2007

NIEMEIER Y HUMAREDA: PARALELO

Niemeier y Humareda
Oscar Niemeier y Víctor Humareda son dos grandes artistas; el primero, arquitecto brasileño de fama mundial; el segundo, pintor peruano de fama internacional.
Entre las obras que ambos han creado no puede establecerse comparación alguna; el primero es un arquitecto cuya obra máxima lo constituye la ciudad de Brasilia, capital de Brasil. Humareda pinto oleos que adorna ls paredes de Museos de Arte y coleccionistas de cartel.

Al finalizar el 50 y empezar el 60, Niemeier entregó al mundo una de las obras más audaces tanto por sus dimensiones físicas cuanto por su moderna belleza arquitectónica. El Brasil, que antes tenía como capital a Río de Janeiro, se mudó a Brasilia, casi al corazón del país, con Juscelino Kubitschek, (Kubicheke prouncian los brasileños) y todo porque en ese entonces, el era el presidente de la República..
Luego, Niemeier construyó otras obras en su país y Europa así de magníficas y monumentales demostrando una potencialidad creadora única e inagotable.

Humareda
Victor Humareda fue un pintor peruano nacido en Puno, uno de los departamentos más emblemáticos de la etnia aimara y famoso por estar situada, la capital, a las orillas del lago Titicaca.
Humareda murió joven. Fue un pintor innato dueño de una paleta esplendorosa en el sentido apoteósico de la creatividad, aunque sus cuadros son tristes, sombríos, conformados por payasos abrumados, prostitutas lánguidas y paisajes crepusculares.
Sin embargo, todos sus cuadros tienen una carga de ternura capaz de conmover a quienes alcanzaban a contemplarlos. Humareda era entonces un hombre tierno y triste y sin embargo, sonriente. Acaso nunca probó el sabor de las lágrimas. Era de un corazón muy tierno pero de una hombría indígena acerada.
Joven aún fue atacado por un cáncer a la laringe que, primero le cortó la voz para que no volviera a escuchar el estrépito de su risa y, finalmente, lo envío a la tumba.
Humareda fue, lo que se dice comúnmente, un hombre nacido “pour epater a les bourgois”. Vivía en un hotel situado en uno de los barrios más marginales de la ciudad. Su atelier era su mismo cuarto.
En pleno Siglo XX, vestía de frac y salía a las calles con tongo y guantes de preville. Las gentes que por entonces no usaban ni frac ni tongo se reían de Humareda. “Eso es lo que ellos creen –decía Humareda- que se están riendo de mí, cuando yo soy quien se rié de ellos, de sus reacciones circences, de su curiosas formas de ver la vida, de ver a los demás”.

Niemeier
Hoy aparecieron en los diarios locales sendas noticias sobre Oscar Niemeier y Victor Humareda.
Niemeier va a cumplir 100 años de edad, y a Humareda lo van a recordar en un salón de pintura en estos días.
Yo conocí a ambos personajes y dentro de la teoría de la relatividad puedo afirmar con toda conciencia que fui amigo de los dos.
Conocí a Niemeier en Río de Janeiro, presentado por el dramaturgo Guillerme de Figueiredo, a un año o dos de inaugurada Brasilia, cuando se asentó allá el gobierno y la ciudad; entonces, la novísima ciudad empezó a poblarse de gentes acaso aristocráticas o muy ricas.
Niemeier se entristeció mucho, porque nos decía que él había construido una ciudad para que vivieran todos los brasileños, es decir, sin distinción de clases. Niemeier, que en realidad se llamaba Oscar Ribeiro de Almeida Niemeier Soares Filho, fue comunista de la misma estirpe que Jorge Amado, Vinicius de Morais y otros de su generación.
En su libro estipula: “Espero que Brasilia sea, también, una ciudad de hombre felices, hambres que sientan la vida en toda su plenitud, en toda su fragilidad. Hombres que comprendan el valor de las cosas simple y puras - un gesto, una palabra de afecto y solidaridad”.
A él le dolió mucho lo de Brasilia y por eso, años después, construyó el “Sambódromo” donde se realiza anualmente la fiesta del Carnaval de Rio que es “o mais famoso do mundo”.
En la inauguración de esta obra encontré a Niemeier y ambos recordamos algunas reuniones que mantuvimos juntos con Vinicius y Figueiredo, y Manoel Bandeira, muy enfermo y anciano ya.
Una noche fuimos a su casa y me obsequió su libro de pasta roja con unas diseños de Brasilia y su título “Minha experiencia em Brasilia”. que lo autografiaron él, Vinicius y Djanira. Luego nos fuimos a ver una “macumba” auténtica en un “morro” lejano y ahí amanecimos compartiendo una noche de brujería.

Humareda
Conoci a Humarea muy joven porque era de mi generciòn y porque una vez lo encontré en La Parada, uno de los más grandes mercados populares de Lima. Por ahí andaba Huamareda haciendo retratos a carboncillo, me hizo uno a mi y otro a Betty y solo nos “cobró” una sopa china de wantan, y un abrazo.
Recuerdo a Niemeier y a Humareda en el mismo nivel de afecto en mi corazón.
Ambos artistas, uno más famoso que otro, pero ambos sensitivos, y ambos llenos de inmensa ternura humana. De ese sentimiento común me acuerdo mucho más que de sus rostros.

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