PERU: SOLO DOS URGENCIAS

Debido interpretaciones disímiles, he recibido numerosos comentarios al blog anterior donde proponía tomar cuatro medidas urgentes para mejorar nuestra situación interna frente a las amenazas que nos traen los vientos antárticos.

Tomando en consideración las opiniones de varias personas con quienes intercambié ideas antes de escribir dicho blog, propuse:
1.- Restablecer el SMO,
2.- Restablecer los cursos de SM en los colegios de secundaria y universidades;
3.- Restablecer el viejo método de Movilizables, enseñanza a quienes no tenían acceso a la enseñanza militar ni en calidad de estudiantes, y
4.- Establecer medidas o fórmulas para recabar fondos y dedicarlos directamente al rearme y modernización de las FF. AA.

Algunos personajes me escriben que no están de acuerdo con el restablecimiento del SMO porque se gasta mucho dinero y “porque en los países más avanzados del mundo ha sido suprimido. Lo mejor es contar con una tropa de voluntarios, fomentando el profesionalismo, a condición eso sí de que se les pague bien. No como ahora que se les da a los pobres una propina que más parece una miserable dádiva”.
El opinante pide una tropa de voluntarios a quienes se les pague bien. Correcto, si eso fuera posible. En la actualidad, la situación económica en el país es tan crítica que los jefes de la FF. AA. ganan lo que los profesores universitarios o los taxistas con suerte.
Aquí se tiene que desarrollar un estado de conciencia tal que el salario no esté por encima de la preparación militar. El problema es pensar en que si no estamos de alguna manera preparados militarmente, una guerra imprevista nos puede conducir a un desastre total.
Adam Smith propuso: “El primer deber del soberano, el de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes, solo puede ser cumplido mediante una fuerza militar. Pero el gasto que comporta la preparación de esta fuerza militar en tiempo de paz y el empleo de la misma en tiempo de guerra, es muy diferente en los diferentes estadios de la sociedad, en las distintas etapas de su desarrollo…” (La Riqueza de las Naciones, 1776).

Otro opinante dice: que “ir a un proceso de "militarización" es una solución extrema y extremista. Nadie duda que las fuerzas armadas son sumamente importantes, pero la verdadera guerra que debemos ganar es la guerra de la educación. Cuando tengamos mejores profesionales (que incluye a los militares), mejores estudiantes, mejores ciudadanos, mejores empresarios, mejores contribuyentes, mejores artistas, mejores gobernantes, mejores personas, ahí ganaremos siempre y a todos”.
Valiosísima opinión, ideal, aunque lindante con los sueños de Tomás Moro. Imposible pedirle al Perú, un país en desarrollo, traumatizado por las crisis políticas y sociales internas, sueñe ahora, cuando otra es la realidad. Demás está confirmar que casi todos los países del mundo como el nuestro, basan su desarrollo en la educación, la salud y el trabajo.

En fin, el problema es muy complejo, pero no me arrepiento de mis propuestas ni de las opiniones que se vierten a las que respeto plenamente, menos a las provenientes del sur porque no son constructivas sino solo insultantes.
De ninguna manera mi propuesta es la militarización, sino una forma de 1) prepararse básicamente para responder a una embestida bélica; y 2) de crear conciencia nacionalista, que la tenemos por los suelos.

Leamos este fresco ejemplo lamentable: El diario CORREO ha informado que: “Wagner pide buscar nuevas opciones de financiamiento para las FF.AA”- En el texto se lee que “Luego del rechazo de los presidentes regionales de destinar a la Fuerza Armada, parte de sus recursos provenientes de las regalías mineras, ayer el ministro de Defensa, Alan Wagner, dijo que eso es previsible, pero agregó que es necesario buscar nuevas opciones de financiamiento en el largo plazo”. ¿Cuándo? ¿En el 2011?
Las FF. AA. de Chile recibe millones de pesos anuales que le entrega el Estado, aunque hay, creo, unos 300 mil estudiantes que hacen mítines permanentes pidiendo les rebajen la cuota a los militares y la empleen en la educación pública: qué bien, los jóvenes chilenos.

En cambio nosotros damos otro tipo de demostración contante y sonante de falta de conciencia estratégica y política, de lo que nos ocurre interna y externamente. La clase dirigente está por los suelos. No sé puede negar ya que existe una larvada amenaza de violencia y es necesario prevenir para que no nos ocurra lo que en el pasado. Pero, los presidentes de las Regiones de todo el Perú, -salvo uno, creo- no quieren dar ni un centavo para las FF. AA. Tremendo gesto antipatriótico, indigno para estos momentos.
De todos modos, tal como grita el auténtico pueblo peruano: ¡Viva el Perú, carajo!