EL MUNDO, UN DÍA

Blog del Periodista Manuel Jesús Orbegozo. Este blog se mantendrá en línea como tributo a quien con su pluma forjo generaciones de periodistas desde la aulas sanmarquinas. MJO siempre presente.

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Location: Lima, Lima, Peru

Primero, recorrió todo su país en plan informativo, y luego casi todo el mundo con el mismo afán. Por lo menos, muchos de los grandes sucesos mundiales de los últimos 30 años del siglo XX (guerras, epidemias, citas cumbres, desastres, olimpiadas deportivas, etc.) fueron cubiertos por este hombre de prensa emprendedor, humanista, bajo de cuerpo pero alto de espíritu, silencioso, de vuelo rasante, como un alcatraz antes que de alturas, como un águila, por considerar que la soberbia es negativa para el espíritu humano. Trabajó en La Crónica y Expreso, y más de 30 años en el diario El Comercio como Jefe de Redacción, luego fue Director del diario oficial El Peruano y como profesor de periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo sigue siendo aún después de 30 años seguidos. Esta es un apretada síntesis de la vida de un periodista hizo historia en el Perú y en muchos de quienes lo conocieron. Puede además ver su galeria fotográfica en http://mjorbe.jalbum.net Nota: MJO partio el 12 de setiembre para hacer una entrevista, la más larga de todas. MJO no se ha ido, vive en cada uno de los corazones de quienes lo conocieron.

Wednesday, January 27, 2010

LA MASACRE DE UCHURACAY: 29 AÑOS

LA MASACRE DE UCHURACAY:
29 AÑOS


Ayer 26 de enero se recordó un anivesario más de la Masacre De Uchuracay. Todos los periodistas que fueron asesinados y a quienes conocimos más aunque fuera solo a uno de ellos, recodamos hondamente esa tragedia y además afirmamos con conciencia que el periodismo no es un juego de escritorio ni un juego otro cualquiera o en todo caso, es un juego macabro porque lo es permanente con la muerte.
Muchos periodistas han muerto en los mejores días de su vida cuando ni lo soñaban. De repente un balazo o una cuchillada acabaron con su vida mientras él ni lo soñaba, para el lo más importane era cumplir con sus obligaciones profesionales de informar, de comunicar los hechos a quienes lo único que esperan es eso, saber o conocer qué cosa ha ocurrido detrás de la esquina.
Los que murieron en Uchuracay eran jóvenes, incansables, desprendidos, honorables, grandes de espíritu. Estaban disfrutando de lo mejor de sus vidas.
Nunca pensaron que una mañana nublada de odio iban a morir en un recodo andino y lo que es más doloroso aún sin saber realmente quien los mató, quién se ensaó con ellos, cómo murieron. Las investigaciones nunca dijeron toda la verdad ni se aproximaron siquiera, según claman sus deudos.
Los periodístas generacionales o no, que todavía quedamos vivos, nos detenemos siempe en una esquina cualquiera o en un altar de catedral o iglesia de barrio y nos inclinamos ante quienes la gloria los ha bautizado como “Los Mártires de Uchuracay”. (MJO)



PROMOCION SANMARQUINA
“LOS MARTIRES DE UCHURACAY
Ayer, 26 de enero, se cumplió un aniversario más de la masacre de Uchuraccay. En honor a los periodistas que murieron, nuestra Promoción lleva el nombre de Mártires de Uchuraccay. La oportunidad fue, es y será propicia para recordar ese lamentable suceso y también para pensar que ya han pasado 29 años de la muerte de:

Eduardo de la Piniella y Pedro Sánchez (de El Diario de Marka)
• Félix Gavilán (corresponsal de El Diario de Marka)
• Willy Retto y Jorge Luis Mendívil (de El Observador)
• Jorge Sedano (de La República)
• Amador García (del semanario Oiga)
• Octavio Infante (de Noticias de Ayacucho)
• Juan Argumedo (guía e intérprete)
• Severino Huáscar Morales (comunero, quien intentó impedir el asesinato de Juan Argumedo)
Saludos para todos los que integramos la "Base 76" y como dice Benedetti "...el olvido está tan lleno de memoria que a veces no cabe la remembranza" (Claudio Cano)

Saturday, January 23, 2010

HAITI: DONDE EL VUDU ES UNA RELIGION

Publico la segunda de las crónicas escritas por mí hace varios años luego de visitar Haití. Las crónicas aparecieron en el diario El Comercio y posteriormente en mi libro “Testigo de su tiempo”, II Tomo. (Fondo de Cultura Económica, Carretera Picacho Ajusco 27, 14200, MEXICO D. F.)


HAITI:
DONDE EL VUDU ES UNA RELIGION


No fue fácil dar con Max Beauvoir. AUnque casi todo el mundo lo conoce en HaitÍ vive muy lejos de la ciudad, en la prolongación de la interminable Av. J.J. Dessalines, en una quinta medio misteriosa a la que se ingresa luego de transponer una reja de fierro. Lo que se diría una sala de recibo es una semicueva de piedras, una hornacina donde han colocado un machete. En sus tarjetas de visita Beauvoir le llama a su cuartel de operaciones: “Le Peristyle de Mariani”.
Me recibió una hermosa muchacha llamada Estelle, que es su hija. Ella me dijo muy adecuadamene que su padre estaba demasiado ocupado en esos dias y que le parecia imposible me concediera una entrevista.”Su tiempo está medido –me dijo- creo que no podrá recibirlo. Hice mil alegatos ante lo cual casi convencida me dijo “Sin embargo, regrese mañana a esta misma hora para que le diga que he hecho por usted”.
Cuando regresé, Estelle me anunció que al dia siguiente Max tendría mucho trabajo. La televisión alemana lo entrevistará hasta el medio día y en la tarde, daría una entrevista a la enviada especial de Le Figaró de Paris.
“Procuraré convencer a la periodista francesa para que le acepte entrar con ella a entrevistar a mi papá”. A las 4 de la tarde, la periodista francesa y yo nos encontramos en la sala de recibo de piedras y hornacinas con el machete. Comentamos lo raro del lugar, especulamos sobre la hechicería en Haití y una hora más tarde estábamos con Max Beauvoir.

Un hombre de corte moderno, robusto de unos 50 años de edad o más, pero sobre todo inteligente y realmene, una biblia del vudú. Nos informó que él habia heredado los conocimientos del vudú pero que los había perfeccionado sobre la base de la práctica y el estudio científico en Haití, Ghana, Africa.
Sus respuestas coincidian con las explicaciones que los estudiosos de la etnología le dan al vudú en su relación con la vida social haitiana. En efecto, dijo que el vudú es una religión popular nacida del sincretismo enre los diversos cultores del Africa tribal y de ciertas creencias y prácticas católicas aprendidas por los negros bajo el colonialismo francés. “Pero este fenómeno es ancestral y por lo tanto, no solo respetable como expresión cultural que se pierde en la noche de los tiempos, sino como recurso para sobrevivir su vida de abandono y de miseria ecónomica y social”, explicó.

-Los negros africanos vinieron a Haití hace 420 años, ¿puede sobrevivir ese tipo de simplicidad de religión primitiva?, pregunté yo.
Beauvoir exlicó que la vida de los negros en Haiti no ha sufrido grandes variantes en el terreno cultural. Puso algunos ejemplos sobre la presiòn que ejercen los cambios en sociedades como la europea. Explicó que en la Edad Media, la brujería era común en Francia, Italia, Inglaterra o Alemania, pero que ha desaparecido prácticamente ante el empuje de la industrializaciòn, electrificación, etc.

El etnólogo negro Ballard Philome recuerda a estudiosos como Duvalier (no el tirano) o Michelet, autor de una obra muy importante llamada “Hechicería” quien sostiene que esa práctica justamente, va de la mano con la pobreza, la ignorancia, la miseria de un grupo social ¿Por qué no justiticar en Haití la magia en las curaciones como una consecuencia del estado de subdesarrollo en que se encuentra el país?, reflexionó con su autopregunta el etnólogo.

Porque Haiti –lo sabe todo el mundo- es aun uno de los países más pobres de América. De cada 100 personas, 85 no saben leer ni escribir y solo hay 6 médicos para 10 mil personas. Recurrír a un médico es un superlujo. Una mañana me desperté con cólico biliar. Solicité un médico. Fue a examinarme y me recetó una inyección de antalgina. Solo por eso me cobró 30 dólares, que para un haitiano era una cantidad impagable, todo un mundo de dinero.,
El padre Aristide me diría después ¿Ve, usted?. Por eso, el pueblo se ve obligado a recurrir a los yerberos, a los hechiceros –“gougans”- le llaman ellos- para curar sus males. De lo contrario, Haiti habria sido diezmado por las enfermedades.

En su despacho, saturado de libros de ciencia antropológica, sociológica y hasta de filosofia, de cuadros con signos cabalisticos y surealistas, Beauvoir , con voz pausada y sin aspavientos de ultratumba nos explicó que el vudú es una religiòn. Le pedimos explicaciones.
El recurrió a definiciones conocidas como que toda religiòn precisa de tener un dogma, un culto, un código de moral y sacerdotes. “El vudú cumple con todos estos requisitos”, nos dijo Beauvoir y explicó largamente los detalles. Habló de sacerdotes a quienes se les llama “Houssis o Hourgans o Expediteurs”.
Nosotros los llamamos brujos, chamanes o simples curanderos.
-¿Son ellos los que curan o matan a las personas?

Corto aquí esta segunda crónica por ser muy larga e inserto lo siguiente revelado por Beauvoir:
Los “Expedicionarios” recurren a los venemos tradicionales y buscan formas más sutiles de llegar a los que han sido señalados para dar muerte. Me contaron sobre uno de ellos que intentaba matar a otro. Le obsequió un lápiz de labio a la esposa de la futura victima y esperó. La mujer se pintó los labios y cuando el marido la besó, el hombre cayó fulminado por el veneno. La mujer murió también entre estertores por haber ingerido parte del veneno.

Wednesday, January 20, 2010

HAITI Y DIOS

Voy a publicar unas crónicas escritas hace varios años de cuando visité Haiti. Las crónicas aparcieron en el diario El Comercio y posteriormente en mi libro “Testigo de su tiempo”, II Tomo. (Fondo de Cultura Económica, Carretera Picacho Ajusco 27, 14200, MEXICO D. F.)


HAITI:
DONDE DIOS ERA UN CONSUELO


Según referencias, el 90 por ciento del pueblo es católico, justamente, llegué el día en que se celebraba una fiesta religiosa muy grande: El Día de Dios.
Presencié por lo menos diez procesiones en toda la ciudad. Había que ver cuánta religiosidad, la gente acompañaba muy contrita a la Sagrada Hostia, que paseaba como no lo hace en otros países del mundo. En todos los hogares habían colocadas imagenes o se arrojaban pétalos de flores para homenajear el paso de Dios.
Haití es católico aunque eso nada tiene que ver con sus mágicas costumbres ancestrales, el vudú, una de sus más arraigadas manifestaciones culturales, tanto como el espeluznante misterio del zombismo, son prácticas nacionales. Algo de bueno debe darles el vudú, por ejemplo, dicen que quienes lo practican nunca roban ni cometen otras faltas o delitos porque saben que hay espíritus que los están espiando a control remoto, quienes podrían imponerles severos castigos.

LOS ZOMBIS
Esas prácticas fetichistas son muy comunes en Haití. Para tener una fuente digna de máxima credibilidad recurrí al más alto cultor del vudú y del zombismo: Max Beauvoir.
El me contó que dos días antes de la entrevista habían asesinado a 14 haitianos practicantes del vudú. Estaba muy preocupado por esa escalada de terror y afirmó que en tales circuntancias a estos no les quedaba sino armarse para repeler la agresión.
Una periodista del diario “Le Figaro” que estaba conmigo le preguntó a quiénes culpaba de esas muertes. Beauvoir contó que una turba había atacado su casa recientemente y señalo al padre salesiano Jean Bertrand Aristide como a la cabezxa de ese ataque.
Dos dias después el padre Aristide -que tiempo más tarde se convertiría en el Presidente de la República hasta cuando escribo estas páginas- me afirmó que tales acusaciones eran falsas. Rechazó de manera terminante las afirmaciones de Beauvoir. Inclusive reconoció al vudú como uno de los aspectos más valiosos de la cultura haitiana.
Los recients casos de asesinatos, los consideró como problemas de orden político. Dijo qe el pueblo había reconocido en los asesinatos, no a practicantes sinceros del vudú, sino a “macutos” o sea, a ex policías de Duvalier disfrazados de vuduistas. “Por eso los mataron” dijo. Aceptó al vudú de lo que tiene de positivo. “Estoy en contra –opinó- de sus aspectos negativos”, por ejemplo, todo tipo de maleficios y muertos gratuitos por envidia o venganza.
Ningún periodista que llega a Haití deja de interesarse por el vudú, ese compendio de magia y hechicerías que ha hecho de ese país un modo de vida y un atractivo turistico y científico de primera categoría. El máximo producto de estas prácticas vienen a ser los zombies, esas personas que caminan, comen, hablan, duerme, actúan pero que están como muertos. Es decir, ya no rsponden a sus propios deseos, sino a órdene de sus amos, como robots que se mueven a control remoto.
En Haití hay miles de especializados en vudú, pero el más representativo, la figura máxima del vudú hatitano, el “Papa del Vudu” es Max Beauvoir. A él había que entrevistar. Eso hice. tocine
HAITI

Friday, January 15, 2010

15 de enero 1881

¡Gloria a los valientes que pelearon en Miraflores!



Adjunta está la transcripción de un documento histórico redactado por el coronel Víctor Miguel Valle Riestra, combatiente en las líneas de defensa de la ciudad durante la Batalla de Lima. Este documento es un testimonio fiel de los hechos sucedidos en Chorrillos durante la invasión chilena. Este testimonio es insospechable de fraude pues copia del original permanece en los archivos de la organización cultural americana Wikisource del Estado de Florida en los Estados Unidos. El coronel Valle Riestra es antepasado del actual congresista Javier Valle Riestra González Olaechea quien varias veces se ha referido a él por su participación patriótica en las batallas de San Juan y Miraflores. Es un poco largo pero sumamente interesante. Vamos a ver cómo se sienten después de su lectura aquellos que claman por el olvido.



Saludos,

Dante Castillo; danca2@terra.com.pe





Testimonio del coronel Víctor Miguel Valle Riestra


“Al comenzar estas líneas me encuentro tentado en poner punto final a mi trabajo. Lo que voy a narrar, es una lección para la nación chilena, y la grave falta que sus soldados cometieron, conviene se recuerde....



Pero no hay que temer que el roto sea disciplinado cuando se les presente ocasiones iguales; y hoy más que ellos conocen sus fuerzas y saben cuando deben de imponerse á sus fuitres.



Por otra parte, mi rencor contra el invasor, me incita a referir las espantosas escenas del incendio de Chorrillos, del saqueo y de los asesinatos que se realizaron en esa villa. Hay que recordar la historia vergonzosa de la crápula del ejército chileno en aquel memorable día; hay que mostrar el lodo de aquel ejército, que siendo vencedor quedó vencido durante 24 horas, porque sus vicios lo cegaron, y si no fueron exterminados, fue debido a que en las líneas peruanas no hubo una cabeza aunque sobraron corazones.



Dispersa en las calles de Chorrillos la soldadesca chilena, asaltó las pulperías y despacho de licores entre el diluvio de balas que se cruzaban en todas direcciones. Las pipas de vinos eran desfondadas á culatazos; los piscos rotos a balazos; las botellas descogolladas al golpe seco del corvo, tinto en sangre enemiga.......y amiga; y pocos minutos después 14000 chilenos estaban borrachos en las calles del Versalles peruano, siendo la oficialidad impotente para contener el desborde, que, repito, era más espantoso que una derrota. En ésta, la mancomunidad de la desgracia y de los peligros une a los hombres, pero lo que pasaba en Chorrillos, había relajado, olvidado y atropellado toda subordinación. El “delirium tremens” dominó al ejército invasor por completo.



Muertos, fusilados y asesinados, los cholos peruanos, el instinto sanguinario de los rotos buscó nuevas víctimas, y los extranjeros, principalmente los italianos, fueron exterminados. Muchos de éstos habían quedado en Chorrillos guardando sus intereses, pero todos fueron fusilados ¿Cómo comenzaron tales asesinatos con personas que no habían tomado la menor parte en el combate?



En la calle del Tren, un despacho fue asaltado y los chilenos trataron de insultar a la esposa del italiano que custodiaba el negocio. Este se interpuso como era su deber y la quiso arrancar del poder de los soldados, pero hicieron fuego sobre aquel infeliz y una bala puso fin a sus días. ¿Qué fue de la infeliz mujer? Hay cosas que dan asco referirlas. Insultada, maltratada, disputada a golpes, dejó de existir; ¡y su cadáver seguía siendo profanado por aquellas bestias del instinto!



Las pocas mujeres que quedaron en Chorrillos, fueron víctimas de los más inicuos crímenes (*), y esto a la luz del día, sin el menor recato, en plena vía pública. Y cuando la bestia dominaba al hombre en aquellas fieras armadas, las balas de sus rifles atravesando al rival y a la mujer disputada, les daba campo para arrojar a un lado el cadáver del primero y profanar el de la segunda.



Un italiano entre otros muchos, fue hecho prisionero, si se puede, en este caso, emplear la palabra. El pobre hombre lleno de miedo les halagaba su amor propio temeroso de que hicieran con él lo que habían hecho con sus paisanos. Era el desgraciado la befa de los guardianes. Uno le daba un golpe con la culata del rifle.



• Ande niño no má pa que coma pronto mancarroni, le decían.



Otro con la bayoneta lo iba punzando, y por último, el que estaba a su espalda se lanzó contra el infeliz y rodeándolo con los brazos por la cintura, le introdujo en el estómago un corvo vaciándole el vientre.



Un grito italiano y las carcajadas de los rotos se escucharon. Estas hicieron grato espectáculo de tan espantoso hecho.



• ¡Guatita con porotos niños!, decían en su sanguinaria burla.



El doctor Mac Lean, médico inglés y padre de una numerosa familia, nacida en Tacna, vivía en Chorrillos, en un rancho en la calle de Lima. La casa tenía una inmensa bandera inglesa, sobre la puerta, el escudo de aquella nación y en el muro, en una plancha de zinc, con los colores ingleses, se leía, PROPIEDAD INGLESA.



Este rancho, verdadero palacio, fue invadido por los chilenos, el respetable anciano se creía seguro bajo su bandera patria y protestó, pero fue insultado, golpeado, mientras los rotos se lanzaron al saqueo de despensa y muebles.



• ¡Mire padre eterno, le decían aludiendo a su blanca y poblada barba, nos ise donde están las chauchas porque si no lo fusilamos en seguidita no má!



El doctor Mac Lean trató de salir, llegando a conseguirlo hasta la reja de hierro, pero allí lo alcanzó un disparo que instantáneamente lo mató. Pocos minutos después ardía el rancho regado, por completo, de kerosene.



La crápula, a las cinco de la tarde, hacía, entre los invasores, sus terribles efectos.

Los niños estaban de remolienda, como ellos decían. Entre los muertos y heridos rodaban los borrachos, con esa... embrutecida y sanguinaria del chileno. Los gemidos y gritos, pidiendo socorro, de los heridos, se mezclaban con las blasfemias y cantos obscenos de los borrachos. Las coplas de la monótona chilena, se escuchaban al mismo tiempo que las oraciones de los moribundos.



Y la remolienda seguía in crecendo; ya no existía disciplina; ya no se conocían ni entre ellos. Una botella para vaciarla, una mujer, viva o muerta, una lata de kerosene para incendiar los palacios de Chorrillos, eran disputados á bala o á corvo.



No se cansaban de matar, cuando ya no había cholos peruanos ni bachiches ni gringos, se mataban entre sí, se quemaban como ratas.



El rancho, o mejor dicho el palacio que, en la calle del Tren, posee la familia Pflücker fue el teatro de espantosas escenas. Algo muy codiciable debieron encontrar ahí los rotos, puesto que como fieras, se disputaron el botín. Se dividieron en dos bandos y la más numerosa arrojó afuera a la menor. Pero ésta buscó refuerzo, y ya fuerte, atacó la casa, trabándose un serio combate entre chilenos; pero viendo los asaltantes que sus paisanos no cedían, resolvieron incendiar el rancho, y así se realizó, puesto que en pocos instantes las llamas rodearon a los que estaban dentro.



Trataron estos de salir, pero se les recibió a balazos, se les cazaba, apenas asomaban la cabeza.



Un jefe chileno, un sargento mayor, llegó a tales momentos y al presenciar lo que pasaba creyó que sus soldados sufrían un error. No comprendía que entre chilenos se matasen.



• Niños, les gritó, lanzando sus caballos entre los asaltantes, miren que los de la casa son chilenos. No hagan fuego, déjenlos salir.



• Mi jiefe, le contestó uno, déjenos no má que pa eso somos tantos. El mayor chileno dio órdenes de suspender los fuegos.



• Mire, señor patroncito, váyase no má – le repusieron en son de amenaza. Pero el jefe chileno quería imponerse y llevar al orden a sus soldados. Estos montaron en cólera.



• Mire el futre, le dijeron, ya pué abrirse á lo largo. Y lanzando una palabra peculiar del chileno, uno de ellos hizo fuego sobre el sargento mayor, matándolo en el acto.



Los de la casa fueron todos quemados vivos. Eran chilenos contra chilenos.



¿Para qué seguir relatando más? Cansa el espíritu, lo enferma el recuerdo de tales hechos.



El desorden de los chilenos intimidó á generales, á los jefes y oficiales. Se vieron impotentes para tal desmoralización, se encontraron amenazados de muerte por su mismo ejército.



El jefe ú oficial que intentara contener a sus soldados, era victimado sin compasión. Había que dejarles que incendiaran el último rancho, que se consumiera la última botella de licor.



La Reserva que, fuera de Chorrillos, tenían los chilenos, también se desbandaba. No podían los rotos permanecer arma al brazo cuando tan cerca tenían la remolienda, es decir, el saqueo, el incendio y el licor. Los centinelas abandonaban sus puestos.



El ejército chileno no existía. Era una manada de fieras embrutecidas que rodaban por el suelo como odras llenas de alcohol.



Por la noche, las llamas subían al cielo, rugían, lo devoraban todo. La gran hoguera alumbraba las más espantosas escenas que recuerda la historia de América.



Y allá, en Miraflores, doce mil hombres armados, valientes y resueltos, esperando una orden, animados del deseo de combatir, enfurecidos con el espectáculo del mundo de ese Chorrillos que tanto amaban, en donde se habían anidado sus ilusiones de juventud, de amor y de sueños de gloria.



Allá en ese Miraflores, doce mil hombres que amaban a la Patria, que tenían a sus espaldas, hogares que defender, afecciones sagradas que salvar; doce mil hombres que lanzadas sobre Chorrillos no hubieran tenido que hacer otra cosa que aplastar con las culatas de sus rifles los cráneos de veinte mil borrachos...

Tuesday, January 12, 2010

SAN JUAN, 13 DE ENERO DE 1881

Alfonso Bouroncle Carreón, Studium
La tragedia el 79

42 SAN JUAN (13 de enero, como hoy)

Los chilenos, estuvieron bien informados sobre las características del terreno y de las defensas y, que el ejército contrario, en forma increíble, quedó dividido en dos escalones sin conexión entre ellos y con extensas líneas defensivas llenas de vacíos por donde era posible la infiltración de sus batallones, además, contando con el apoyo de su artillería naval, atacaron al amanecer del día 13 de enero de 1881 la primera línea de San Juan y, después de rotunda victoria, el día 15 siguieron la batalla dominando la segunda línea de resistencia en Miraflores. Batallas en las que por encima de la calidad del soldado y comando chileno, que no fue gran cosa, primaron los desaciertos, improvisaciones o impericia del Dictador Piérola quien, con su ignorancia en asuntos militares, envuelto en sus delirios de grandeza, dominado por su profunda desconfianza en los demás y que nadie hiciera cosa alguna que le permitiera sobresalir, deseó hacer y dirigirlo todo, por pequeño o secundario que fuera, pero que sólo él interviniera, dirigió las batallas, resultando un completo desastre en dos capítulos y un gran culpable: Piérola. Manuel González Prada escribió sobre la batalla de Miraflores en la obra ya citada "Guerra con Chile": (132)
"En esos momentos avanzaron hasta donde nosotros estábamos (Hacienda de la Calera de la Merced), tres batallones de reserva, que aún no habían roto los fuegos, y entre estos el que comandaba el señor Pomar. Nunca he visto mayor entusiasmo. Todos pedían entrar en el fuego. D. Nicolás de Piérola se negó a que entrasen en combate y les ordenó a que regresaran a sus anteriores posiciones. Esta orden fue recibida en medio de protestas. ..".
En la batalla de San Juan, se inculpó al coronel Suárez de no haber cumplido con su misión e incluso haberse retirado hasta Chorrillos, en lugar de hacerlo hasta el Morro Solar como le ordenó Iglesias, en donde reiteradamente se negó a entrar en combate pese a las órdenes que recibió de Piérola. Lo más que hizo fue permitir a su subalterno, coronel Recavarren para que entrara en acción en el Morro Solar en apoyo a las tropas de la Legión Peruana, siendo diezmados por el enemigo.
En los Documentos Inéditos de la obra ya citada, el No. 11, referente a la batalla de Lima, por su contenido merece ser trascrito íntegramente: (133)
"La batalla de San Juan se inició a las 4 a.m. del 13 de enero de 1881. Piérola en persona comunicó a las tropas la salida del enemigo de Lurín, hizo levantar a Iglesias que mandaba el ala derecha, y éste mandó que la Legión Peruana ocupase la media falda del Morro Solar, para que se viese libre de los fuegos de la escuadra. Con este mismo objeto hizo retroceder, de la línea de batalla las divisiones de Dávila y de Suárez; pero estos no se contentaron con cubrirse con el Morro Solar de la flota chilena sino que abandonaron sus puestos, dejaron un inmenso frente vacío, y en buen orden se retiraron hasta Miraflores, sin tomar parte en la lucha (Suárez lo hizo al local de la escuela de clases de Chorrillos. Este paréntesis es nuestro). Iglesias debía haber reparado la falta, haciendo bajar de la cumbre del morro a los batallones Ayacucho y Cajamarca, que allí había; pero se limitó a hacer alarde de su valor personal, exponiendo su reputación de militar y hasta su buen sentido. En tan mala disposición sucedió que el Batallón Legión Peruana se tuvo que batir contra toda la división Lynch que componía el ala izquierda del enemigo, fuerte de 4.000 hombres; el resultado ya puede suponerse.
En mi concepto la batalla de San Juan fue una fuga general por parte de nuestro ejército. Habiendo comenzado el combate a las 4 a.m., tres horas después , se veían jefes y oficiales huidos a mas de tres leguas del lugar de la acción. El mismo Piérola, a las 9 a.m., se vino de Chorrillos por la playa, con no pequeño peligro y subió por la escalinata de Barranco. A las 11 llegó a Vásquez, almorzó y se echó a dormir a las 12 m. Como a las dos de la tarde y media, pasó por mi reducto que estaba en Camacho. Había perdido el ánimo para los que le creían valiente; yo creo que no había nada".
La batalla de San Juan tuvo en Iglesias a su defensor, secundado por Cáceres y Recavarren que se batieron con entereza y valor pese a la superioridad aplastante del enemigo.
Aparte de lo ocurrido 13 en San Juan, sobre la batalla de Miraflores del día 15, se presenta en Anexo No. 39, los "Recuerdos del 15 de enero de 1881 (En un Reducto)", documento explicativo de lo acontecido.

En la obra de Caivano (137), hay una anotación sobre la parcialidad del Vaticano en esta infausta guerra a favor de Chile:

"En el periódico "El Mercurio" de Valparaíso del 18 de marzo de 1881, encontramos: "ROMA Y CHORRILLOS" — Por carta recibida de Roma con fecha 26 de enero, se sabe que en el mismo día 13 de aquel mes, en que tuvo lugar la batalla de Chorrillos (de San Juan: en Chorrillos no hubo batalla sino saqueo e incendio, mucho después de concluida la batalla en el Morro) los chilenos residentes en Roma habían conseguido una audiencia del Sumo Pontífice León XIII, en el Vaticano. . . Las señoras chilenas pidieron a su S.S que bendijese al ejército de Chile, y él lo hizo inmediatamente con mucha unción. Es un hecho muy singular, que el Papa estuviera bendiciendo en Roma aquel mismo ejército que en aquel día y en aquella hora combatía a las bases del Morro Solar.
Y nosotros decimos: el Papa bendecía al ejército chileno, desde su silla infalible del Vaticano, en el día y momento mismo en que aquel consumaba, con el estrago e incendio de Chorrillos, uno de los hechos mas inicuos y atroces que tenga que registrar la historia".

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