PADRE LANSSIERS, ADIOS
Ya diez años atrás, el padre Hubert Lanssiers era muy conocido en el país. Pero no conocido en los círculos de las más altas esferas oficiales ni de la cucufatería religiosa, sino en los penales, en las cárceles a donde se supone solo va la escoria social.
El padre Lanssiers, belga de nacimiento, vivó su juventud atormentado por los bombardeos en los países en guerra, como Vietnam y Japon y aún los actores de la II Guerra mundial, cuando apenas era un niño.
Justamente en Japón ingresó a la Orden de los Recoletos y ordenado sacerdote, llegó al Perú en 1964.
Poco tiempo después fue designado para trabajar en las principales cárceles de Lima, donde diez años más tarde, dichos centros de reclusiòn empezarían a llenarse con los primeros terroristas capturados luego de cometer sus actos demenciales.
Sin embargo, tal como ahora se sabe terminantemente, mientras los terroristas causaban infinidad de muertes inocentes, también las fuerzas estatales represivas cometían infinidad de apresamientos ilegítimos y muertes inocentes.
Aquí fue donde, el padre Lanssiers, empezó a tallar convencido por evidencias irrefutables que había muchos apresados injustamente.
Un día, cuatro sanmarquinos fueron llevados a Canto Grande y pocos meses después eran condenados por los “Jueces sin rostro” a 30 años de prisiòn por “dellitos de terorismo comprobado”.
David me pidiò que debería entrevistar al padre Lanssiers.
Asi fue como una mañana, nos sentamos frente a frente a conversar sobre la inocencia de David y de muchos no solo apresados sino conenados a prisiòn no obstante haber comprobado su inocencia.
Justamente, David nunca había sido terorista. Era un silencioso estudiante de psicología que una tarde fue capturado en su domicilio junto a tres compañeros más renuidos a estudiar un examen para el siguiente día.
La policia los encarceló. Los jueces no tuvieron compasiòn y los condenaron.
Los estudiantes eran "terroristas" para los “Jueces sin rostro”, pero no para Lanssiers. De la misma manera como operaba con otros presos a quienes el sacerdote confirmaba su inocencia, empezó a arar mar y cielo con el fin de obtener la libertad de David. Y la obtuvo.
Viva la libertad, aunque un poco tarde para David. Su recien formado hogar de hacía tres años, estaba derruído. La esposa huyó no se sabe a donde y todo era una desdicha.
El padre Lanssiers actuaba como miembro de la Comisiòn Ad-Hoc de Indultos formada oficilamente en 1996, sabedoras algunas autoridades de que se estaba condenando a inocentes. El presidente del Perú era Fujimori, y el presidente de “Sendero Luminoso” era el terrorista Abimaal Guzmán, “Presidente Gonzalo”.
Ernesto de la Jara, Director de Defensa Legal contó que “una vez, Lanssiers se presentó ante una autoridad de muy alta investidura a expresar su preocupaciòn por los presos inocentes, en nombre de la Comisiòn gubernamental. La autoridad creyó que se trataba de un extranjero, obviamente por su inigualable forma de pronunciar la “erre”. Y le preguntó, ¿De qué gobierno es usted?, Lanssiers le contestó: “del gobierno de Fujimori porque tengo entendido que el presidente Gonzalo tuvo que renunciar”.
La mañana que conocí al padre Lanssiers, me obsequió su libro “Los Dientes del Dragón”, con su carátula roja surrealista. Lo firmó: “A Manuel Jesús, con la esperasnza de un mundo más luminoso”. Porque el mundo para él solo era medio luminoso, era más bien oscuro o medio oscuro, una parte del alma hmana es negra, esta envuelta en una densa sombra o neblina.
Antes de leer el texto escrito luminosamene por el padre Lanssiers, leí el prólogo escrito por la periodista Sonia Goldemberg: “Según una antigua leyenda del Talmud, que se remonta a los tiempos de Isasías, el mundo se sostiene gracias a treinta y seis justos, los llamados “Lamed waf”. Su nombre coincide con el valor numérico de sus letras en hebreo. Los “Lamed waf” se ocultan entre los simples mortales, y son tan modestos que ni ellos mismos a menudo se dan cuenta de que son santos. Dispersos por el mundo, no se conocen entre si. Pero si en una generaciòn faltara uno solo de los justos se produciría un cataclismo cósmico que podría arrasar con la especie humana. Y es que, gracias a sus poderes místicos, los “Lamed waf” logran evitar muchos de los desastres, calamidades y padecimientos que los seres hmanos se empecinan en producir a sus congéneres desde tiempos inmemoriales. Ello se esmeran en pasar desapercibidos. Muy rara vez ocurre que, por algun accidente, un “Lamed waf” puede ser descubierto. Precisamente, un accidente despertó mis sospechas de que Hubert Lanssiers, sacerdote belga de los Sagrados Corazones, que lleva más de treinta años realizando un trabajo silencioso en el Perú, es efectivamente un “Lamed waf.
Sonia Goldenberg no anduvo equivocada. El padre Lanssiers era uno de esos sabios buenos que se menciona en el Talmud con la diferencia de que la muerte de Lanssiers no va a causar ningún cataclismo, salvo cataclismos de pesar en el corazón de los cientos de presos inocentes que fueron liberados gracías a su capacidad de honrar a la especie humana.
Los que conocimos al padre Lanssiers, como ese otro hombre: el bueno- el que todos llevamos dentro, también vamos a sentir mucha pena en el corazón por su muerte.
Muchas gracias, Padre Lanssiers por su presencia en el Perú, adios.